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Es probable que en caso de no haber existido el saqueo de Luis Rold¨¢n y la chapuza del terrorismo de Estado, el PSOE habr¨ªa sido finalmente desalojado del poder ahora por la inseguridad y los efectos psicol¨®gicos que la inmigraci¨®n ilegal provoca en la sociedad. A ello hubiese contribuido, sin duda, el desmesurado concepto de solidaridad de la izquierda de alpargata, que habr¨ªa convertido las fronteras en un coladero mayor, si cabe, que lo son en estos momentos en los que gobierna un partido con un severo sentido policial de la autoridad. Es evidente que de haber llegado a producirse ese escenario el PP hubiese percutido con una oposici¨®n tan demoledora como la que asest¨® a principios de los noventa con motivo de la corrupci¨®n. Sin embargo, ahora los socialistas no saben sacar punta de este acontecimiento cotidiano que est¨¢ tensionando la opini¨®n del ciudadano y poniendo contra las cuerdas al PP. Ni siquiera da la impresi¨®n de que aprovechen la renta de situaci¨®n que les confiere estar en la oposici¨®n para redefinir su posici¨®n al respecto y ajustarla a la nueva realidad social para anticiparse a los gobiernos del PP con renovados argumentos y propuestas. Ni uno ni otro partido se est¨¢n esforzando en hacer una pedagog¨ªa de la inmigraci¨®n para razonar su necesidad, tanto para poder mantener el nivel productivo de la naci¨®n como para asegurar en el futuro las pensiones de una poblaci¨®n envejecida, siendo a la vez inflexibles con la gesti¨®n de un fen¨®meno que est¨¢ desequilibrando los descapitalizados servicios p¨²blicos: la ilegalidad, la delincuencia y todas aquellas actitudes y costumbres (la disculpa del multiculturalismo) que no respeten los valores democr¨¢ticos conquistados y supongan un peligro para nuestro modo de vida y nuestra cultura. M¨¢s all¨¢ de la labor de los sindicatos no hay nada. Sin embargo, de ese vac¨ªo se aprovechan muchos empresarios sin escr¨²pulos y no pocos delincuentes que consolidan e incrementan la sensaci¨®n de amenaza, a la espera de que aparezca un bocazas que exprima electoralmente la situaci¨®n, mientras una vez m¨¢s los coros habituales hacen vuelos de gallina simplificando lo complejo y le cuelgan el cartel de facha como si estuvi¨¦ramos en los ochenta.
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