Odisea
Mi hija de siete a?os padece artritis cr¨®nica juvenil y tiene muy afectado un tobillo, con la consiguiente atrofia de la pierna. En febrero, su reumat¨®loga decidi¨® comenzar un tratamiento recuperativo con metotrexato, producto com¨²nmente utilizado en enfermedades de tipo inmunol¨®gico, consistente en una inyecci¨®n semanal durante al menos ocho meses, y me remiti¨® a mi centro de salud. Hasta aqu¨ª, todo bien.
La odisea comienza cuando en el centro de salud se niegan a administrarle el tratamiento, alegando que el centro no cumple las condiciones f¨ªsicas, de personal y de conservaci¨®n del medicamento estipuladas en la normativa vigente. As¨ª, me veo acudiendo todos los viernes al hospital de La Paz, donde inyectan a mi hija, 'como un favor a la reumat¨®loga' y siempre que no sea festivo en el hospital infantil de d¨ªa, donde; adem¨¢s, dichas condiciones no se diferencian en nada de las que actualmente presenta el centro de salud, y teniendo que sumar cuatro o cinco d¨ªas m¨¢s al mes en la larga lista de faltas al colegio de mi hija.
Cuando consigo la normativa, me encuentro con la sorpresa de que s¨ª est¨¢ permitida la administraci¨®n de este producto ya preparado (en formato de soluci¨®n inyectable), que es como lo vengo adquiriendo en la farmacia. Y entonces la gerencia del centro de salud me sale con que necesitan una v¨ªa de desecho especial para este medicamento, que no tienen y no tienen por qu¨¦ tener.
Al final, por el bien de la ni?a, para no violar su derecho a la educaci¨®n, aunque se viole su derecho a la atenci¨®n sanitaria, tengo que aprender a inyect¨¢rselo yo en mi casa y a buscarme la vida para desechar las jeringuillas, agujas y envase que, por otra parte, recogen muy amablemente en mi farmacia habitual.
?Qu¨¦ condiciones f¨ªsicas (un domicilio particular), de personal (s¨®lo soy una madre que siempre ha tenido fobia a las agujas), de conservaci¨®n (el botiqu¨ªn de mi casa) y de desecho (la farmacia de mi barrio) son las que no tiene un centro de salud y de las que yo s¨ª dispongo?
Me han dado a entender que por lo privado no tendr¨ªa ninguno de estos problemas, pero ?es que no pagamos ya por y para la Seguridad Social?, ?la sanidad y la educaci¨®n no son derechos constitucionales inviolables de todos los ni?os de este pa¨ªs? En el centro de salud me dicen que no debo pinchar a la ni?a, sino irme a La Paz. Pero yo digo que todo esto es absurdo, incongruente, il¨®gico. Por desgracia, los que nos vemos obligados a utilizar este tipo de tratamientos encontramos a menudo estos problemas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.