Aviadora de la Rep¨²blica
Llev¨¦ violetas a la veterana aviadora roja. Se las entregu¨¦ confiando en no parecer demasiado atrevido. Dolors Vives Rod¨®n, de 93 a?os, licencia de vuelo n¨²mero 217 de la Direcci¨®n General de Aeron¨¢utica, obtenida el 31 de mayo de 1935, alf¨¦rez de aviaci¨®n de la Rep¨²blica, agradeci¨® elegantemente el gesto y cre¨ª percibir un primaveral brote de rubor en su rostro. Me hizo pasar a su despacho y all¨ª, junto a su piano, sus trofeos y sus ¨¢lbumes, llenos de viejas fotos en blanco y negro, empez¨® a desgranar, generosamente, sus recuerdos. '?Volar! Me entusiasm¨® enseguida volar. Y eso que los aviones eran entonces muy precarios, biplanos', dijo, inundados s¨²bitamente de emoci¨®n sus profundos ojos oscuros. Una r¨¢faga de aire provocado por lejanas h¨¦lices y un ruido sordo de motores de pist¨®n parecieron invadir la peque?a estancia. El espacio dio la impresi¨®n de abrirse a grandes panor¨¢micas de campo y cielo atravesadas por veloces nubes y sus sombras. 'No he sido cobarde...'.
'Cuando pilotaba durante la guerra vest¨ªa mono de vuelo, pero siempre muy femenina, que se viera que era mujer'
Yo hab¨ªa acudido a la cita con la ex piloto cargado de expectativas. No era para menos. Dolors Vives (Valls, 1909) fue una de las pioneras de la aviaci¨®n en Catalu?a, una de las primeras mujeres en volar y en conseguir el t¨ªtulo de piloto. Ella y su colega, Mari Pepa Colomer, tambi¨¦n aviadora en la d¨¦cada de 1930 y ambas objeto de continuos homenajes, son recordadas especialmente en la exposici¨®n que el Museo Militar de Montju?c inaugurar¨¢ el pr¨®ximo jueves, por su participaci¨®n en la guerra civil, enroladas en la aviaci¨®n republicana.
Pensaba, pues, que en su piso de la calle de Mallorca de Barcelona me encontrar¨ªa con el reverso rojo de Hanna Reitsch (1912- 1979), la piloto de pruebas nazi. Imaginaba que Dolors Vives, que conserva el grado de alf¨¦rez de aviaci¨®n, ser¨ªa un virago como la teniente turca Sabiha G?k?en, la primera mujer que vol¨® en misiones de combate, para Atat¨¹rk, bombardeando kurdos.
En estos lances, nunca se hace uno suficientemente simp¨¢tico, de modo que antes de la entrevista me acerqu¨¦ al establecimiento Palau para adquirir un modelo a escala de un Polikarpov I-15 Chato, el caza emblem¨¢tico de la aviaci¨®n republicana, y regal¨¢rselo, junto con las flores, a Dolors Vives. No ten¨ªan, lo que me dej¨® descorazonado. '?Por qu¨¦ no le lleva un stuka?', se le ocurri¨® al dependiente. Me pareci¨® que, aunque fuera como avi¨®n cautivo, a Vives pod¨ªa ofenderla que le llevara de regalo un bombardero en picado fascista. Finalmente encontr¨¦ una maqueta para ensamblar de un I-153 Tchaika (Gaviota), muy parecido al Chato; era muy tarde, as¨ª que tuve que montarlo, con dedos temblorosos, en un bar de la esquina, llen¨¢ndome las manos de pegamento. Qued¨® como si acabara de estrellarse. Me met¨ª la maqueta en el bolsillo e hice bien al final en no d¨¢rsela porque Dolors Vives result¨® ser muy diferente a como la hab¨ªa imaginado.
'?Qu¨¦ avi¨®n es el de la foto? No s¨¦ la marca. Una avioneta de escuela, me parece'. La ex piloto observaba como quien se asoma a un espejo m¨¢gico su imagen casi 80 a?os atr¨¢s. Le devolv¨ªa la mirada una joven con un aire arrebatadoramente osado, hermosa y rom¨¢ntica, en un aeroplano. 'Mi padre no quer¨ªa que fu¨¦ramos timoratos; de ni?os, nos hac¨ªa subir a los ¨¢rboles. No quer¨ªa que tuvi¨¦ramos miedo'. Dolors Vives, que conserva una memoria estupenda, aunque repite algunas cosas, lleg¨® a la aviaci¨®n como resultado de una educaci¨®n adelantada a la ¨¦poca. 'Estudi¨¦ en el Institut de Cultura i Biblioteca Popular de la Dona, fundado por la viuda Verdaguer para que las chicas pudieran desenvolverse por s¨ª mismas. Mi padre, abogado, era un hombre de convicciones democr¨¢ticas, que se interesaba mucho por las cuestiones sociales y por la mejora de las condiciones de vida de la gente. De manera que cuando se creo Aeropopular con la idea de popularizar la aviaci¨®n, que entonces era cosa casi exclusivamente de los militares, nos hizo socios enseguida. Siempre he tenido suerte, y me toc¨® por sorteo la ¨²nica beca femenina para aprender a volar. Acept¨¦ inmediatamente porque, ver¨¢, yo era muy audaz. Eso fue en 1932. No era nada frecuente que una chica volara y mucho menos que pilotara un avi¨®n. A la gente le extra?aba. Me entusiasm¨® volar. Lo dif¨ªcil, ?sabe?, no es volar en s¨ª, sino aterrizar. A¨²n recuerdo el primer d¨ªa que me dejaron volar sola, que me soltaron, como dec¨ªamos entonces'.
