El nuevo s¨ªndrome de Estocolmo
Los suecos, ante el dilema de profundizar en su modelo de bienestar o aceptar el reto de entrar en el euro
Suecia se enfrenta al dilema de decidir si su Estado de bienestar, que ha dado lugar a una de las democracias m¨¢s igualitarias y pr¨®speras del mundo, es un modelo del pasado o una gu¨ªa para el futuro. Las elecciones generales del pr¨®ximo 15 de septiembre y, sobre todo, el anunciado refer¨¦ndum sobre el euro en 2003 han puesto en el primer plano del debate pol¨ªtico los pros y contras de una mayor integraci¨®n en la Uni¨®n Europea.
Lars Ohly, diputado por Estocolmo del Partido de Izquierda (PI), no tiene dudas. Su partido, que llev¨® la etiqueta de comunista hasta 1990, no es ninguna antigualla. Obtuvo el 12% de los votos y 43 diputados en el Riksdag (Parlamento) en las elecciones de 1998 y su apoyo junto con el de los Verdes (16 diputados) es decisivo para que el Gobierno socialdem¨®crata que dirige G?ran Persson saque adelante sus iniciativas legislativas. 'Nos opusimos a la entrada en la UE en el refer¨¦ndum de 1994 y nos oponemos tambi¨¦n al euro porque supone un peligro para el modelo de democracia sueco y porque no estamos de acuerdo con la pol¨ªtica econ¨®mica de la UE', afirma Ohly. 'Entrar en el euro significar¨¢ bajar los impuestos, que algunos sectores queden desprotegidos y una estrategia contra el paro mucho m¨¢s d¨¦bil. El Estado de bienestar sueco a¨²n funciona'.
'El euro supondr¨¢ que bajen los impuestos y una estrategia contra el paro m¨¢s d¨¦bil'
Las cifras macroecon¨®micas no desmienten al joven y extrovertido diputado de izquierdas. El paro es del 3,8%, la poblaci¨®n empleada alcanza m¨¢s del 77% y las finanzas p¨²blicas presentan super¨¢vit desde 1996. Adem¨¢s, Suecia encabeza todas las listas en los ¨ªndices de desarrollo humano. Pero la pregunta que se hacen los partidos de la derecha es la de hasta cu¨¢ndo ser¨¢ as¨ª. Sus l¨ªderes ven en el horizonte algunos signos de que el sistema est¨¢ tocando fondo. La productividad por trabajador cay¨® el a?o pasado hasta el punto de s¨®lo superar en la UE a las de Grecia y Portugal, las listas de espera en la seguridad social engordan sin cesar y el absentismo laboral, que ronda el 10%, contin¨²a creciendo.
Gunnar Hokmark, diputado del Partido Moderado (antes Conservador), que cuenta con 82 esca?os, defiende la incorporaci¨®n de Suecia al euro 'cuanto antes' y cree que ha llegado el momento de preocuparse de 'la sociedad del bienestar y no del Estado del bienestar'. Su colega, Mats Odell, del Partido Dem¨®crata Cristiano, (11,8% del voto), opina que el mercado laboral sueco es 'tan inflexible que ahuyenta a los inversores extranjeros'. Asegura que las cifras oficiales del desempleo no son fiables porque hay paro encubierto. 'El empleo crece y las horas trabajadas bajan. Y hay muchas personas que trabajan menos de lo que quisieran'.
La patronal echa m¨¢s le?a al fuego. Jan Herin, de la Confederaci¨®n de la Empresa Sueca, explica que la prosperidad de Suecia empez¨® a declinar hace 30 a?os cuando 'se produjo un enorme incremento del nivel de impuestos, hasta el 55% , y el tama?o del sector p¨²blico creci¨® hasta engullirse el 60% del PIB'. En su opini¨®n, esta 'carga' ha hecho perder competitividad a la econom¨ªa y el remedio, a tenor de la experiencia de estos siete a?os en la UE, es 'm¨¢s Europa'. 'No ha ocurrido ninguna de las desgracias que vaticinaban los que estaban en contra de la Uni¨®n (en el refer¨¦ndum de 1994, el 52,3% de los votos fueron a favor y el 46,8% en contra). Aport¨® disciplina presupuestaria, bajaron los precios, se duplicaron las inversiones y el gasto en seguridad social no ha cambiado'.
