Ante una aut¨¦ntica crisis alimentaria global
Los ministros de Agricultura de todo el mundo estar¨¢n reunidos en Roma desde hoy hasta el jueves con motivo de la Cumbre Mundial sobre la Alimentaci¨®n. El encuentro, promovido por la Organizaci¨®n para la Agricultura y la Alimentaci¨®n (FAO), se centrar¨¢ en la grave cuesti¨®n de c¨®mo alimentar a una poblaci¨®n en aumento en el pr¨®ximo siglo. En la cumbre habr¨¢ cientos de discursos y de talleres sobre c¨®mo enfocar un desarrollo sostenible y poner algo de comida en las bocas de los cerca de mil millones de seres humanos que en la actualidad sufren de desnutrici¨®n. Sin embargo, m¨¢s interesante que el orden del d¨ªa ser¨¢ el propio men¨². Tanto en las cenas oficiales como en las reuniones de las ONG se espera un elevado consumo de ternera y otras carnes. Y es aqu¨ª donde residen la contradicci¨®n y el reto al que se enfrentan los delegados, y el resto de nosotros, a la hora de estudiar c¨®mo alimentar a nuestros semejantes.
Cientos de millones de personas en todo el mundo pasan hambre todos los d¨ªas porque gran parte de la tierra arable se utiliza para cultivar cereales para piensos, para animales, en vez de cultivar cereales alimentarios para las personas. Y las vacas, los cerdos, los pollos y dem¨¢s ganado alimentado con estos piensos son consumidos por los m¨¢s ricos del planeta, mientras que los pobres se mueren de hambre. En el ¨²ltimo medio siglo, nuestra sociedad global ha erigido una escala de prote¨ªnas mundial artificial, en la que el vacuno y otros animales alimentados a base de cereales se sit¨²an en el pelda?o superior. Hoy en d¨ªa, las poblaciones ricas, principalmente en Europa, Norteam¨¦rica y Jap¨®n, est¨¢n encaramadas en lo m¨¢s alto de esa cadena alimentaria, y devoran la riqueza del planeta. La transici¨®n que ha experimentado la agricultura mundial, de los cereales alimentarios a los cereales para pienso, supone una nueva forma de perversidad humana, cuyas consecuencias pueden ser mayores y m¨¢s duraderas que cualquier otro ejemplo anterior de maldad infligida por el hombre a sus semejantes.
Actualmente, m¨¢s del 70% de los cereales producidos en Estados Unidos se destina a la alimentaci¨®n de ganado, la mayor¨ªa vacuno. Desgraciadamente, dentro de los animales dom¨¦sticos, el ganado vacuno es uno de los transformadores de pienso m¨¢s ineficaces. Son devoradores de energ¨ªa y a menudo se les considera los 'Cadillacs' de los animales de granja. Hacen falta m¨¢s de cuatro kilos de pienso para que un novillo de engorde gane cerca de medio kilo de peso. De estos cuatro kilos, '2,7 son piensos constituidos por cereales y subproductos y 1,3 kilos son forraje'. Esto significa que s¨®lo el 11% del pienso se transforma en carne de vaca, y que el resto se quema como energ¨ªa en el proceso de conversi¨®n, ya que se utiliza para mantener las funciones corporales normales o se excreta o absorbe en partes del animal que no se comen, como el pelo o los huesos.
Se calcula que cuando un novillo de engorde est¨¢ listo para ir al matadero, habr¨¢ consumido m¨¢s de 1.200 kilos de cereales y pesar¨¢ alrededor de 470 kilos. Actualmente, en Estados Unidos se destinan 157 millones de toneladas m¨¦tricas de cereales, legumbres y prote¨ªnas vegetales aptas para uso humano para alimentar al ganado que producir¨¢ los 28 millones de toneladas m¨¦tricas de prote¨ªnas animales que consumen los seres humanos anualmente.
El vacuno y otros ganados devoran gran parte de los cereales cultivados en el mundo. Cabe destacar que ¨¦ste es un fen¨®meno agr¨ªcola nuevo, distinto a todo lo que se ha experimentado anteriormente. Curiosamente, la transici¨®n del forraje al pienso se ha llevado a cabo sin apenas generar debate, a pesar de haber tenido un impacto m¨¢s fuerte en las pol¨ªticas de utilizaci¨®n de la tierra y de distribuci¨®n de alimentos que cualquier otro factor en los tiempos modernos.
La demanda mundial de cereales-pienso sigue aumentando, pues las multinacionales persiguen aprovecharse de la demanda c¨¢rnica de los pa¨ªses ricos. Dos tercios de los incrementos en la producci¨®n de cereales en Estados Unidos y Europa entre 1950 y 1985, los a?os de la gran expansi¨®n de la agricultura, se destinaron a cereales-pienso, principalmente para vacuno.
