Corrupci¨®n y tr¨¢fico de armas
En pleno siglo XXI, la corrupci¨®n en el tr¨¢fico de armas representa la mitad de todo el dinero que se concreta en sobornos a lo ancho del mundo. Existen desde los a?os noventa varios organismos que tratan de controlar esta criminalidad, pero las cifras de transgresi¨®n son tan altas, las extorsiones tan f¨¢ciles de enmascarar y la codicia de fabricantes y pol¨ªticos tan persistente, que el problema apenas disminuye. S¨®lo, con la oleada de maquillaje ¨¦tico que sobrevino en los negocios hace unos a?os, algunas firmas como Lockheed Martin Corporation han proclamado que no vale la pena desacreditarse a trav¨¦s de la mala fama que se difunde al conocerse el cobro de comisiones ilegales. Pero ?c¨®mo conocerlas?
La pr¨¢ctica del soborno ha llegado a ser tan corriente que en ocasiones no hay ni que mencionarlo cuando se negocia una compraventa. La norma es recibir un 10% de la suma
Cuanto m¨¢s dura la contienda, m¨¢s larga es la fuente de ingresos para los aut¨®cratas. As¨ª ocurri¨® en Angola, donde las comisiones se repartieron entre nativos ilustres y personalidades francesas
La cuesti¨®n es que pocas fechor¨ªas son tan f¨¢ciles de ocultar. Los Gobiernos importadores justifican sus abultados presupuestos de Defensa en razones de disuasi¨®n o en obligaciones de modernizaci¨®n apremiante, en vistas a alianzas militares de alta conveniencia y en supuestos programas de adiestramiento. Si hay un secreto todav¨ªa perfecto es ¨¦ste. Con una ventaja a?adida, que los grupos de c¨®mplices involucrados en alguna de esas operaciones suelen formar una apretada conjura instrumentada para ulteriores acciones.
Algunos esc¨¢ndalos, sin embargo, llegan a la opini¨®n p¨²blica, y la organizaci¨®n Transparency International del Reino Unido public¨® el pasado 1 de abril un informe sobre el estado de la cuesti¨®n. Una de sus revelaciones es que la pr¨¢ctica del soborno ha llegado a ser tan corriente que en ocasiones no hay ni que mencionarlo cuando se negocia una compraventa. La norma es recibir un 10% de la suma, pero hay casos en los que se llega con facilidad al 12% e incluso m¨¢s. Depende, como es l¨®gico, de la magnitud de las cantidades en juego y de la competencia entre los fabricante en liza. Con todo, siendo el porcentaje notable, apenas ofrece problemas para disimularlo o silenciarlo, especialmente, claro est¨¢, si el Estado adquirente no se caracteriza por el control democr¨¢tico. En Pakist¨¢n, el anterior jefe del desaparecido Accountability Bureau declar¨®, en una entrevista de septiembre de 2000, que los militares de su pa¨ªs se hab¨ªan embolsado m¨¢s de 1.000 millones de d¨®lares en seis contratos de armamento. M¨¢s dinero de todo el que hab¨ªan arramblado ilegalmente los funcionarios a trav¨¦s de concesiones civiles. Por su parte, la falta de cumplimiento de Rolls Royce en sus compromisos ilegales con las autoridades de Arabia Saud¨ª dio lugar a una protesta oficial, sin pudor alguno, que desemboc¨® en los tribunales.
La corrupci¨®n es, pues, casi una norma, y las consecuencias del delito se reparten pol¨ªticamente entre exportadores e importadores. ?Con qu¨¦ consecuencias? La m¨¢s grave es quiz¨¢ para los importadores en el prolongamiento artificial de algunas guerras locales. Cuanto m¨¢s dura la contienda, m¨¢s larga es la fuente de ingresos para los aut¨®cratas. As¨ª ocurri¨®, de acuerdo con observadores independientes, en el ¨²ltimo conflicto de Sri Lanka, o tambi¨¦n en Angola, donde las comisiones se repartieron entre nativos ilustres y personalidades francesas. El informe de Transparency International menciona adem¨¢s otros casos que costaron vidas humanas directa o indirectamente a trav¨¦s de las artima?as comerciales que se perpetraron.
Otros efectos negativos son los derivados de un gasto presupuestario abusivo, en detrimento de las muchas necesidades que recaen sobre la poblaci¨®n, y, tambi¨¦n, el descr¨¦dito de los Gobiernos, la corrosi¨®n de la confianza en los representantes y el desencadenamiento de luchas internas que desembocan en nuevos enfrentamientos civiles y el deterioro del pa¨ªs.
Desaprensivos y poderosos
?Consecuencias para los pa¨ªses exportadores? La primera es el enriquecimiento de los m¨¢s desaprensivos y poderosos. La segunda es, como han demostrado los casos de corrupci¨®n en naciones de la OCDE, la indignidad de la clase pol¨ªtica o de los militares. Le Monde informaba en 1998 que la agencia del cr¨¦dito a la exportaci¨®n, Coface, hab¨ªa descubierto alrededor de 450.000 millones de pesetas en sobornos dentro de la industria de armamento a lo largo de los tres a?os anteriores. Al otro lado del Atl¨¢ntico, la Financial Military Assistance de Estados Unidos denunci¨® que el que jefe de Equipamiento y Adquisiciones israel¨ª hab¨ªa reconocido la recepci¨®n de hasta 10 millones de d¨®lares por sus decisiones sobre un material determinado. ?ste es, adem¨¢s, el caso relativamente reciente del ex ministro franc¨¦s de Asuntos Exteriores, Ronald Dumas, que recibi¨® cantidades irregulares de Elf-Aquitaine a trav¨¦s de su amante Christine Deviers-Joncours para servir fragatas a Taiwan, y en detrimento de los proveedores surcoreanos.
La ¨²ltima acci¨®n para combatir estas pr¨¢cticas, sobre las que ha crecido la conciencia p¨²blica y la intervenci¨®n de las ONG, puede considerarse la adherencia a la Convenci¨®n de 1997, patrocinada por la OCDE, del ap¨¦ndice titulado Anti-terrorism, Crime and security act 2001. No es, desde luego, mucho. Y no es, en absoluto, suficiente. Las guerras siguen prolong¨¢ndose artificialmente en diferentes partes del mundo, y, como demuestra la experiencia de un Acta de 1977 aprobada en Estados Unidos, la persecuci¨®n de quienes se lucran con ellas requiere una compleja infraestructura. Desde aquel a?o 1977, dos terceras partes de los condenados fueron compa?¨ªas estatales, con lo que se hace transparente la colusi¨®n entre el Gobierno y el delincuente, o, como dec¨ªa Enzensberger, entre el poder y el delito.
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