Acusaciones cruzadas entre Quito y Madrid

El 11 de enero de 2001, el delegado para la Extranjer¨ªa, Enrique Fern¨¢ndez-Miranda, declar¨® al diario El Comercio, de Ecuador, que el convenio de regulaci¨®n de flujos migratorios que se dispon¨ªa a ofrecer al pa¨ªs suramericano permitir¨ªa reservar 40.000 puestos de trabajo a sus ciudadanos en Espa?a durante los siguientes cinco a?os. Cuando aterriz¨® en Quito unos d¨ªas m¨¢s tarde, el 24 de enero, una multitud entusiasta le recibi¨® con flores en la mano. Las autoridades le colgaron del pecho la Orden Nacional al M¨¦rito.

Ecuador y Espa?a firmaron el acuerdo el 29 de mayo de 2001. Un a?o despu¨¦s, los 40.000 empleos han quedado reducidos a cuatro. 30.000 personas han entregado su documentaci¨®n en oficinas abiertas en todo el pa¨ªs con la ilusi¨®n de trabajar en Espa?a. Y a¨²n tienen la esperanza de hacerlo. 'Nosotros firmamos el acuerdo de buena voluntad y hemos cumplido nuestra parte. S¨®lo falta que Espa?a cumpla la suya', dice el diplom¨¢tico Leonardo Carri¨®n, que particip¨® en las negociaciones desde el primer momento.

La segunda colonia

Los ecuatorianos forman, con 82.000 regularizados a 31 de diciembre del a?o pasado, la segunda colonia de inmigrantes m¨¢s numerosa de Espa?a (la primera es la marroqu¨ª). Y es constante la entrada de ciudadanos de esa nacionalidad con visado de turista por los aeropuertos.

El convenio de inmigraci¨®n buscaba sofocar esa inmigraci¨®n ilegal. A cambio, ofrec¨ªa la posibilidad de cruzar el oc¨¦ano con todos los papeles en regla y un empleo seguro. Las razones por las que no se est¨¢ cumpliendo son distintas seg¨²n quien las explique.

Desde el lado espa?ol, el director general de Ordenaci¨®n de las Migraciones, Antonio Maceda, dice que 'los empresarios han optado por pa¨ªses m¨¢s cercanos, como Polonia, porque el coste del viaje es muy importante en los contratos de corta duraci¨®n'. Pero la distancia entre Espa?a y Ecuador no ha variado en el ¨²ltimo a?o. ?Acaso no fue tenida en cuenta a la hora de firmar el convenio? Maceda expone otra raz¨®n: 'Polonia y Ruman¨ªa fueron m¨¢s r¨¢pidas a la hora de disponer oficinas para los empleadores espa?oles'.

Desde el otro lado del charco, Leonardo Carri¨®n niega el ¨²ltimo extremo: 'Hemos cumplido el convenio dentro de los plazos acordados. Espa?a adquiri¨® unos compromisos precisos. Prometi¨® cosas que luego no ha cumplido'.

En las calles de Ecuador, la esperanza puede convertirse en drama. 'Las filas para ir a Espa?a crecen', titulaba El Comercio el 19 de marzo. Y desde entonces han seguido haci¨¦ndolo. 'Es que han creado banderines de enganche, y no era eso', se lamenta Maceda.