Conflicto en el videomarcador

El despliegue tecnol¨®gico de Corea del Sur y Jap¨®n ha causado un conflicto entre las reglas de la FIFA y los intereses de los pa¨ªses organizadores o de algunas de sus principales empresas.

El debate est¨¢ relacionado con el permiso que ha dado el m¨¢ximo organismo futbol¨ªstico para emitir im¨¢genes de los partidos en los v¨ªdeomarcadores mientras se desarrolla el juego. Esta decisi¨®n podr¨ªa tomarse como un asunto menor o estrictamente comercial, pero puede tener un profundo efecto sobre lo que sucede en los estadios, tanto en las gradas como en el terreno de juego. Por ejemplo, ?se pueden generar altercados en las tribunas por la emisi¨®n de determinadas im¨¢genes?, ?un error proyectado en pantalla gigante puede afectar a las decisiones del ¨¢rbitro?, ?pueden volverse m¨¢s inestables los jugadores si todo lo que sucede en el c¨¦sped se observa por parte de miles de espectadores?, ?qu¨¦ im¨¢genes son merecedoras de ser ofrecidas y cu¨¢les no?, ?qui¨¦n lo decide y por qu¨¦?...

El asunto no es intrascendente porque afecta a cuestiones muy delicadas. Algo de eso debi¨® de temer la FIFA cuando cort¨® la emisi¨®n de las im¨¢genes del partido Inglaterra-Suecia en la ciudad japonesa de Saitama. En el minuto 15, el v¨ªdeomarcador se qued¨® en blanco y as¨ª sigui¨® hasta el final del encuentro. Las causas, seg¨²n explic¨® ayer Keith Cooper, portavoz de la FIFA, se debieron al miedo a que los hinchas encontraran una excusa para protagonizar actos de violencia dentro del estadio. Es evidente que fue una determinaci¨®n animada por la p¨¦sima fama de los hinchas ingleses, que en esta ocasi¨®n no protagonizaron incidente alguno ni en Saitama ni en ning¨²n otro lugar de Jap¨®n.

Durante los ¨²ltimos a?os, la FIFA ha prohibido la emisi¨®n de cualquier imagen de los partidos en los estadios, de manera que los v¨ªdeomarcadores se han convertido en un veh¨ªculo de publicidad. El conflicto ha surgido en el Mundial por el enorme desembolso de Jap¨®n y Corea en sus campos, dotados de las soluciones tecnol¨®gicas m¨¢s novedosas. Unos recintos impresionantes que, en la mayor¨ªa de los casos, s¨®lo albergar¨¢n dos o tres partidos. Para los proveedores de los v¨ªdeomarcadores el negocio era ruinoso. A ese punto se refiri¨® expl¨ªcitamente Cooper cuando admiti¨® que la FIFA hab¨ªa sido tan sensible a las presiones de las empresas que se las hab¨ªa permitido el uso de las im¨¢genes en directo.

Cooper a?adi¨® un argumento que hasta el momento no ha servido en Europa: 'No parece posible privar a una persona de ver las im¨¢genes en los estadios cuando se ha gastado entre 60 y 100 d¨®lares por una entrada mientras el resto de los aficionados pueden ver por televisi¨®n lo que ocurre y las repeticiones desde mil ¨¢ngulos diferentes. Y sin gastarse un c¨¦ntimo'.

La decisi¨®n de permitir las im¨¢genes en directo ha puesto a la FIFA ante otra disyuntiva. ?Qu¨¦ se emite y qui¨¦n lo decide? Llegado el caso, los realizadores de televisi¨®n podr¨ªan convertirse en super¨¢rbitros al decidir qu¨¦ jugada se ofrece y cu¨¢l no. Ante esta reflexi¨®n, la FIFA ha preferido que en los estadios se vea lo mismo que en la televisi¨®n.

Las primeras reacciones a?aden m¨¢s elementos a la pol¨¦mica. El ¨¢rbitro del encuentro inaugural, el kuwait¨ª Pujsaim, se quej¨® de la decisi¨®n de la FIFA: 'Nos compremete en nuestro trabajo'. Lo dijo el mismo d¨ªa que el ¨¢rbitro surcoreano Kim Yong Joo se equivoc¨® reiteradamente en el partido Brasil-Turqu¨ªa. Lo vieron cientos de millones de aficionados a trav¨¦s de la televisi¨®n, lo observaron 50.000 espectadores en el estadio de Busan y qui¨¦n sabe si no los detect¨® ¨¦l mismo a trav¨¦s de la pantalla.