La oposici¨®n permite al PP eludir el control al Consell en las Cortes

El PP logr¨® ayer, con la colaboraci¨®n de la oposici¨®n, su objetivo de eludir el control al Consell en las Cortes debido a que el debate del proyecto de Ley del Libro ocup¨® ¨ªntegramente las sesiones del pleno de esta semana. De esta manera, el PP evit¨®, entre otras cuestiones, una comparecencia en la que el Consell deb¨ªa responder de sus relaciones con el Gobierno de Nicaragua en la ¨¦poca de Arnaldo Alem¨¢n. La oposici¨®n colabor¨® en ello al permitir que el debate de la ley se prolongara de forma innecesaria.

El debate del proyecto de Ley del Libro -un texto de 17 art¨ªculos, con seis disposiciones adicionales y dos finales, que lleg¨® al pleno con 144 enmiendas vivas- ocup¨® las sesiones matinal y vespertina del mi¨¦rcoles y toda la matinal de ayer del pleno de esta semana, el pen¨²ltimo del actual periodo de sesiones. No hubo tiempo para nada m¨¢s. Todo un pleno para aprobar una ley que se podr¨ªa haber despachado en una ma?ana a poco que los diferentes grupos parlamentarios se hubieran puesto a ello.

No es de extra?ar que el Grupo Popular no hiciera nada para acelerar el proceso, pues era el m¨¢s interesado en prolongar el debate, para impedir as¨ª que entrara, entre otras comparecencias, una algo embarazosa e inc¨®moda del vicepresidente primero del Consell, Jos¨¦ Luis Olivas, para informar 'sobre los motivos, objetivos y resultados de las relaciones institucionales y pol¨ªticas del Gobierno valenciano con el Gobierno de Nicaragua, presidido por Arnaldo Alem¨¢n'.

Lo inexplicable es que el PP contara para ello con la inestimable colaboraci¨®n de los dos principales grupos de la oposici¨®n, adem¨¢s de la ya habitual contribuci¨®n de la presidencia de la C¨¢mara al marcar el ritmo del debate, en especial al establecer los minutos de descanso, que, como siempre que interesa al partido que sustenta al Consell, se multiplicaron por tres.

Tanto el grupo de Esquerra Unida, que hab¨ªa negociado con el PP su apoyo al proyecto de ley, como el Grupo Socialista, que vot¨® en contra, colaboraron con el objetivo del PP. El primero, porque se encontr¨® con una buena oportunidad de lucimiento, con tiempo por delante, aunque para ello tuviera que simular que negociaba enmiendas transaccionales, previamente pactadas o simplemente aceptadas por el grupo mayoritario. Y todo para introducir m¨ªnimos cambios en un texto que en los anales del Parlamento no destacar¨¢ precisamente por su brillantez ni por su idoneidad. Los socialistas, por su parte, ayudaron a prolongar el debate al no agrupar m¨¢s sus enmiendas -a pesar de conocer de antemano la casi nula disposici¨®n del PP a aceptarlas-, lo que hubiera reducido sustancialmente tanto el n¨²mero de intervenciones como el tiempo total de la discusi¨®n.

Y todo ello cuando en las Cortes hay miles de iniciativas pendientes, de las que podr¨¢n sustanciarse muy pocas, dado que quedan apenas 10 plenos hasta el final de la legislatura, si se excluyen los de Presupuestos y el debate de pol¨ªtica general.