Condenados a votar con los pies
El control de los grandes grupos convierte las juntas generales en un mero acto protocolario
Un solo accionista levant¨® la voz en la junta general de Dragados contra la cesi¨®n del control de la compa?¨ªa a ACS y un solo accionista pidi¨® la dimisi¨®n del presidente de Repsol YPF en la ¨²ltima junta, que aprob¨® la reducci¨®n de dividendos por los quebrantos de la crisis argentina. Los consejos de administraci¨®n, mediante la exigencia de un m¨ªnimo de t¨ªtulos para asistir y a trav¨¦s de la delegaci¨®n de voto que recaban al peque?o accionista gratuitamente o a cambio de un obsequio, controlan las juntas y se aseguran la aprobaci¨®n de todas sus propuestas.
La forma de participaci¨®n del peque?o accionista (acudir a la junta una vez al a?o o delegar la representaci¨®n en los bancos) es decimon¨®nica
Las agrupaciones de accionistas brillan por su ausencia y s¨®lo aparecen en contadas ocasiones, tras desastres como la intervenci¨®n de Banesto
El peque?o accionista vota con los pies en las juntas generales porque el sistema lo propicia, explica Juan Fern¨¢ndez Armesto, ex presidente de la CNMV, dado que no favorece su participaci¨®n y su protagonismo en la vida de la sociedad. La forma de participaci¨®n -acudir f¨ªsicamente una vez al a?o a la junta o delegar en los bancos la representaci¨®n- es decimon¨®nica, agrega, y deber¨ªan explorarse todas las posibilidades que abren las nuevas tecnolog¨ªas (videoconferencias, votos a trav¨¦s de Internet, etc.) para aumentar el protagonismo y la implicaci¨®n del accionariado disperso y mayoritario en las sociedades.
Las agrupaciones de peque?os accionistas en Espa?a brillan por su ausencia y s¨®lo aparecen en contadas ocasiones, tras un desastre como la intervenci¨®n de Banesto, para aglutinar a los afectados en la exigencia de responsabilidades. A nivel general, algunas organizaciones como la Asociaci¨®n de Usuarios de Bancos, Cajas y Seguros (Adicae) o la Asociaci¨®n de Defensa del Accionista (ADA) intentan llenar este hueco. 'Fiascos como el del BBVA dan la voz de alarma, y esperamos que los inversores vayan despertando', se?ala Manuel Pardos, presidente de Adicae, una asociaci¨®n que ha interpuesto demandas en los ¨²ltimos tiempos contra los gestores de Gescartera y del BBVA en nombre de colectivos de depositantes y accionistas afectados por estos esc¨¢ndalos. 'En los ¨²ltimos a?os se han levantado una serie de casos de corrupci¨®n y fraude en el sistema financiero espa?ol que han puesto en evidencia la existencia de demasiadas manzanas podridas en su seno y un descontrol o connivencias completamente inaceptables de los organismos reguladores como el Banco de Espa?a, la CNMV y el propio Ministerio de Econom¨ªa', opina Manuel Pardos.
Internet, que permite una comunicaci¨®n r¨¢pida y econ¨®mica entre accionistas, se est¨¢ mostrando como una v¨ªa muy ¨²til y prometedora, sobre todo en EE UU, para agrupar colectivos y afrontar una defensa conjunta de sus intereses frente a los gestores y los grupos de control. En Espa?a hay alguna iniciativa, como el CAD25 (Club de amigos de Dinamia a 25 euros), que ha logrado desde la p¨¢gina www.dimania.net aglutinar ya entre peque?os inversores m¨¢s del 6% del capital de la sociedad cotizada.
Juan Alonso, de Abogados, Asesores Tributarios y Laborales, un despacho madrile?o que ofrece la defensa de los intereses econ¨®micos y pol¨ªticos a socios minoritarios, cree que la actual legislaci¨®n es muy efectiva en la protecci¨®n de los peque?os accionistas, pero reconoce que la situaci¨®n var¨ªa sustancialmente, por la magnitud del capital social, cuando se trata de sociedades cotizadas.
Absentismo del institucional
'Si el peque?o inversor no participa en la vida de la sociedad, al final es su decisi¨®n. Pero los grandes fondos, los inversores institucionales, tienen la obligaci¨®n de inmiscuirse de forma positiva en la vida de las empresas en las que participan para velar por los intereses de los fondistas a los que representan', sostiene Fern¨¢ndez-Armesto, pero lo cierto, a la vista de los ¨²ltimos cambios de control en empresas del Ibex o en alguno de los esc¨¢ndalos que se han producido en sociedades cotizadas, es que en Espa?a rara vez lo hacen. Tambi¨¦n en este caso los part¨ªcipes sufren en sus bolsillos los quebrantos de unas operaciones cocinadas a sus espaldas en empresas en las que participan indirectamente a trav¨¦s de un fondo. En los pa¨ªses anglosajones han empezado a exig¨ªrseles responsabilidades judiciales por su actitud pasiva en situaciones similares.
La figura de los consejeros independientes, promovida por el C¨®digo Olivencia y asumida por la mayor parte de las compa?¨ªas cotizadas, tampoco es ninguna garant¨ªa en Espa?a. La mayor¨ªa han accedido al puesto por v¨ªnculos de amistad o relaciones econ¨®micas con el presidente de la compa?¨ªa o el grupo que controla el consejo y, al final, 'quien paga marca la m¨²sica'. Habr¨ªa que reconsiderar la figura del consejero independiente, sostiene Fern¨¢ndez-Armesto, 'para que realmente represente los intereses de los accionistas minoritarios y que ¨¦stos puedan exigirle responsabilidades si no lo hace'.
La confianza en los auditores y en los analistas y bancos de inversi¨®n, al margen de los problemas suscitados en EE UU con Arthur Andersen y Merrill Lynch, tambi¨¦n es escasa en estos lares para el peque?o accionista tras su labor en esc¨¢ndalos como el de Banesto, Gescartera o Torras.
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