Ahora, el FMI
La liberaci¨®n parcial de las restricciones que pesaban sobre la disposici¨®n de los dep¨®sitos bancarios en Argentina -el denominado corralito- es un paso m¨¢s en la satisfacci¨®n de las exigencias del Fondo Monetario Internacional (FMI) antes de acudir nuevamente al rescate. Liberaci¨®n parcial, porque los titulares de los dep¨®sitos s¨®lo tendr¨¢n opci¨®n a recuperarlos mediante su canje por bonos p¨²blicos (cuyo vencimiento, dependiendo de la modalidad, no es inferior a tres a?os), aunque podr¨¢n ser utilizados como medio de pago en diversas transacciones. Adem¨¢s, las cuentas bancarias que se abran a partir de ahora no est¨¢n sujetas a ning¨²n tipo de limitaci¨®n. Una soluci¨®n muy distante todav¨ªa de la recuperaci¨®n de la muy mermada confianza en aquel sistema bancario, pero que puede suponer un cierto avance en la normalizaci¨®n financiera del pa¨ªs y en la liberaci¨®n del crucial apoyo financiero del FMI.
De las principales condiciones impuestas por esa agencia multilateral -modificaciones en la Ley de Quiebras, derogaci¨®n de la Ley de Subversi¨®n Econ¨®mica y acuerdo para la reducci¨®n del d¨¦ficit fiscal en las provincias-, las dos primeras han sido satisfechas a trancas y barrancas por el Gobierno de Duhalde, y la tercera dispone del respaldo de ocho provincias; la extensi¨®n a las 24 del pa¨ªs no es un empe?o f¨¢cil, dada la profunda recesi¨®n argentina. Ser¨ªa, por tanto, razonable que el FMI no tensara en exceso esa ya dif¨ªcil negociaci¨®n, cuya ruptura podr¨ªa desembocar en un escenario dif¨ªcil de gobernar, adem¨¢s de multiplicar el riesgo de propagaci¨®n de la crisis a otras naciones de la regi¨®n hasta ahora relativamente inmunizadas.
Es cierto que la ejecutoria de Argentina, la calidad de sus instituciones y de su clase pol¨ªtica, no avalan precisamente desembolsos financieros incondicionales que, no olvidemos, se nutren de las aportaciones de los contribuyentes del resto del mundo. Pero no es menos cierto que en el pasado esos apoyos no han contado con las suficientes garant¨ªas y, en todo caso, no han estado siempre acompa?ados de las recomendaciones de pol¨ªtica econ¨®mica m¨¢s convenientes para Buenos Aires. Por eso Estados Unidos, donde en ¨²ltima instancia radica la capacidad de decisi¨®n del Fondo, deber¨ªa facilitar en estos momentos cr¨ªticos el ox¨ªgeno finaciero que Argentina precisa.
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