Necesitamos (con urgencia) un t¨ªtulo
En uno u otro momento, a todos nos pasa que los esfuerzos para mejorar nuestras capacidades para enfrentarnos a la competitiva carrera de la vida no dan los frutos esperados. Si en esas ocasiones observamos, adem¨¢s, que a nuestros vecinos las cosas les van bien, el resultado suele ser una cierta tendencia a la depresi¨®n y a la p¨¦rdida de autoestima. A muchos catalanes les est¨¢ pasando algo de esto. Desde los fastos de 1992 estamos faltos de resultados. Y, mientras tanto, vemos como la Comunidad de Madrid corre como un cohete, y el Real Madrid ha ganado otro t¨ªtulo europeo.
Pero no deber¨ªamos desanimarnos. En estas situaciones hay que actuar como lo hacen los expertos cuando analizan el funcionamiento de la econom¨ªa. M¨¢s que los resultados concretos, lo que les importa son los fonamentals. Es decir, aunque en un momento determinado las tasas de crecimiento econ¨®mico sean bajas, o menores que las de otros competidores, si los fundamentos -precios, salarios, equilibrio presupuestario, calidad de los recursos disponibles, iniciativa empresarial- son buenos, los expertos se?alan que tarde o temprano aparecer¨¢n los resultados. Observando las cosas con desapasionamiento, los fonamentals de la econom¨ªa catalana no son del todo malos, aunque es verdad que hay carencias, como ocurre en el terreno de la formaci¨®n y capacitaci¨®n de la mano de obra y en el de las infraestructuras. Pero pienso que las carencias m¨¢s importantes son de tipo subjetivo. Estamos bajos de autoestima, especialmente de eso que los psic¨®logos llaman asertividad. Esa cualidad que nos hace tener seguridad en nosotros mismos, en lo que hacemos, sin estar compar¨¢ndonos continuamente con los dem¨¢s.
Para mejorar la autoestima y la asertividad ir¨ªa bien lograr alg¨²n resultado sonado. F¨ªjense en la reacci¨®n que se produjo el d¨ªa en que ACESA, la empresa de autopistas de La Caixa, anunci¨® que absorbe a Aurea, dominada por Dragados, y mejora la oferta por Iberpistas, creando as¨ª un gran holding que ser¨¢ el tercer gran operador de infraestructuras europeo, con tama?o adecuado para ganar nuevas concesiones en Espa?a, Europa y Am¨¦rica. Tanto Jordi Pujol como Pasqual Maragall se apresuraron a elogiar y apoyar la iniciativa, aun cuando en este caso esta fusi¨®n no ha sentado bien en la Comunidad Valenciana. Este ejemplo nos permite ver la importancia de ganar alg¨²n t¨ªtulo en esa liga tan competitiva que es la actual econom¨ªa globalizada. Pero hay que lograrlo en buena lid, y no de la forma que cuenta un chiste que corre estos d¨ªas acerca de lo que el empresario y presidente del FC Barcelona, Joan Gaspart, est¨¢ dispuesto a hacer para lograrlo. Imag¨ªnense que pasado ma?ana, por ejemplo, nos enteramos de que los laboratorios farmac¨¦uticos catalanes se fusionan para formar una gran empresa de tama?o europeo. Hace falta ambici¨®n empresarial para crear empresas de tama?o adecuado al nuevo mercado internacional.
?Hemos perdido capacidad de innovaci¨®n y ambici¨®n empresarial? Algunos indicadores socioculturales parecen apuntar en esa direcci¨®n. Un conocido empresario farmac¨¦utico catal¨¢n, Josep Uriach, se?alaba en una entrevista que hasta hace poco en el Festival de Salzburgo s¨®lo te encontrabas al mundo empresarial catal¨¢n, mientras que ahora los que asisten son los nuevos ricos de Madrid. Todo un dato. Si es as¨ª, ?por qu¨¦ raz¨®n? Dec¨ªa tambi¨¦n Uriach que su abuelo, el fundador de la compa?¨ªa familiar, era un empleado de una droguer¨ªa que a base de esfuerzo y dormir bajo el mostrador levant¨® una empresa innovadora. Un ejemplo de meritocracia. En ocasiones tengo la impresi¨®n de que el pa¨ªs ha perdido este tipo de ambici¨®n. Es dif¨ªcil atribuir esa p¨¦rdida a una sola causa, pero tengo para m¨ª que el actual marco empresarial y pol¨ªtico catal¨¢n genera pocos incentivos para la aparici¨®n de nuevos innovadores.
William Baumol, un veterano economista de la Universidad de Princeton, acaba de publicar un libro magn¨ªfico en el que se pregunta qu¨¦ es lo que convierte al capitalismo en esa milagrosa m¨¢quina de crecimiento econ¨®mico que ha sido a lo largo de los dos ¨²ltimos siglos. Su respuesta es que ha sabido, como ning¨²n otro sistema econ¨®mico conocido, incentivar a los innovadores recompens¨¢ndolos econ¨®mica y socialmente. Baumol se pregunta por qu¨¦ algunos pa¨ªses son m¨¢s afortunados que otros en cuanto a la aparici¨®n de innovadores. Se?ala que en principio hay emprendedores en todas partes. Lo que diferencia a unas sociedades de otras es si dedican o no sus energ¨ªas a producir innovaciones que estimulen el crecimiento econ¨®mico. Es posible que en las ¨²ltimas d¨¦cadas la pol¨ªtica catalana haya desviado demasiadas energ¨ªas hacia la pol¨ªtica y hacia actividades improductivas desde el punto de vista del dinamismo empresarial y el crecimiento econ¨®mico. Somos una sociedad cada vez m¨¢s endog¨¢mica, tanto pol¨ªtica como empresarialmente, en la que la movilidad social es escasa y en la que tienen m¨¢s reconocimiento social los herederos y sucesores que los emprendedores. Estamos dejando de ser una sociedad capitalista que premia el m¨¦rito, al estilo de la que vio nacer a los Uriach, y nos vamos transformando en una sociedad olig¨¢rquica cerrada. Algo habr¨¢ que hacer, y pronto, para evitar que Catalu?a acabe convirti¨¦ndose en una especie de Cantabria del Mediterr¨¢neo: una sociedad pl¨¢cida pero estancada.
Ant¨®n Costas es catedr¨¢tico de Pol¨ªtica Econ¨®mica de la Universidad de Barcelona.
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