Los socialdem¨®cratas restan dramatismo a las cr¨ªticas de derecha e izquierda. Pese al susto de 1998 cuando obtuvieron uno de los peores resultados de su historia (36,4% de los votos y 131 diputados) que, no obstante, les permitieron gobernar, han vuelto a ganar popularidad y se les da como seguros vencedores en septiembre. El partido aprob¨® en un congreso celebrado en marzo de 2001 la entrada en el euro porque, como explica la ministra de Exteriores, Anna Lindh, 'es peligroso para una divisa peque?a como la corona quedarse aislada y porque permitir¨¢ a Suecia participar al 100% en el proyecto europeo'.
Bosse Ringholm, el ministro de Finanzas, hijo de un obrero de la construcci¨®n y una camarera, es un tipo de una sencillez de la que deber¨ªan tomar nota sus colegas del sur de Europa. Una virtud que comparte con Lindh y que parece consustancial con la democracia social sueca. Ringholm pone sobre la mesa unos datos incontestables: 'La diferencia en ingresos entre el 20% m¨¢s rico de la poblaci¨®n y el 20% m¨¢s pobre es, gracias al Estado de bienestar, es decir, a los impuestos, becas y pensiones, s¨®lo ligeramente superior a dos veces'.
La Confederaci¨®n Sindical de Suecia y la Federaci¨®n de Granjeros ya han dado su apoyo al euro, pero temen que al contrario que otros pa¨ªses de la UE, una mayor integraci¨®n en Europa suponga m¨¢s p¨¦rdidas que ganancias. Les preocupa que sus conquistas en empleo, medioambiente y transparencia administrativa salgan perjudicadas. ?Resistir¨¢ el modelo sueco los retos de la moneda ¨²nica?
La neutralidad deja de ser tab¨²
Suecia no participa en una guerra desde 1814 y su primera declaraci¨®n de neutralidad data nada menos que de 1834. Desde entonces el espl¨¦ndido aislamiento sueco ha resistido la independencia de Noruega en 1905 y las dos guerras mundiales. Es m¨¢s, la neutralidad dot¨® al pa¨ªs de cierta superioridad moral durante la guerra fr¨ªa. Pero la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn, primero, y el ingreso en la UE en 1995 han obligado a revisar el dogma. El Gobierno socialdem¨®crata ha adoptado desde entonces un enfoque m¨¢s pragm¨¢tico, formulando la idea de no alineamiento militar pero cooperando con la pol¨ªtica de defensa de la UE y participando en operaciones humanitarias y de mantenimiento de la paz en los Balcanes. Pero el 11-S y la pr¨®xima ampliaci¨®n de la OTAN han empezado a alterar el consenso entre los partidos pol¨ªticos sobre la posici¨®n internacional de Suecia. Tanto el Partido Moderado (conservador) como el liberal defienden ya el ingreso en la OTAN, mientras que el Partido de Izquierda (ex comunista) rechaza de plano no s¨®lo esa posibilidad, sino cualquier colaboraci¨®n con la pol¨ªtica de seguridad europea. La posici¨®n de los socialdem¨®cratas -no alineamiento y no a la OTAN-, que de momento cuenta con el apoyo de la mayor¨ªa de la poblaci¨®n, seg¨²n los sondeos, podr¨ªa ser puesta a prueba a partir del pr¨®ximo noviembre con la incorporaci¨®n de Estonia, Lituania y Letonia a la Alianza. Suecia podr¨ªa verse obligada entonces a replantearse sus responsabilidades defensivas en la regi¨®n. Como dice Jonas Tallberg, investigador del Instituto Sueco de Asuntos Internacionales, 'actualmente se da la paradoja de que Rusia est¨¦ m¨¢s cerca de la Alianza Atl¨¢ntica que nosotros'.
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