Un tribunal isl¨¢mico de Pakist¨¢n sobresee la lapidaci¨®n de una mujer
La v¨ªctima de la 'shar¨ªa' fue acusada de adulterio tras una violaci¨®n
Zafran Bibi no sonre¨ªa. Un tribunal federal isl¨¢mico de Pakist¨¢n acababa de sobreseerle la condena a morir lapidada por adulterio. Sin embargo, la mujer, de 27 a?os, no ten¨ªa mucho que celebrar. Tras la humillaci¨®n de verse ante la justicia por un embarazo que alguien sospech¨® extramatrimonial, regres¨® el pasado fin de semana a su aldea donde, con toda probabilidad, volver¨¢ a ser violada por los hermanos de su marido, que sigue en prisi¨®n. El juez que la absolvi¨® en ning¨²n momento cuestion¨® las leyes e instituciones judiciales hudud que siguen permitiendo situaciones similares.
Al contrario: seg¨²n la prensa local, el presidente del tribunal, Fazal Illahi Jan, critic¨® las preocupaciones de las ONG. 'El revuelo y quejas de ciertas ONG contra las leyes hudud y las instituciones judiciales no tienen base y eran innecesarias. Las instancias de apelaci¨®n est¨¢n para cumplir o revocar las decisiones de los tribunales', manifest¨® Illahi en el proceso.
Las leyes hudud son una interpretaci¨®n literal de la shar¨ªa, o ley isl¨¢mica, que incluye castigos f¨ªsicos (hadd) y no garantiza la presunci¨®n de inocencia. Su aplicaci¨®n es especialmente ominosa para las mujeres, cuya credibilidad queda en entredicho ante el testimonio de un var¨®n. Pakist¨¢n, cuyo corpus judicial hered¨® en gran medida el c¨®digo brit¨¢nico, introdujo esa legislaci¨®n de origen religioso con el dictador Zia ul Haq. El general logr¨® as¨ª el respaldo de los extremistas isl¨¢micos, numerosos pero sin duda minoritarios.
La condena de Zafran salt¨® a la atenci¨®n internacional y sirvi¨® para que un prominente equipo de abogados se encargara de su defensa que, inicialmente, correspond¨ªa a un letrado de oficio, mucho menos inclinado a buscar resquicios legales en favor de su cliente.
Propiedad familiar
Zafran, campesina de la aldea de Kohat (provincia de la Frontera Noroccidental), denunci¨® haber sido violada por Akmal Jan, hermano de su marido, cuando recog¨ªa le?a en los alrededores. Ambos, presuntos violador y violada, fueron detenidos y acusados por la polic¨ªa de violaci¨®n. Luego un examen m¨¦dico demostr¨® que ella estaba embarazada de siete u ocho semanas cuando present¨® la denuncia, 11 d¨ªas despu¨¦s de la agresi¨®n. Akmal qued¨® en libertad bajo fianza, pero a Zafran se le deneg¨® la posibilidad.
Tras cambiar de abogado, Zafran modific¨® su declaraci¨®n y denunci¨® una violaci¨®n anterior por parte de otro cu?ado, Yamal Jan. El tribunal la declar¨® culpable y la conden¨® a morir lapidada. De nada sirvi¨® que su marido, Naimat Jan, de 38 a?os, declarara que podr¨ªa estar embarazada de ¨¦l porque le hab¨ªa visitado en la c¨¢rcel de Haripur, donde cumple condena de 25 a?os por asesinato.
Lo que desde fuera puede verse como un enrevesado rompecabezas no revela sin embargo m¨¢s que las s¨®rdidas condiciones de vida de la mujer rural paquistan¨ª, cuyo cuerpo se considera propiedad del marido y, por extensi¨®n de la familia de ¨¦ste, desde el momento en que se casa. El hecho de que el marido de Zafran est¨¦ encarcelado la deja adem¨¢s sin protecci¨®n frente a los abusos de su familia pol¨ªtica.
Su abogado defensor, Iftijar Guilani, recurri¨® a las interpretaciones m¨¢s benignas de la shar¨ªa en su apelaci¨®n. 'El profeta [Mahoma] dijo que se evitaran los castigos hadd siempre que fuera posible', subray¨®. El tribunal federal que vio el recurso estuvo de acuerdo y acept¨® varios errores de procedimiento. Pero rechaz¨® la pretensi¨®n del fiscal general de la provincia de la Frontera Noroccidental de que el caso sirviera para eliminar el estigma de la ilegitimidad de los hijos nacidos fuera del matrimonio.
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