'?Pinches gringos!'
La derrota trunc¨® la fiesta mexicana: 'Hemos perdido de pendejos, regal¨¢ndoles dos goles'
'?Pinches gringos!'. La polic¨ªa proteg¨ªa ayer la embajada norteamericana temiendo que la rabia la emprendiera a pedradas contra la legaci¨®n del imperio despu¨¦s de que el desconsuelo hubiera vaciado la cercana plaza del ?ngel de la Independencia. '?Bin Laden!, ?Bin Laden!', convocaban algunos. La derrota de M¨¦xico frente a Estados Unidos, ante el vecino arrogante y rico, afligi¨® como ninguna y la hinchada regres¨® a casa llorando y reclamando: 'Hemos perdido de pendejos. No nos han ganado, les hemos regalado dos goles'.
Millones de mexicanos presenciaron el encuentro, que comenz¨® a la 1.30 de la madrugada (hora local) con mariachis, gorgoritos, y los tradicionales Ay, ay, ay... y Cielito lindo de las gestas y celebraciones. Pero antes de que terminara el partido ya hab¨ªan callado las cornetas y los pitos, M¨¦xico era un velorio y el grito de guerra, '?Viva M¨¦xico, cabrones!', casi de oficio. La devoci¨®n frunc¨ªa el ce?o a la Virgen de Guadalupe porque el naufragio de la selecci¨®n indicaba que las invocaciones a su amparo hab¨ªan sido desatendidas. Los v¨ªtores y los rosarios fueron sustituidos por incidentes que supusieron 40 detenciones. El presidente, Vicente Fox; su esposa, Marta Sahag¨²n; sus hijos y el consejo de ministros, vestidos con la camiseta de la selecci¨®n, tambi¨¦n se dol¨ªan.
'Nunca M¨¦xico hab¨ªa llegado tan lejos, se relam¨ªa pensando en los cuartos de final y vino a cerrarle el paso el incordio de siempre, el pinche vecino del Norte, cuya derrota habr¨ªa reverdecido la victoria mexicana del ?lamo sobre los colonos de Texas (1836). No han podido con el s¨ªndrome del ¨¦xito', explicaba un psiquiatra.
Fox trat¨® de insuflar un poco de ¨¢nimo a una selecci¨®n y un pa¨ªs desolados. Televisa le comunic¨® con los jugadores ?scar Conejo P¨¦rez y Cuauht¨¦moc Blanco y juntos lamieron la herida nacional: 'Qu¨¦ bueno que se luch¨®; qu¨¦ bueno que hubo un gran esfuerzo para ganar, para buscar ese triunfo. Que no decaiga el ¨¢nimo'.
El gobernante siempre exhibe br¨ªos, aunque pol¨ªticamente le caigan chuzos de punta, y los jugadores correspondieron con sentidos prop¨®sitos de enmienda: 'Muchas gracias, se?or presidente; el equipo hizo un gran esfuerzo, pero, bueno, ellos hicieron los goles'.
Los due?os de bares y restaurantes, que hab¨ªan almacenado tequila, tacos y bandas de charros, maldec¨ªan como hombres de negocios y patriotas: 'Nos han amolado, y c¨®mo duele estando tan cerca'. Los aficionados m¨¢s tristes amanecieron en el ?ngel de la Independencia con las pinturas y la emoci¨®n nacionalistas corridas por las l¨¢grimas y la frustraci¨®n.
La otra cara de la moneda, aunque con la sordina que acompa?a a un deporte que no est¨¢ entre los m¨¢s populares, se vivi¨® al otro lado de la frontera. 'Estados Unidos avanza en el mundo', titul¨® The Washington Post en una edici¨®n especial. En las calles de Washington, las bocinas de algunos veh¨ªculos, que celebraban de madrugada el triunfo, perturbaron el sue?o de muchos ciudadanos.
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