La aviadora tuvo un ¨²nico accidente serio: 'El campo era peque?o y calcul¨¢bamos muy bien el aterrizaje, pero un d¨ªa talaron sin avisar los pinos de alrededor y eso me hizo perder las referencias. El ala toc¨® un desnivel del terreno, el avi¨®n fren¨® de golpe y gir¨® bruscamente. Me golpe¨¦ la cara y baj¨¦ cubierta de la sangre que me brotaba de la nariz. Todos se espantaron mucho, pero no fue nada'.
Dolors Vives ha tocado toda la vida el piano y el violonchelo; de hecho, la profesi¨®n que acredita es profesora de piano. 'Estudi¨¦ en la Escuela Municipal de M¨²sica de Barcelona con los maestros Nicolau y Llu¨ªs Millet; adoro Beethoven y Bach'. ?Se parecen volar y tocar el piano? 'Algo, son cosas delicadas, necesitas una pulsaci¨®n, una sensibilidad, y para volar tambi¨¦n'.
La ex piloto es muy modesta al hablar de su legendaria participaci¨®n en la guerra civil. 'Hab¨ªa que cumplir con el deber. Me movilizaron como aviadora los tres a?os de guerra, pero no hice vuelos de combate, s¨®lo de inspecci¨®n, de costa por ejemplo, localizando alg¨²n barco sospechoso, o hacia la frontera. Y realizaba vuelos de vigilancia de retaguardia'. Bueno, deb¨ªa de ser tambi¨¦n muy emocionante. 'S¨ª, s¨ª lo era. Mi labor principal, de todas formas, era, en el aer¨®dromo militar de El Prat, controlar el movimiento, anotar los aviones que sal¨ªan y llegaban. No me reclamaron para tirar bombas; ni mi fuerza ni mi esp¨ªritu iban con eso. No habr¨ªa salido a luchar, soy antimilitarista'. Pero vio muchas cosas. 'Ve¨ªa llegar a los nuestros, los que volv¨ªan; algunos heridos. Y estaban los Chatos, s¨ª, como avionetas pero m¨¢s gordos. Nos bombardearon muy poco. Lo m¨¢s dram¨¢tico fue un compa?ero que hizo un aterrizaje forzoso y perdi¨® una pierna'. Unas fotos de aquella ¨¦poca la muestran apoyada en un hangar haciendo punto mientras alrededor pululan aviadores de la Rep¨²blica con aire de personajes de L'espoir. 'Hab¨ªa muchos ratos libres. No llevaba uniforme. Vest¨ªa falda pantal¨®n, y cuando pilotaba, mono de vuelo. Pero siempre muy femenina, que se viera que era mujer. A otras les gustaba parecer chicos, como a Mari Pepa, pero a m¨ª no'.
Despu¨¦s de la guerra, Dolors Vives no fue represaliada, pero no volvi¨® a volar. ?Lo echa en falta? 'Volar era maravilloso, pero la verdadera aventura ha sido la vida, sacar adelante a los 10 ni?os de mi marido, con quien me cas¨¦ al quedar viudo, y al que ayudaba en su trabajo de m¨¦dico. ?Querr¨ªa conocerle? ?l s¨ª es verdaderamente importante. Un gran cirujano'.
La antigua aviadora me condujo hasta la habitaci¨®n de su esposo, de 94 a?os, que me ofreci¨® una mano esforzadamente firme. Tragu¨¦ saliva ante la conmovedora imagen de la pareja cogida del brazo, enfrentada al tenebroso fantasma del tiempo con dignidad y coraje. Al despedirme, en la puerta, mir¨¦ una ¨²ltima vez a la ex piloto de n¨ªveos cabellos y me pareci¨® oportuno evocar silenciosamente el sentido homenaje de los aviadores rusos de la II Guerra Mundial a sus compa?eras del aire: 'Aunque pusi¨¦ramos a vuestros pies todas las flores del mundo, no ser¨ªan tributo suficiente a vuestro valor'.
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