La matanza de los miserables
El asesinato de 26 campesinos a manos de otros ind¨ªgenas muestra la situaci¨®n extrema de millones de pobres en M¨¦xico
La matanza de 26 campesinos zapotecos en Oaxaca ocurri¨® casi cinco siglos despu¨¦s de que el papa Paulo III admitiera, en su bula Sublimis Deus, que los indios americanos eran seres humanos, dotados de alma y raz¨®n. El patrimonio de los 26 difuntos apenas era m¨¢s abundante porque en el M¨¦xico de la pobreza, el ind¨ªgena es m¨ªsero, y a veces pierde la raz¨®n y el alma. Indios contra indios en una disputa de tierras y rencores. Una abuela con 20 nietos y artritis en manos y pies, de apenas 1,50 metros, figura en la cuerda de 18 reos, acusada de acribillar a mansalva con un fusil de asalto. Ver para creer.
Los labriegos fueron emboscados hace ocho d¨ªas, cuando volv¨ªan de trabajar en un aserradero, de talar en un ¨¢rea reclamada por sus asesinos. Les robaron hasta la soldada. 'Me queda ir al cerro a comer hierbas', lloraba una viuda. V¨ªctimas y asesinos, de etnias y comunidades diferentes, hab¨ªan re?ido durante a?os por 4.622 hect¨¢reas. Ausente el Estado de derecho, acabaron por imponerse las balas. 'Y adem¨¢s nos encontramos con una clase pol¨ªtica particularmente pobre. Ante la crisis, lo ¨²nico que hacen es echarse mutuamente la pelota', se?ala el historiador Lorenzo Meyer. 'Los mexicanos tenemos las sospechas de que no va a haber una respuesta clara, que ser¨¢ una masacre m¨¢s en un rosario de otras, donde el responsable ¨²ltimo no aparece'.
En el Estado de Oaxaca persisten 500 conflictos agrarios, 57 de ellos de car¨¢cter explosivo
Contrariamente a la impunidad, la justicia es un bien escaso en Am¨¦rica Latina. Durante la dictadura de Porfirio D¨ªaz (1876-1910), el 1% de la poblaci¨®n de M¨¦xico pose¨ªa el 70% de las tierras cultivables, en el Estado de Chihuahua una familia se consideraba due?a de 4.956.000 hect¨¢reas, y el de Hidalgo, se lo repart¨ªan tres. En democracia, el norte, cercano a Estados Unidos, prospera, y el sur, sigue rural, arcano y paup¨¦rrimo y en algunas votaciones ind¨ªgenas la mujer no puede votar. La secretaria (ministra) de Desarrollo Social, Josefina V¨¢zquez Mota, pidi¨® a sus compatriotas no eludir las propias responsabilidades porque 'la sangre de estos campesinos termina por salpicarnos a todos'.
La Comisi¨®n Permanente del Congreso guard¨® un minuto de silencio por los muertos, mientras la sensibilidad del hemiciclo preguntaba por los 1.200 millones de d¨®lares enviados al Estado sure?o para luchar contra la ignorancia, la pobreza y el feudalismo. Ni la revoluci¨®n (1910-17), ni los gobiernos posteriores pudieron modernizar el campo de M¨¦xico, y a¨²n persisten en Oaxaca, Estado con 570 municipios, 656 conflictos agrarios, 57 de car¨¢cter explosivo, seg¨²n un informe estatal. Las resoluciones judiciales son frecuentemente rechazadas en asambleas de vecinos adscritas a su propia legalidad.
'Es muy primitiva la cosa', resumi¨® ?ngel Colmenares, un pastor evang¨¦lico que asisti¨® a los funerales de la pasada semana. Tan primitiva como el desahucio de los ind¨ªgenas para la disciplina y la propiedad privada: un lastre hacia la modernidad y la integraci¨®n con Estados Unidos y Canad¨¢. Muchos criollos a¨²n coinciden con la valoraci¨®n de un directivo espa?ol de una agencia de noticias frente a un redactor mestizo. 'Para ser indio, has llegado bastante lejos'. Asintiendo mansamente el aludido y su esposa, el canalla remat¨® con esta afrenta: 'Yo de los hombres admiro la inteligencia, de las mujeres, las tetas'.
Las barbaridades, conceptuales o no, el aislamiento, el caciquismo, las torpezas y negligencias gubernamentales, y los at¨¢vicos y discutibles usos y costumbres de la indiada, todav¨ªa determinan no pocos de los peri¨®dicos dramas mexicanos, y subyacen en la matanza de Agua Fr¨ªa. Santiago Xochiltepec es un pueblo de 800 almas, perdido en las monta?as, enemigo del vecino Teojomulco. La tragedia refleja la heterogeneidad nacional, seg¨²n el soci¨®logo Carlos Mart¨ªnez. Los campesinos de mendrugo 'marchan a contracorriente de las ideas oficialistas de una transici¨®n democr¨¢tica'.
No sorprenden el desencuentro, la devaluaci¨®n de la democracia y de las leyes, y los tiros junto a los aserraderos en pugna, cuando aprieta el hambre, y s¨®lo hay un d¨®lar diario para combatirlo. 'A m¨ª ya s¨®lo me queda esperar la muerte', renunci¨® Mar¨ªa Ram¨ªrez, viuda septuagenaria. Cerca del 40% de los 100 millones de mexicanos son pobres, y entre los 10 millones de ind¨ªgenas censados, la indigencia y el analfabetismo son extremos. Sin presente, ni futuro, se aferran a lo poco que le dej¨® la historia: tierra, bosque y madera. El comandante Isaac Garc¨ªa reconoc¨ªa que se han matado durante d¨¦cadas, desde 1935, 'pero esta vez se les pas¨® la mano'. Probablemente ni lo sepan porque, seg¨²n las encuestas efectuadas en varios Estados, el 90% de la muestra desconoce qu¨¦ sea eso de los derechos humanos.
Los peritajes solicitados por un juez federal para delimitar las tierras del drama concluyeron, seg¨²n fuentes oficiales, porque los aldeanos portaban armas, y dos grup¨²sculos guerrilleros act¨²an en la zona. Te¨®ricamente, s¨®lo se otorgan permisos de tala en las regiones donde hay claridad en la tenencia, pero la arbitrariedad, el soborno o poderosos intereses econ¨®micos o pol¨ªticos tambi¨¦n deciden.
El pasado 9 de marzo, cuando trataba de delimitarse el ¨¢rea de Xochiltepec, un comunero cay¨® en otra emboscada, y los trabajos fueron suspendidos. Tres meses despu¨¦s sobrevino la mataz¨®n.
Y del salvajismo, al avasallamiento investigador. La persecuci¨®n de los verdugos, previsiblemente domiciliados en Teojomulco, fue a patadas en domicilios e iglesias, y arrampl¨® con los 10.000 d¨®lares de la caja comunitaria, y con el sordomudo Aniceto S¨¢nchez, a quien quisieron hacer hablar a palos. 'La polic¨ªa no puede hacer valer la ley con pura ilegalidad; que investiguen, pues, pero con justicia', protest¨® Toribio Rodr¨ªguez. 'Nos trataron como animales, peor que eso', protestaban los vecinos a los periodistas locales. La abuela del fusil de asalto, presa en un penal del Estado, mostraba sus manos inflamadas y retorcidas, apenas capaces para el gatillo de una carabina de feria.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.