La falsa 'hermandad asi¨¢tica'
Jap¨®n y Corea del Sur comparten diplom¨¢ticamente el torneo, pero tambi¨¦n una profunda rivalidad por razones hist¨®ricas
Jap¨®n y Corea del Sur, los dos pa¨ªses anfitriones del Mundial, se juegan hoy la vida en los octavos de final y, aunque oficialmente se habla mucho de la hermandad asi¨¢tica y tal, del deseo que tienen ambos pueblos de que el otro triunfe, nadie se lo cree. Si Jap¨®n vence a Turqu¨ªa y Corea pierde contra Italia, el dolor surcoreano ser¨¢ mucho m¨¢s intenso que si tuviesen el consuelo de saber que los japoneses tambi¨¦n han sufrido la humillaci¨®n de la derrota. Y viceversa.
Una idea de c¨®mo la gente reaccionar¨¢ en el caso de que uno pierda y otro gane se vio en noviembre de 2001, cuando ambas selecciones perdieron en amistosos contra Senegal. Los surcoreanos celebraron su traspi¨¦. ?Por qu¨¦? Porque perdieron por menos goles que los japoneses. 'Es una locura', dijo Guus Hiddink, el entrenador holand¨¦s de la selecci¨®n surcoreana; '?pero si perdimos los dos!'.
Hiddink es un buen t¨¦cnico, pero, evidentemente, de la historia de estos dos pa¨ªses vecinos conoce poco. El antagonismo que existe entre Inglaterra y Argentina, por ejemplo, es una frivolidad comparado con el mar de desconfianza que separa a Jap¨®n y Corea del Sur. Los ingleses ocupan unas rocas en el Atl¨¢ntico sur. Los japoneses invadieron la pensinsula surcoreana y ah¨ª permanecieron entre 1910 y 1945 cometiendo todo tipo de atrocidades, seg¨²n los surcoreanos, sin excluir la prostituci¨®n forzada de cientos de miles de mujeres -mujeres de consuelo, las llamaban- para satisfacer las necesidades de los soldados nipones.
La herida nunca acaba de cicatrizar porque, dicen los surcoreanos, los japoneses jam¨¢s han pedidio disculpas por lo que hicieron. Ni siquiera han reconocido su mal. Al contrario. Los surcoreanos, siempre molestos con los japoneses, se enfurecieron hace un a?o cuando en Jap¨®n se public¨® un libro de texto para los colegios p¨²blicos de ense?anza secundaria en el que no se hac¨ªa ninguna menci¨®n a la brutalidad del ej¨¦rcito imperial japon¨¦s durante la ocupaci¨®n de Corea. Y no s¨®lo eso, sino que en el texto se afirma que los 35 a?os de dominaci¨®n japonesa fueron una especie de ¨¦poca dorada para Corea, en la que el pa¨ªs peg¨® un salto econ¨®mico debido a la promoci¨®n japonesa de los ferrocarriles y los sistemas de riego.
El Gobierno de Corea del Sur insisti¨® por v¨ªas oficiales en que Jap¨®n deb¨ªa hacer cambios en el libro en cuesti¨®n que reflejasen el sufrimiento de su pueblo. Jap¨®n, salvo uno o dos detalles, se neg¨® y, a causa de ello, se desataron disturbios antinipones en Se¨²l. Los manifestantes quemaron banderas japonesas e intentaron atacar su embajada. El primer ministro japon¨¦s, Junichiro Koizumi, ech¨® a¨²n m¨¢s le?a al fuego el 15 de agosto del a?o pasado, el aniversario de la rendici¨®n japonesa al final de la Segunda Guerra Mundial, al hacer una visita oficial a un cementerio de guerra japon¨¦s en el que est¨¢n sepultados siete criminales de guerra, entre ellos el general Hideki Tojo, que fue ejecutado por los aliados por haber iniciado la guerra en el Pac¨ªfico. Ning¨²n primer ministro japon¨¦s hab¨ªa visitado el cementerio desde 1988 precisamente por temor a ofender a pa¨ªses como Corea que hab¨ªan sufrido las consecuencias del fascismo japon¨¦s del siglo pasado.
Desde que ha empezado el Mundial ha habido un cese de las hostilidades. La ret¨®rica oficial se ha vuelto mucho m¨¢s conciliadora. Koizumi ha viajado a Se¨²l y ha hablado de la necesidad de acentuar los aspectos positivos de la relaci¨®n entre los dos vecinos. Los futbolistas tambi¨¦n han entrado en el juego. 'Es importante para Jap¨®n y Corea del Sur demostrar que el f¨²tbol de Asia merece ser tomado en serio', declar¨® Hideto-shi Nakata, el centrocampista de la selecci¨®n nipona que juega en Italia; 'Corea del Sur es el pa¨ªs anfitri¨®n con Jap¨®n, con lo cual tiene nuestro apoyo'.
Un diplom¨¢tico europeo coment¨® que le encantar¨ªa que fuese verdad que el Mundial ayudase a crear relaciones m¨¢s cordiales entre los dos pa¨ªses, pero tambi¨¦n se tem¨ªa que 's¨®lo han decidido dar una buena im¨¢gen mientras haya visitas en casa'. Sebastian Mofeet, el autor de un libro sobre el f¨²tbol en Jap¨®n llamado Reglas japonesas, no cree que existan motivos por pensar que vaya a haber una distensi¨®n real: 'Los surcoreanos tienen un enorme complejo respecto a los japoneses y a los japoneses no les importa. La idea de que el Mundial vaya a reparar las relaciones entre ambas naciones es una ficci¨®n que promueven los pol¨ªticos'.
Y, si no, que se lo pregunten al t¨¦cnico franc¨¦s de la selecci¨®n japonesa, Philippe Troussier. A diferencia de su hom¨®logo del lado surcoreano, Troussier s¨ª entiende lo que significa la rivalidad entre Jap¨®n y Corea del Sur. Cuando Corea gan¨® por 1-0 a Jap¨®n en abril de 2000 no s¨®lo pidi¨® la prensa japonesa a gritos que Troussier fuese despedido, sino que lo tuvieron acorralado en su casa, aterrado de salir a la calle, durante tres semanas.
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