En los pa¨ªses en desarrollo el tema de la reforma agraria ha aglutinado peri¨®dicamente a la poblaci¨®n campesina y ha provocado levantamientos pol¨ªticos populistas. No obstante, mientras la cuesti¨®n de la propiedad y control de la tierra ha sido un tema de gran importancia p¨²blica, el uso de la tierra ha tenido menor inter¨¦s para el di¨¢logo pol¨ªtico. Aun as¨ª, la decisi¨®n de utilizar la tierra para crear una cadena alimentaria artificial, la m¨¢s injusta en la historia, ha sumido en la miseria a cientos de millones de personas en el mundo. Es importante tener en cuenta que un acre [40,5 ¨¢reas] de cereales produce cinco veces m¨¢s prote¨ªnas que un acre destinado a la producci¨®n de carne: cantidad que aumenta hasta diez veces en el caso de las legumbres (alubias, guisantes, lentejas) y hasta quince veces con las verduras de hoja.
Las empresas mundiales que fabrican las semillas, los productos qu¨ªmicos agr¨ªcolas y el ganado, y controlan los mataderos y los canales de marketing y distribuci¨®n de carne de vacuno pretenden convencernos de las ventajas del ganado alimentado con pienso. Las campa?as de publicidad y de ventas destinadas a los pa¨ªses en desarrollo no dudan en equiparar la carne alimentada a base de cereales con el prestigio de un pa¨ªs. Ascender en la 'escala de prote¨ªnas' se convierte en el list¨®n del ¨¦xito que permite entrar a formar parte del club de ¨¦lite de los productores situados en lo m¨¢s alto de la cadena alimentaria mundial. Farm Journal, publicaci¨®n estadounidense, refleja los prejuicios de la industria agr¨ªcola: 'Parece que el primer paso que debe dar todo pa¨ªs en desarrollo es aumentar y diversificar su oferta de carne. Todos empiezan creando instalaciones para la producci¨®n de huevos y carne de pollo: la forma m¨¢s r¨¢pida y barata de producir prote¨ªnas no vegetales. Despu¨¦s, tan pronto como su econom¨ªa se
lo permite, suben la 'escala de prote¨ªnas' hasta llegar al cerdo, la leche y los productos l¨¢cteos, m¨¢s adelante, al vacuno alimentado con pasto y, por ¨²ltimo, si pueden, llegan al vacuno alimentado con cereales.
Animar a otros pa¨ªses a subir la escala de las prote¨ªnas redunda en beneficio de los agricultores y de la industria agr¨ªcola estadounidenses. M¨¢s de un estadounidense se sorprender¨ªa si supiera que dos tercios del cereal exportado por Estados Unidos se destina a alimentar ganado en vez de alimentar a gente que pasa hambre.
Muchos pa¨ªses en desarrollo subieron por la escala de prote¨ªnas en el momento ¨¢lgido de la expansi¨®n agr¨ªcola, cuando la tecnolog¨ªa de la 'revoluci¨®n verde' produc¨ªa excedentes de cereal. En 1971 la Organizaci¨®n para la Agricultura y la Alimentaci¨®n (FAO) sugiri¨® pasarse al cultivo de grano grueso, que el ganado pod¨ªa consumir con m¨¢s facilidad. El gobierno estadounidense le dio un impulso adicional con su programa de ayudas externas, al vincular la ayuda alimentaria al desarrollo de mercados de cereales-pienso. Empresas como Ralston Purina y Cargill recibieron del gobierno pr¨¦stamos a bajo inter¨¦s para que abrieran instalaciones dedicadas a las aves de corral alimentadas con cereales en los pa¨ªses en desarrollo para, as¨ª, iniciarles en el ascenso por la escala de prote¨ªnas. Varios pa¨ªses siguieron el consejo de la FAO y han intentado mantenerse alto en la escala de prote¨ªnas incluso mucho despu¨¦s de que desaparecieran los excedentes de la revoluci¨®n verde. La producci¨®n c¨¢rnica mundial se ha quintuplicado en los ¨²ltimos 50 a?os.
La transici¨®n de la comida al pienso sigue en marcha en muchos pa¨ªses, sin visos de cambios a pesar de la creciente hambruna de una raza humana cada vez m¨¢s desesperada. Las consecuencias humanas de esta transici¨®n quedaron dram¨¢ticamente reflejadas en 1984 en Etiop¨ªa, donde cada d¨ªa mor¨ªan de hambre miles de personas. La opini¨®n p¨²blica no era consciente de que, al mismo tiempo, Etiop¨ªa estaba utilizando parte de su tierra agr¨ªcola para cultivar torta de linaza, de semillas de algod¨®n y de colza y export¨¢ndolo como alimento de ganado al Reino Unido y a otros pa¨ªses europeos. Actualmente hay millones de acres de tierra en el tercer mundo que s¨®lo se utilizan para producir piensos destinados al ganado europeo.
Es terrible que un 80% de los ni?os hambrientos en el mundo vivan en pa¨ªses con excedentes alimentarios, la mayor¨ªa en forma de piensos para animales que, a su vez, s¨®lo ser¨¢n consumidos por los m¨¢s ricos. Hoy en d¨ªa, un asombroso 36% del cereal mundial se destina a la alimentaci¨®n de ganado. En los pa¨ªses en desarrollo la cuota de cereal para ganado se ha triplicado desde 1950 y sobrepasa el 21% del total de la producci¨®n de cereales. En China la cuota de cereal destinado al ganado se ha triplicado desde 1960, pasando del 8% al 26%. En M¨¦xico, la cuota ha aumentado en el mismo periodo del 5% al 45%, en Egipto del 3% al 31%, y en Tailandia del 1% al 30%.
