?'Napsterizar' la nueva econom¨ªa?
UNO DE LOS ICONOS MEDI?TICOS m¨¢s representativos de la nueva econom¨ªa, la empresa Napster, que proporcionaba el servicio que ha permitido el trueque electr¨®nico y gratuito de m¨²sica a trav¨¦s de Internet, acaba de suspender pagos. Esta medida defensiva, ideada por su ¨²ltimo propietario (el gigante alem¨¢n Bertelsman), trata de evitar la desaparici¨®n definitiva de Napster.
La suspensi¨®n de pagos tiene importancia en s¨ª, y por lo que representa para la nueva econom¨ªa. En pleno esplendor de esta ¨²ltima, cuando se cre¨ªa que hab¨ªa llegado otro paradigma, basado en el vertiginoso cambio tecnol¨®gico, en el que no exist¨ªan los ciclos econ¨®micos, Napster se asent¨® como una revoluci¨®n. Distribu¨ªa a sus asociados -que llegaron a superar los 70 millones en todo el mundo- m¨²sica que ten¨ªa derechos de autor a trav¨¦s de Internet. El secreto consist¨ªa en proporcionar acceso instant¨¢neo a la m¨²sica a un coste casi nulo: el usuario pagaba por estar conectado de forma permanente a una corriente continua de m¨²sica en lugar de comprar un CD de vez en cuando. Por decirlo de alguna manera, hac¨ªa competencia a la pirater¨ªa tradicional de los top manta. La reacci¨®n de las cinco grandes discogr¨¢ficas del mundo (Universal, Sony, EMI, Warner y Bertelsman) no se hizo esperar y se inici¨® una batalla jur¨ªdica espectacular. Anticip¨¢ndose a una decisi¨®n judicial que pod¨ªa provocar su cierre, Napster busc¨® su propia autorregulaci¨®n y anunci¨® que a partir de marzo de 2001 (apenas dos a?os despu¨¦s de su nacimiento) impedir¨ªa el intercambio de canciones protegidas por los derechos de autor. Ah¨ª comenz¨® su decadencia: la autorregulaci¨®n iba en contra de la esencia de su negocio.
Napster ha sido el primero de un nuevo g¨¦nero de negocios que funcionan con mentalidad de red m¨¢s que seg¨²n la l¨®gica tradicional de los mercados. Su historia es la de un conflicto con los derechos de autor
El fen¨®meno de Napster trascendi¨® su propia raz¨®n social. Jeremy Rifkin public¨® un sonado art¨ªculo (Napsterizar la econom¨ªa), en el que intentaba generalizar algunas de las caracter¨ªsticas de un hipot¨¦tico proceso de producci¨®n. Seg¨²n el analista norteamericano, Napster no era una anomal¨ªa, sino el primero de un nuevo g¨¦nero de negocios que funcionan con mentalidad de red m¨¢s que seg¨²n la l¨®gica tradicional del mercado. Las nuevas tecnolog¨ªas inform¨¢ticas har¨ªan posible la existencia de empresas como Napster y revolucionar¨ªan la naturaleza del comercio, por tres razones sustanciales:
- La vertiginosa velocidad de distribuci¨®n e intercambio de la red hace que las transacciones propias del mercado resulten demasiado lentas: con un simple clic es posible distribuir m¨²sica a clientes de todo el mundo antes de que una registradora pueda marcar la venta de un solo CD.
- La distribuci¨®n por Internet reduce los costes de transacci¨®n casi a cero, eliminando los tradicionales m¨¢rgenes de beneficios sobre la actividad de las ventas.
- En los mercados, el ¨¦nfasis se pone en la maximizaci¨®n de la producci¨®n (el fabricante de CD), y el beneficio se obtiene seg¨²n el volumen de ventas, o sea, el n¨²mero de CD vendidos. En las redes, el acento se pone en minimizar la producci¨®n (un solo CD), y el beneficio se obtiene poniendo en com¨²n los riesgos y compartiendo los ahorros.
La utop¨ªa aparentemente proporcionada por Napster consist¨ªa en deducir que dentro de pocos a?os, adentrado el siglo XXI, los mercados, que constituyen el sello distintivo del capitalismo convencional, habr¨ªan desaparecido en gran medida, sustituidos por un nuevo tipo de sistema econ¨®mico basado en las relaciones en red: acuerdos contractuales de 24 horas al d¨ªa, siete d¨ªas a la semana. Rifkin terminaba su profec¨ªa afirmando: 'En el siglo XXI, el acceso a corto plazo entre servidores y clientes que se mueven en redes va a redefinir nuestra din¨¢mica social de una manera tan poderosa como lo hizo el intercambio de bienes en los mercados durante el siglo pasado'. Ya estamos en el siglo XXI, pero las tendencias no son tan claras como se preve¨ªa. Como demuestra la bancarrota de Napster.
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