Red Hot Chili Peppers aseguran que a¨²n les mueve el esp¨ªritu punki

Los estadounidenses Red Hot Chili Peppers estuvieron apenas dos d¨ªas en Madrid para presentar en directo ante un reducido n¨²mero de espectadores, y grabarlo para un especial de televisi¨®n en exclusiva para 40 TV, su octavo ¨¢lbum, By the way. Al d¨ªa siguiente, la banda ofreci¨® una jornada exhaustiva de promoci¨®n para medios de comunicaci¨®n espa?oles, antes de iniciar su pr¨®xima gira mundial en Italia y en la que s¨®lo visitar¨¢n Barcelona. Aseguraron que el esp¨ªritu punki sigue moviendo su m¨²sica.

La noche del lunes, el madrile?o C¨ªrculo de Bellas Artes acog¨ªa algo m¨¢s de una hora de la en¨¦rgica m¨²sica de los Red Hot Chili Peppers. La ventaja de poder disfrutar de los monstruos del rock en lugares peque?os est¨¢ en que son ideales para tomarle la medida en corto a grupos a los que se ha conocido v¨ªa MTV o vi¨¦ndoles actuar en grandes estadios.

En la intimidad, Red Hot Chili Peppers sonaron como si de su local de ensayo se tratase. El concierto sirvi¨® para que el cuarteto, luciendo impresionantes torsos y musculaturas, gran variedad de tatuajes y -el bajista- pelos te?idos, presentase algunos de los temas nuevos.

Pero tambi¨¦n para ver c¨®mo lucha cada uno de los m¨²sicos por hacer que su particular instrumento encaje perfectamente como pieza de un puzzle que deviene en su caracter¨ªstico sonido. En el concierto brillaron nuevos temas como Universally speaking, que comienza con un d¨²o de igual a igual entre el espectacular bajista Flea y el guitarra John Frusciante, que tampoco es manco, y, sobre todo, Can't stop, un tema de rock-funk basado en una irresistible figura de guitarra.

Entremedias, Red Hot Chili Peppers, que no paraban de vacilarse unos a otros en escena, intercalaron grandes ¨¦xitos de su discograf¨ªa -Give it away o Californication, entre otras- para apuntalar la velada. Algo innecesario, ya que el p¨²blico que llenaba el recinto madrile?o se manifestaba desde el principio entusiasta declarado del grupo.

Af¨¢n de renovaci¨®n

Ayer, martes, lleg¨® el turno de las declaraciones. Despu¨¦s de una audici¨®n del nuevo disco, By the way, posaban como chavales para las fotos de rigor, para pasar a explicar posteriormente a un nutrido grupo de periodistas que el esp¨ªritu punki sigue dirigiendo su m¨²sica: 'Es lo que est¨¢ en los principios de todas las bandas como nosotros. Ese af¨¢n de renovaci¨®n es lo que nos hizo empezar. Pero no se puede hacer m¨²sica de la misma manera que en los setenta'.

Anthony Kiedis, el solista de Red Hot Chili Peppers, apuntaba: 'Esa energ¨ªa punki a¨²n no ha quedado en el camino en nuestro caso'.

Sobre la crisis discogr¨¢fica que asola el mercado mundial, el guitarrista John Frusciante se mostraba optimista: 'Creo que no significar¨¢ el final de la m¨²sica. Tal vez, los grandes no dispongan ya de enormes presupuestos para hacer sus discos, pero, por otro lado, eso beneficiar¨¢ a los peque?os grupos, que podr¨¢n grabarlos en estudios caseros y sacarlos al mercado con menos medios'.

Por la tarde, el grupo se dedic¨® a conversaciones con peque?os grupos de periodistas o periodistas en solitario en una suerte de carrera loca en la que se deten¨ªan justo 15 minutos para cada conversaci¨®n.

John Frusciante, el m¨¢s parlanch¨ªn de todos, confesaba que su ¨²ltimo disco conten¨ªa m¨¢s canciones de amor porque 'aunque ninguno est¨¢ casado, puede decirse que todos estamos en este momento enamorados. Hubo otras ¨¦pocas, como cuando el disco Blood, sugar, sex & magic, en las que se produjeron rupturas sentimentales, y eso motiv¨® canciones como Breaking the rules. Pero ahora no es as¨ª'.

Por su parte, el bater¨ªa Chad Smith respond¨ªa con iron¨ªa a la acusaci¨®n de que el nuevo trabajo del grupo es m¨¢s comercial: 'Ustedes tienen en Espa?a un programa de televisi¨®n de m¨²sica comercial [Operaci¨®n Triunfo] con el que nosotros no podemos competir, aunque me encantar¨ªa que nos invitaran'. Al decirle que gente como Mick Jagger fue all¨ª a hacer promoci¨®n, la sonrisa ir¨®nica se acent¨²a hasta el sarcasmo.