La paradoja del sistema de producci¨®n alimentaria actual reside en que millones de consumidores ricos en el primer mundo fallecen por enfermedades relacionadas con la riqueza (enfermedades coronarias, infartos, diabetes y c¨¢ncer), provocadas porque se atiborran de ternera y otras carnes ricas en grasa alimentadas a base de cereales, mientras que en el tercer mundo la gente muere de enfermedades provocadas por la pobreza al neg¨¢rsele el acceso a la tierra para cultivar cereales con los que alimentar a sus familias.
Las estad¨ªsticas dan qu¨¦ pensar. Se estima que 300.000 estadounidenses fallecen prematuramente cada a?o debido al exceso de peso, y estas cifras contin¨²an aumentando. Seg¨²n los expertos, si persiste esta tendencia, en pocos a?os morir¨¢n m¨¢s estadounidenses debido a la obesidad que por el tabaco. Actualmente, el 61% de los estadounidenses adultos sufren de sobrepeso. Aunque se tiende a creer que s¨®lo los estadounidenses est¨¢n gordos, el hecho es que m¨¢s de la mitad de la poblaci¨®n adulta de entre 35 y 65 a?os en Europa tambi¨¦n sufre del mismo problema. El exceso de peso afecta al 51% de la poblaci¨®n del Reino Unido y al 50% de la poblaci¨®n alemana. Y la cifra de obesos crece r¨¢pidamente en los pa¨ªses en desarrollo, en las capas m¨¢s adineradas de la poblaci¨®n. Seg¨²n la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS), la raz¨®n es 'la extendida adopci¨®n del estilo de vida basado en hamburguesas ricas en grasas'. La OMS informa de que, actualmente, el 18% de la poblaci¨®n total mundial es obesa, pr¨¢cticamente la misma cantidad de gente desnutrida.
Mientras los consumidores ricos comen, literalmente, hasta morir, con dietas en las que abundan las carnes grasas, cerca de 20 millones de personas mueren cada a?o en el mundo debido al hambre y a enfermedades con ella relacionadas. Se calcula que el hambre cr¨®nica contribuye al 60% de las muertes infantiles.
Son muchos los que consideran que el consumo de grandes cantidades de vacuno y otras carnes alimentadas con cereales es un derecho b¨¢sico y un modo de vida. La otra cara de la cultura de la carne, en la que miles de desplazados buscan desesperadamente algo que llevarse a la boca, nunca sale a relucir ante la opini¨®n p¨²blica. Los consumidores de carne de vaca en el primer mundo est¨¢n tan alejados de la cara amarga del complejo cereales/carne que no saben o no les preocupa el modo en que sus preferencias diet¨¦ticas afectan las vidas de los dem¨¢s y la pol¨ªtica de otros pa¨ªses.
La cuesti¨®n es ¨¦sta. En la Cumbre Mundial sobre la Alimentaci¨®n se hablar¨¢ mucho sobre c¨®mo aumentar la producci¨®n de alimentos. Sin duda, las empresas biotecnol¨®gicas estar¨¢n presentes haciendo propaganda de sus 'semillas milagrosas' modificadas gen¨¦ticamente. Los pa¨ªses del G-7 y las ONG hablar¨¢n de ampliar la ayuda alimentaria. Los pa¨ªses del sur hablar¨¢n de acuerdos comerciales globales m¨¢s justos y de garantizar precios m¨¢s altos para sus productos. Puede que incluso se debata sobre la necesidad de reformar las explotaciones agrarias en los pa¨ªses pobres. Lo que probablemente estar¨¢ pr¨¢cticamente ausente en los debates ser¨¢n las preferencias alimentarias de los consumidores m¨¢s ricos del mundo, que prefieren comer en el punto m¨¢s alto de la cadena alimentaria mundial con dietas ricas en carnes grasas alimentadas con cereales, mientras sus semejantes del tercer mundo se mueren de hambre porque la mayor parte del suelo agr¨ªcola se utiliza para cultivar piensos para animales. Hace ya mucho tiempo que deber¨ªamos haber iniciado un debate global sobre c¨®mo promover una dieta vegetariana, diversificada y rica en prote¨ªnas para el ser humano.
As¨ª que, cuando, el jueves, los delegados oficiales y las ONG finalicen sus reuniones diarias en la Cumbre Mundial sobre la Alimentaci¨®n de la FAO y se sienten para cenar, la verdadera pol¨ªtica alimentaria estar¨¢ ah¨ª, ante ellos, en sus platos.
Jeremy Rifkin es el autor de Beyond beef: the rise and fall of the cattle culture (Plume, 1992). Adem¨¢s, es presidente de la Fundaci¨®n sobre Tendencias Econ¨®micas de Washington, DC.
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