Tr¨ªptico ¨¢cido y glamuroso
Con Fr¨¹hbeck de Burgos, la orquesta nacional retoma su mejor talante profesional y ahora lo ha hecho con dos obras bien diferentes: la cantata m¨¢s c¨¦lebre de Carlo Orff Carmina Burana y el Concierto n¨²mero 3 para piano y orquesta, de Leonardo Balada, estrenado el 12 de febrero de 2000 en Berl¨ªn con la Orquesta de la Radio y Rosa Torres Pardo, bajo la direcci¨®n de Fr¨¹hbeck. Una vez m¨¢s, la fusi¨®n de los coros y la orquesta nacional sirvieron con gran empuje y brillantez los pentagramas del compositor muniqu¨¦s (1895-1982) en su habil¨ªsimo juego en torno a los cantos medievales de los 'cl¨¦rigos vagantes'. La obra es directa, insistente en sus ritmos y armon¨ªas y con una virtud, la acomodaci¨®n de los pentagramas al esp¨ªritu evocativo de los originales que guardaron los benedictinos de Beuron durante siglos y que hoy se encuentran en la biblioteca de la capital b¨¢vara. Estos Carmina orffianos se han convertido en algo popular, se reciben con entusiasmo, sobre todo si la versi¨®n es buena, como ahora, y los solistas se comportan como la soprano Bradley, el tenor Prunell y el bar¨ªtono Mohr.
Ciclo de abono de la ONE.
Escolan¨ªa del Recuerdo. Coro Nacional. Director: Steubing-Negenborn. Auditorio Nacional. Madrid, 31 de mayo.
Antes, la pianista Rosa Torres Pardo (Madrid, 1959) abord¨® con fiel competencia y agudo entendimiento el Concierto n¨²mero 3, de Leonardo Balada (Barcelona, 1933), un independiente cuya carrera se desarrolla desde los a?os cincuenta en Estados Unidos, primero como estudiante de la Julliard School y hoy como catedr¨¢tico de composici¨®n de la Carnegie Melton University, de Pittsburgh.
En su nuevo concierto, sigue Balada una l¨ªnea iniciada hace tiempo: el retorno a datos populares f¨¢cilmente reconocibles pero tratados de 'otra forma' que comprende la resistencia a soluciones anta?onas o complacientes. Una idealizaci¨®n sinf¨®nica peculiar -no s¨®lo diversificada sino tambi¨¦n atomizada en sus derivaciones mel¨®dicas, arm¨®nicas y t¨ªmbricas- consiguiendo, al fin, un tr¨ªptico entre ¨¢cido y glamuroso, entre atmosf¨¦rico y realista. Rasgos todos bien marcados por Fr¨¹hbeck, la ONE y la solista.
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