'El dise?o entra por la puerta de servicio'
Pregunta. No es muy habitual coleccionar electrodom¨¦sticos como hace usted.
Respuesta. Hay gente que colecciona radios, cafeteras..., pero no conozco a nadie que lo haga con aparatos de manipulaci¨®n de alimentos.
P. ?C¨®mo empez¨®?
R. Comprando algunas piezas que me interesaban por su est¨¦tica. Luego me di cuenta que aquello empezaba a tener un cierto sentido, aunque m¨¢s est¨¦tico que funcional. Y empec¨¦ la colecci¨®n con una cierta sistematizaci¨®n: recopil¨¦ informaci¨®n, antiguos cat¨¢logos...; fui a ver las colecciones de dise?o en Alemania, Francia e Italia, que son m¨¢s gen¨¦ricas... Me interesaban los aparatos del h¨¢bitat dom¨¦stico.
P. ?Hay un por qu¨¦?
R. Quiz¨¢ porque estoy metido en el tema del dise?o. Empec¨¦ a comprarlos porque me gustaban. Ya ten¨ªa una colecci¨®n de muebles de los a?os treinta y a partir de ah¨ª, aunque no s¨¦ si tiene mucha relaci¨®n, me met¨ª.
P. ?C¨®mo los obtiene?
R. Hay m¨¢s mercado de lo que parece. En Alemania hay una cultura industrial, con circuitos de mercados de coleccionismo que destaca por el dise?o. Pero la parte importante de la colecci¨®n la he comprado en Valencia, Barcelona o en Madrid.
P. Entre todos, ?tiene uno que sea su favorito?
R. Quiz¨¢ sea una kettle [hervidora el¨¦ctrica] que Peter Behrens dise?¨® para AEG a principios del siglo XX. Es la primera vez que aparece la figura de un dise?ador industrial requerido por un fabricante para que haga una l¨ªnea de producto.
P. ?La colecci¨®n es para usted solo?
R. Tener una colecci¨®n y no mostrarla es un poco absurdo. Espero poder exponerla de forma permanente a partir de octubre aqu¨ª en Godella.
P. ?El electrodom¨¦stico es la materializaci¨®n de la modernidad?
R. La disponibilidad de estos aparatos es muy confusa porque su reclamo es sustituir el servicio dom¨¦stico. Va unido a la electrificaci¨®n, que aqu¨ª, fuera de las grandes ciudades, lleg¨® en los a?os cincuenta y sesenta. En los Estados Unidos, el electrodom¨¦stico empieza a popularizarse en los a?os veinte, pero aqu¨ª llega muy tarde. Por ejemplo, el frigor¨ªfico al principio estaba en el comedor, porque era un signo externo de poder¨ªo que costaba casi como un Seiscientos.
P. ?Qu¨¦ implic¨® la irrupci¨®n del electrodom¨¦stico en la vida de la mujer?
R. La trampa era que el electrodom¨¦stico le iba a facilitar la vida, pero en realidad la vinculaba m¨¢s al hogar.
P. ?Cu¨¢l es la relaci¨®n del hombre con el electrodom¨¦stico?
R. El hombre se qued¨® en el electrodom¨¦stico del entretenimiento: la radio, el tocadiscos, el televisor...
P. ?Qu¨¦ singulariza el dise?o de los electrodom¨¦sticos frente al resto de la arquitectura interior?
R. El dise?o entra en las casas por la puerta de servicio, como ya indic¨® un trabajo del Cooper-Hewitt National Design Museum. Para la gente, la est¨¦tica de los electrodom¨¦sticos resulta m¨¢s receptiva que la de los muebles. En los a?os veinte era posible en Am¨¦rica encontrar casas con cocinas con est¨¦tica aerodin¨¢mica mientras que los muebles eran totalmente cl¨¢sicos. Tener una casa con muebles contempor¨¢neos, o de una cierta vanguardia, hasta hace muy poco daba miedo a la mayor¨ªa de la gente. Le creaba inseguridad. Ahora eso ha cambiado porque hay m¨¢s informaci¨®n.
P. ?La gente ya se preocupa m¨¢s del interior de su casa que de la fachada?
R. As¨ª es, y por lo que detecto, el hombre ya se preocupa mucho m¨¢s que la mujer.
EN DOS TRAZOS
El interiorista Andr¨¦s Alfaro Hofmann (Valencia, 1957) es un producto m¨¢s propio del Weimar de la Bauhaus que de la Valencia del Museo Fallero. A costa del tiempo que emplea en sus proyectos de interiorismo y en el dise?o de muebles ha reunido una colecci¨®n de electrodom¨¦sticos con m¨¢s de 3.000 piezas y una notable biblioteca sobre dise?o industrial. Tras haberla expuesto hace unos a?os con cierto ¨¦xito en Valencia y Barcelona, dispondr¨¢ de un espacio de exhibici¨®n permanente a partir de octubre en una de las amplias y exquisitas salas de su estudio en Godella.
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