La pobreza y el narcotr¨¢fico est¨¢n en la ra¨ªz de la matanza de Oaxaca
26 ind¨ªgenas mueren por una disputa de tierras en el sur de M¨¦xico
Los asesinos de la Sierra Sur de Oaxaca aguardaron, emboscados, en las lindes del camino hasta que el cami¨®n con los 26 campesinos zapotecos qued¨® bloqueado en una trampa. Nuevamente, el M¨¦xico sin Estado de derecho, m¨ªsero y bronco, resolv¨ªa a tiros una vieja disputa agraria. Enconos diversos, y, posiblemente, el narcotr¨¢fico, agravaron esta ¨²ltima. La ira de los deudos, junto a los 26 ata¨²des con otros tantos ind¨ªgenas, presagia nuevas venganzas: '?Perros malditos!, ?Cobardes!, ?Nos hubieran dicho que quer¨ªan pleito y les d¨¢bamos la cara!'.
Los pleitos sobre l¨ªmites entre comunidades son antiguos y, en algunos cerros de la regi¨®n oaxaque?a, centinelas armados cuidan las demarcaciones como si fueran trincheras. El narcotr¨¢fico, el contrabando de armas y la pol¨ªtica, los cacicazgos y los rencores, acentuaron las diferencias en un Estado donde la poblaci¨®n ind¨ªgena es numerosa, y aplica los usos y costumbres en la toma decisiones; algunas son salvajes. Los pueblos chatinos, zapotecos y mixtecos, habitantes de Sierra Sur, pugnan desde hace 295 a?os por 16.300 hect¨¢reas, y los dict¨¢menes presidenciales fueron incumplidos.
El abandono, los atavismos y las profundas desigualdades del mundo rural, con uno de cada dos habitantes sobreviviendo con un d¨®lar diario, subyacen en la matanza del anochecer del viernes, en el paraje Agua Fr¨ªa del M¨¦xico ¨¢rido, ceniciento y nopalero. Los 26 campesinos regresaban de un aserradero tras cobrar la quincena, y los pistoleros al acecho no tuvieron piedad: les acribillaron a placer con fusiles de asalto R-15 y AK-47. Los heridos fueron rematados, y las soldadas, robadas. El ch¨®fer y su hijo salvaron la vida porque eran ajenos a las hostilidades. Su testimonio permiti¨® la detenci¨®n de nueve sospechosos.
'Mataron a jovencitos'
'Mataron a puros jovencitos', lloraba Ventura Hern¨¢ndez. Cayeron puros jovencitos porque la pobreza mexicana es estructural, y los hijos de las familias pobres son pobres, y engendrar¨¢n a hijos pobres, cuyo legado ser¨¢ la miseria y las cuentas pendientes. La confrontaci¨®n se remonta a 1935, cuando los habitantes de la comunidad hicieron suyas 8.000 hect¨¢reas.
Desde aquel a?o a la fecha, las represalias y los choques a muerte han sido frecuentes, y causaron 300 v¨ªctimas, seg¨²n un recuento del diario Reforma. Un alcalde que hab¨ªa cumplido 13 a?os de prisi¨®n como culpable por la matanza de otros 14 labriegos, cometida en 1986, figura en la relaci¨®n de buscados. No pocas de las disputas proceden del nombramiento de alcaldes de aldea, seg¨²n los usos y costumbres ind¨ªgenas, aplicados por buena parte de los diez millones registrados en un pa¨ªs con 100 millones de habitantes.
El asilvestramiento de las ¨¢reas remotas de Oaxaca, comparable al observado en otras de los 31 estados mexicanos, bate diversos ingredientes. El titular de la Secretar¨ªa de Protecci¨®n Ciudadana, Heliodoro D¨ªaz, atribuye la barbarie a la pobreza, a la marginaci¨®n y a la ignorancia, y presume que una venganza personal, demarcaciones sin resolver y el narcotr¨¢fico activaron la tragedia. 'Hay una actitud de obstinaci¨®n para definir los l¨ªmites agrarios con el claro prop¨®sito de proteger un ¨¢rea dedicada al narcotr¨¢fico', aventur¨® el funcionario. Cualquier lacra es posible en una naci¨®n con 5,2 millones de familias m¨ªseras, padre, madre e hijos analfabetos, y una chabola insalubre, seg¨²n un reciente informe del Banco Mundial.
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