Un piloto suicida del 11-S pidi¨® una subvenci¨®n para comprar una avioneta
Una funcionaria relata todos los detalles de su rocambolesco encuentro con Mohamed Atta - Cuando mencion¨® a Bin Laden como l¨ªder mundial 'pens¨¦ que era un personaje de 'La guerra de las galaxias' - 'Quer¨ªa ayuda para comprar una avioneta para fumigar'
'Me dijo que su sue?o era conseguir una licencia de piloto y montar un negocio de fumigaci¨®n. Nos pidi¨® una subvenci¨®n de 650.000 d¨®lares para comprar una avioneta'. Johnelle Bryant, encargada de distribuir las ayudas del Departamento de Agricultura en el sur de Florida, explic¨® a su interlocutor, el terrorista Mohamed Atta, que no cumpl¨ªa los requisitos m¨ªnimos para obtener una subvenci¨®n. La entrevista tuvo lugar a finales de abril del a?o 2000. Al menos otros tres terroristas trataron tambi¨¦n de lograr cr¨¦ditos oficiales para financiar los atentados del 11 de septiembre.
Bryant no sospech¨® de Atta a pesar de sus modales agresivos, su disgusto por tener que hablar con una mujer o sus referencias a la destrucci¨®n de monumentos y edificios en Washington y Nueva York. La funcionaria cont¨® su historia a la cadena de televisi¨®n ABC a pesar de que sus superiores en el Departamento de Agricultura intentaron convencer a la empleada de que era mejor guardar silencio. Durante meses, Bryant no desvel¨® a los medios sus reuniones con los terroristas, a quienes reconoci¨® por las fotos poco despu¨¦s del 11-S. Casi nueve meses despu¨¦s, Bryant ha decidido hacer p¨²blicos esos encuentros abrumada por el peso de su conciencia: se culpa a s¨ª misma de no haber sabido captar la maldad ni las intenciones de las personas que se sentaron frente a ella en su despacho.
Las reuniones fueron estramb¨®ticas, particularmente la que mantuvo con el cerebro del 11-S en EE UU, el terrorista Mohamed Atta. El individuo se present¨® en la delegaci¨®n del Departamento de Agricultura decidido a pedir un cr¨¦dito con el que pensaba comprar una avioneta de fumigaci¨®n. Primero se neg¨® a hablar con ella porque era 's¨®lo una mujer'. Le explic¨® que si quer¨ªa un cr¨¦dito ten¨ªa que hablar con ella porque era la encargada del departamento; Atta acept¨®, pero con muestras evidentes de desprecio. 'Quer¨ªa una ayuda del Gobierno para comprar una avioneta de dos motores para seis pasajeros', cuenta Bryant. La mujer se lamenta ahora de no haber sabido entender las intenciones verdaderas de Atta: 'Me dijo que era ingeniero y que quer¨ªa modificar la avioneta e incorporar un tanque para productos qu¨ªmicos que ocupar¨ªa hasta el ¨²ltimo cent¨ªmetro disponible en el interior del aparato, excepto el asiento del piloto'.
Bomba voladora
?sa era la idea inicial: construir una especie de bomba voladora cargada de productos qu¨ªmicos o explosivos. Seg¨²n las confesiones de Abu Zubaydah, el lugarteniente de Al Qaeda detenido por EE UU en marzo, el grupo terrorista decidi¨® cambiar sus planes al comprobar que no pod¨ªan comprar avionetas; fue entonces cuando dise?aron el secuestro de aviones comerciales que culmin¨® en los atentados del 11-S.
La reuni¨®n sigui¨® de manera grotesca. Atta se mostr¨® 'muy agitado' cuando Johnelle Bryant le explic¨® que la concesi¨®n de subvenciones requer¨ªa un proceso burocr¨¢tico: 'Pensaba que le ¨ªbamos a dar el dinero en met¨¢lico en ese momento'. Despu¨¦s hizo alg¨²n comentario sobre la falta de seguridad en ese edificio p¨²blico: 'Me pregunt¨® de qu¨¦ manera pod¨ªa yo evitar que ¨¦l mismo viniera a mi lado de la mesa a cortarme el cuello y llevarse los millones de d¨®lares de la caja fuerte que ten¨ªa detr¨¢s'. Bryant, con bondad ins¨®lita, le explic¨® que en la caja fuerte no hab¨ªa dinero y que ella estaba entrenada en k¨¢rate, cosa que a Atta le pareci¨® tan interesante como para preguntar d¨®nde pod¨ªa ¨¦l aprender esas t¨¦cnicas de artes marciales. El terrorista tambi¨¦n coment¨® que iba a marcharse varias semanas 'a Madrid y a alg¨²n sitio de Alemania'.
La parte m¨¢s estrafalaria del encuentro tuvo lugar al final. Atta vio un cuadro con una foto de Washington tomada desde un avi¨®n e hizo alg¨²n comentario sobre el Pent¨¢gono y la Casa Blanca. Sac¨® un fajo de billetes, lo puso sobre la mesa y dijo que quer¨ªa comprar la foto. Cuando Bryant le dijo que no estaba en venta, sigui¨® sacando billetes. 'Despu¨¦s le cambi¨® la cara a un gesto amargo y dijo: '?Qu¨¦ le parecer¨ªa a EE UU que otro pa¨ªs destruyera sus ciudades y sus monumentos igual que se han destruido las ciudades de ese pa¨ªs?'.
Por si las pistas eran pocas, Atta pregunt¨® a la mujer sobre medidas de seguridad en edificios de Nueva York, especialmente en las Torres Gemelas: 'Pens¨¦ que hab¨ªa llegado hace poco a EE UU y que ten¨ªa curiosidad por cosas diferentes a como eran en su pa¨ªs'. Atta lleg¨® a mencionar a Osama Bin Laden como 'el hombre que se convertir¨ªa en el mayor l¨ªder del mundo', pero Bryant asegura que no hab¨ªa o¨ªdo nunca el nombre del terrorista y que le sonaba 'a un personaje de La guerra de las galaxias'.
Atta regres¨® meses despu¨¦s, camuflado con unas gafas oscuras, en compa?¨ªa de otro de los secuestradores, Marwan Al-Shehhi, que pidi¨® sin ¨¦xito una subvenci¨®n de 500.000 d¨®lares. Otros dos lo intentaron m¨¢s tarde, pero su nivel de ingl¨¦s no les llev¨® demasiado lejos. Bryant asegura que recuerda cada d¨ªa los 'ojos negros, terror¨ªficos' de Atta y no se perdona el no haber sido capaz de detectar sus planes. Ha hablado 'para que los estadounidenses est¨¦n alerta y sepan que si estos hombres pudieron entrar en mi oficina, tambi¨¦n pueden entrar en otras, en la de cualquiera'.
![La agente Rowley testifica ante el Comit¨¦ de Justicia del Senado el jueves por la tarde en Washington.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/6ISTLXPE3XQWNYMTMBZV4XTFUU.jpg?auth=20356b7d3f2e741eab3c516bae0510652a6bbbc2a02d0cb6659a3f01a4c60bdf&width=414)
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