Extasiados
A 10 euros 'la pirula'. Esa cotizaci¨®n alcanzaba una dosis de ¨¦xtasis en el aparcamiento de la sala Universal de Legan¨¦s pocas horas despu¨¦s de que seis j¨®venes, tres de ellos en estado de coma, fueran hospitalizados por mezclar drogas de dise?o. Quienes comercializan las pastillas doblaron su precio habitual para cobrar los riesgos adicionales del jaleo. No les falt¨® clientela. A pesar del estremecedor espect¨¢culo que dieron los seis 'colgados', con espasmos, convulsiones y desplomes incluidos, 'la pe?a' segu¨ªa completamente ajena a lo ocurrido meti¨¦ndose lo que pillaba para bailar como zombies.
La fiesta hab¨ªa comenzado a las nueve de la ma?ana con la sugerente consigna de 'non stop', es decir 'no parar'. Una especie de 'danzad, danzad, malditos' bajo el mandato de esa cadencia techno que contravendr¨ªa a Napole¨®n por considerar la m¨²sica el mejor de los ruidos. Eliminar la fatiga es mayoritariamente la causa del consumo de drogas de dise?o. Sin ellas no podr¨ªan dar botes 12 horas continuadas y amortizar hasta el l¨ªmite los 18 euros que cuesta la entrada con derecho a una consumici¨®n. El temor a los efectos es pr¨¢cticamente inexistente. Casi todos piensan que el ¨¦xtasis, ya sea l¨ªquido o en pastillas, es menos t¨®xico y peligroso que otras sustancias de peor fama como la coca¨ªna. Quienes lo fabrican han sabido darle un aspecto inocente, en chupitos o en forma de caramelos, para fomentar esa falsa creencia. Pocos saben que el ¨¦xtasis es un vasoconstrictor y que la disminuci¨®n del riego sangu¨ªneo que provoca puede causar paros cardiacos o infartos cerebrales. Tambi¨¦n desconocen que la ingesti¨®n continuada termina destruyendo las neuronas y alterando el comportamiento hasta convertir al individuo en un enfermo mental.
?se es el futuro que le espera a una legi¨®n de chicos que se iniciaron en el consumo de estas abominables golosinas cuando eran todav¨ªa unos ni?os.
Los informes que maneja en este sentido la Agencia Antidroga de la Comunidad de Madrid son aterradores. Los j¨®venes de nuestra regi¨®n son los que m¨¢s ¨¦xtasis consumen de toda Espa?a y los que se inician a m¨¢s temprana edad. M¨¢s del 14% de los muchachos de 18 a?os toman pastillas y aqu¨ª la edad media de iniciaci¨®n apenas sobrepasa los 15. La cantidad que ingieren es igualmente mayor que en el resto del pa¨ªs porque, mientras la media nacional est¨¢ en 4,5 pastillas por sesi¨®n, los chicos de Madrid se toman unas seis.
Lo m¨¢s terrible es que todo esto ocurre generalmente a espaldas de los padres, la inmensa mayor¨ªa de los cuales no tienen la menor idea de lo que se mete cada fin de semana su angelito. La creencia predominante es que s¨®lo toman pastillas los chicos de los dem¨¢s y, como mucho, tan s¨®lo les entra en la cabeza que su ni?o las ha ingerido excepcionalmente por probar. Seg¨²n los expertos, la coincidencia del periodo inici¨¢tico con los cambios de personalidad propios de la adolescencia camufla las alteraciones que las drogas de dise?o causan en el comportamiento. Nos encontramos as¨ª con una sociedad que no ve o, lo que es peor, no quiere ver c¨®mo un alt¨ªsimo porcentaje de la juventud hipoteca vilmente su futuro. Ante semejante panorama la ¨²nica terapia posible es la informaci¨®n y tener los ojos bien abiertos. Para que un chaval sepa decir 'no' en las edades de riesgo hay que contarle desde cr¨ªo lo que podr¨¢ encontrarse a las puertas de cualquier discoteca. Es necesario prevenirle con tiempo y mantener viva la comunicaci¨®n con ¨¦l en todo momento para actuar antes de que sea demasiado tarde. La ignorancia es el peor enemigo de un adolescente. Por su parte, la Administraci¨®n ha de intensificar sus programas educativos en la escuela y combatir con ah¨ªnco a quienes directa o indirectamente se forran envenenando a la chavaler¨ªa. Hay discotecas donde se consumen drogas con un descaro realmente intolerable. Es m¨¢s, son dignas excepciones los empresarios que, de forma activa, impiden que los chicos se 'coloquen' en su local . Adem¨¢s, si cualquiera puede comprar pirulas en el aparcamiento de una discoteca, cualquier agente de paisano podr¨¢ tambi¨¦n ponerles la tienda patas arriba. O acabamos de una vez por todas con la pol¨ªtica del avestruz o pronto las urgencias se colapsar¨¢n con los 'extasiados'.
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