?Qui¨¦n es esa mujer que se sienta con Camacho?
Silvia Dorschnerova 'sufre' el banquillo m¨¢s cargado de tacos y sudor como ¨²nica mujer en el torneo que ejerce de delegada de una selecci¨®n
De Silvia Dorschnerova se saben dos cosas a ciencia cierta: que es la ¨²nica mujer en el Mundial que oficia de delegada de equipo de una selecci¨®n y que, precisamente, es la secretaria de Espa?a. Cuando los aficionados ven los partidos del equipo nacional en la Copa del Mundo por la televisi¨®n, los planos de Ra¨²l, Valer¨®n o Hierro se entremezclan con los del banquillo. Y all¨ª reinan Jos¨¦ Antonio Camacho y, a su izquierda, una mujer con gafas, de rostro p¨¢lido enmarcado en dos mechones de pelo lacio marr¨®n oscuro y aire l¨¢nguido. Podr¨ªa pasar por una profesora de filosof¨ªa griega de la Universidad de Columbia. Pero es Silvia Dorschnerova.
La labor de Dorschnerova es ardua. Convive con la plantilla en las concentraciones y, sobre todo, junto a Camacho durante los partidos. La secretaria, como muchas de las grandes estrellas del negocio, ha decidido no hablar con la prensa, no sea que le sustraigan el secreto fundamental que se esconde bajo el techo de metacrilato de los banquillos port¨¢tiles que ocupa el cuerpo t¨¦cnico espa?ol. Las c¨¢maras y los redactores se limitan a observarla desde una distancia prudencial. De lo contrario, ella es tajante. '?No hablo, no hablo, no hablo!', suplica sonriente y sin dejar de huir.
Dorschnerova es una mujer de aspecto enigm¨¢tico, como ausente. Nada parece inmutarla. Ni los goles en contra, ni los goles a favor, ni los saltos de Camacho descubriendo aureolas de sudor bajo los sobacos, ni los tacos de medio vestuario presa de la pasi¨®n mundialista.
La expresi¨®n '?p¨¦gate a esta banda, Mendieta, cojones!' es una m¨¢s de las que se escuch¨® ayer, en medio del caudal ingente de blasfemias que inunda el rect¨¢ngulo del ¨¢rea t¨¦cnica durante los encuentros. As¨ª de brutal y viril es el universo de Camacho y los futbolistas de pura cepa. Un territorio propicio a la dispersi¨®n, al arrebato, a la falta de rigor en las formas y en el fondo.
Nada de esto parece amenazar a Dorschnerova. En medio del fragor de los partidos, sigue atenta a los cambios, a los jugadores que se preparan en la banda, al cuarto ¨¢rbitro, a su boli y a sus anotaciones registrales en el acta del partido. Es perfectamente eficaz. Por eso, en un acto que sus allegados califican de 'detalle', de 'gesto de sensibilidad muy propio de ¨¦l', Camacho la llam¨® para incorporarla al equipo antes del Mundial.
La secretaria no es una funcionaria nueva en la federaci¨®n. Trabaja en la sede de Alberto Bosch desde el Mundial de Espa?a, en 1982. Durante muchos a?os fue secretaria de Juli¨¢n del Amo, el ahora ex secretario. Con la jubilaci¨®n de Del Amo y ante la vacancia del puesto, Camacho la propuso porque se trataba de la aspirante m¨¢s natural.
Hija de checos, Dorschnerova habla ingl¨¦s, franc¨¦s y alem¨¢n. Adem¨¢s, conoce el oficio registral tras muchos a?os de observaci¨®n. Durante los partidos es quien debe entregar el acta al cuerpo arbitral. All¨ª lo registra todo: la alineaci¨®n, los cambios, las amonestaciones, los goles y las incidencias. Es la interlocutora entre el cuerpo t¨¦cnico y la FIFA. Una especie de cauce formal de relaci¨®n entre los equipos y la organizaci¨®n burocr¨¢tica de los torneos. En caso de que Camacho haga alg¨²n cambio durante el partido -Ra¨²l por Luis Enrique, por ejemplo-, ella es la encargada de anunci¨¢rselo al cuarto ¨¢rbitro.
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