El mal pastor
Hay algo particularmente irritante en el lenguaje de los eclesi¨¢sticos cuando deciden abordar una cuesti¨®n pol¨¦mica, sobre la cual tienen una opini¨®n preestablecida, con el objeto de combatir a alguien o a algo al que designan como adversario. No es un rasgo que se manifieste ¨²nicamente en el plano pol¨ªtico. La reciente pastoral de los obispos vascos me trajo el recuerdo, por la estrategia del discurso empleado, de una de aquellas famosas causas de nulidad matrimonial en que me vi indirectamente implicado hace ya 30 a?os. Todo estaba claro por el rechazo del matrimonio expresado antes de su celebraci¨®n por la v¨ªa eclesial obligatoria. Pero entr¨® en juego un cl¨¦rigo muy influyente apellidado Uriarte, algo versado en psicolog¨ªa -seguramente nada que ver con el hombre fuerte del clero vasco-, y puso las cosas en su sitio tras una cascada de palabras evang¨¦licas sobre el bien del sacramento, la objetividad de la justicia eclesi¨¢stica e incluso el reconocimiento de la base jur¨ªdica de la nulidad. He aqu¨ª que el peticionario escrib¨ªa en Triunfo, y ello era prueba de que se trataba de 'una personalidad dotada de una ira roja', 'encerrada en el molde de piedra de su ideolog¨ªa'. Y se acabaron las flores a Mar¨ªa. El derecho dej¨® de importar. Denegaci¨®n y a otra cosa.
En estas d¨¦cadas ese radicalismo formal ha desaparecido, pero no la mala costumbre de tomar posturas sin otro fundamento que el ideol¨®gico, con un alto grado de agresividad contenida, todo ello envuelto en el autobombo por las propias buenas intenciones. Pensando en la pastoral de los obispos vascos, hubiese sido perfectamente l¨ªcito que tomaran de forma abierta la posici¨®n pol¨ªtica que de hecho han asumido, en los distintos aspectos del problema vasco, que denunciaran la tortura de existir datos fehacientes y que sometieran a an¨¢lisis lo ya conocido del proyecto de Ley de Partidos. Es en cambio una maniobra de encubrimiento, aunque ideol¨®gicamente muy significativa, empapar el escrito en la palabra 'paz', para rechazar una eventual 'victoria' del Estado contra ETA en nombre de un 'acuerdo' para cuya proposici¨®n nada se tiene en cuenta la condena inmediata del terrorismo.
Menos afortunada a¨²n es la deducci¨®n de que existe un grave problema vasco sin resoluci¨®n posible en el marco actual, a partir de la constataci¨®n de la pluralidad de identidades en Euskadi: contra lo que los obispos dicen, es en esa mayor¨ªa de vascos con identidad dual (dato que omiten) donde reside el soporte sociol¨®gico de esa autonom¨ªa que tan insatisfactoria les parece. Y todo culmina con la falsa modestia de que ellos no van a meterse a analizar la Ley de Partidos, que ni siquiera importa la relaci¨®n existente entre ETA y Batasuna, para luego, como en la historia de la sentencia que nos sirvi¨® de pr¨®logo, olvidarse de todas las premisas pronunciando el veredicto contra la ilegalizaci¨®n. S¨®lo arguyen que se agudizar¨ªa la fractura en la sociedad vasca. Me imagino que se refieren a que entonces los concejales de Batasuna dejar¨ªan de manifestar su fraterna solidaridad con los amenazados de PP y PSOE y que los padres de los presos (l¨¦ase terroristas encarcelados) abandonar¨ªan su permanente atenci¨®n cristiana hacia las familias de las v¨ªctimas por aqu¨¦llos causadas. ?Es que los obispos no ven las escenas que se suceden en los ayuntamientos despu¨¦s de cada atentado? Preocupaci¨®n cristiana se opone en este punto para ellos a conciencia pol¨ªtica.
Debieran saber tambi¨¦n los cuatro obispos que en una argumentaci¨®n el orden de los factores s¨ª altera el producto. Es terrible que en su 'pastoral', al ordenar jer¨¢rquicamente los problemas, la discrepancia entre los partidos se ponga por delante del texto de condena de ETA en donde las lamentaciones alcanzan al desconcierto de los 'activistas'. Consecuencias pol¨ªticas de este apartado y del lamento por las v¨ªctimas, nada. Por supuesto, ning¨²n reconocimiento al valor que pudiera tener el r¨¦gimen democr¨¢tico en que vive Euskadi con el Estatuto. S¨®lo un discurso evang¨¦lico que legitima lo que de verdad cuenta: retratarse con claridad, seg¨²n las palabras de Otegi, contra la ilegalizaci¨®n de Batasuna. As¨ª que los obispos asumen la iniciativa de una movilizaci¨®n social contra la misma. Rara forma de concebir la paz.
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