Inmigraci¨®n: mentiras e ilusiones
Si la huelga general no lo impide, la pr¨®xima cumbre europea de Sevilla va a tener como tema estrella el de la inmigraci¨®n. Estas ¨²ltimas semanas, Aznar no se ha cansado de viajar en busca de complicidad para unas propuestas que, en lo esencial, constituyen un plan de acci¨®n policial a escala comunitaria: mayor coordinaci¨®n e incremento sustancial de los medios humanos y t¨¦cnicos dedicados a prevenir y reprimir la inmigraci¨®n clandestina; posible creaci¨®n de una polic¨ªa europea de fronteras; 'fichaje' y expulsi¨®n expeditiva de los inmigrantes ilegales; tratamiento de los reincidentes como delincuentes comunes; etc. Nada nuevo bajo el sol. Con todo, hay un aspecto del plan Aznar que s¨ª constituye una relativa novedad: la de amenazar con suspender las ayudas al desarrollo a aquellos pa¨ªses que no controlen seriamente sus propias fronteras y no colaboren activamente en la guerra europea contra la inmigraci¨®n clandestina. De momento, Aznar ya ha recibido, c¨®mo no, el apoyo de Berlusconi y Blair.
Hay que reconocer que el ya famoso tridente lleva raz¨®n en algo: el tema de la inmigraci¨®n s¨®lo puede ser abordado eficazmente a escala continental. Mejor dicho, intercontinental. Ahora bien, que la soluci¨®n pase por castigar a los pa¨ªses exportadores de emigrantes tiene su miga. Recordemos algunos datos, tomados casi al azar de fuentes no sospechosas.
Seg¨²n reconoce la propia Agencia Espa?ola para la Cooperaci¨®n Internacional (AECI), 'la desigualdad entre los extremos del arco de la distribuci¨®n de la renta en el ¨¢mbito mundial no ha dejado de crecer en los ¨²ltimos 30 a?os. El 16% de la poblaci¨®n controla el 80% de la riqueza mundial, mientras que 1.200 millones de personas viven en situaci¨®n de extrema pobreza con menos de un d¨®lar al d¨ªa y otros 2.800 millones con menos de dos d¨®lares diarios. A pesar de algunos avances sociales, las carencias en ¨¢mbitos b¨¢sicos siguen siendo notables: unos 160 millones de ni?os sufren malnutrici¨®n moderada o severa y unos 110 millones no est¨¢n escolarizados; m¨¢s de 800 millones de personas no tienen recursos para alimentarse; m¨¢s de 840 millones de adultos siguen siendo analfabetos, unos 800 millones carecen de acceso a servicios de salud y m¨¢s de 1.200 millones carecen de acceso al agua potable'.
Todo ello a pesar de que en 1970, los pa¨ªses industrializados acordaron destinar el 0,7% de su PNB a programas de cooperaci¨®n internacional para ayudas al desarrollo de los pa¨ªses m¨¢s pobres. En realidad, 30 a?os despu¨¦s, y pese al boom econ¨®mico de las d¨¦cadas de 1980 y 1990 (y, por cierto, con muchos gobiernos de izquierda de por medio), los pa¨ªses de la OCDE destinan un promedio del 0,25% a tales programas, lo que equivale a unos 55.000 millones de d¨®lares al a?o. (En el caso de Espa?a, el porcentaje actual es del 0,24%).
De todos modos, 55.000 millones de d¨®lares al a?o en ayuda al desarrollo parece mucho dinero. ?Qu¨¦ se ha hecho de ¨¦l? Entre otras cosas, ocurre que las materias primas exportadas desde los pa¨ªses en desarrollo han perdido m¨¢s del 50% de su valor comercial en los ¨²ltimos 15 a?os. Ocurre tambi¨¦n que, por cada d¨®lar de esta ayuda, los bancos se quedan otros tres en pagos de intereses de la deuda externa del Tercer Mundo, por lo que los pa¨ªses pobres acaban pagando a los ricos m¨¢s de lo que reciben. En muchas ocasiones, la misma ayuda del pa¨ªs donante pasa directamente al Banco Mundial o al FMI en pagos por endeudamiento.
Paralelamente, seg¨²n datos compilados por el IISS (International Institute for Security Studies) las exportaciones legales y declaradas de material militar de un Estado a otro ascendieron en 1999 a 53.400 millones de d¨®lares, mientras que el gasto mundial en defensa y armamento alcanz¨®, en 1999, la cifra de 809.000 millones de d¨®lares. Los principales pa¨ªses exportadores fueron Estados Unidos, Rusia, Reino Unido, Francia, Alemania y China. Espa?a ocupa una muy interesante novena posici¨®n en esta clasificaci¨®n. El 68% de las exportaciones tuvieron como destino pa¨ªses pobres.
Un ¨²ltimo dato: El presupuesto norteamericano de 'defensa' propuesto para el pr¨®ximo a?o fiscal por la administraci¨®n Bush es de 396.100 millones de d¨®lares. El presupuesto anual de las Naciones Unidas, organizaci¨®n creada para 'preservar la paz y la seguridad colectiva mediante la cooperaci¨®n internacional', es de 10.000 millones de d¨®lares.
?Para qu¨¦ seguir? Bien, por lo menos para contribuir a contrarrestar la demagogia y la desverg¨¹enza aznariana y de sus aliados, internacionales y nacionales. Y tambi¨¦n para confrontar la izquierda con sus responsabilidades, para recordarle que tan absurdo e in¨²til es pretender resolver a escala global el tema de la inmigraci¨®n desde una ¨®ptica b¨¢sicamente policial y militar, como hace la derecha urbi et orbe, como ilusorio es abordar estrictamente a escala local, y desde una ¨®ptica b¨¢sicamente humanitaria cuando no caritativa, lo que son efectos de una organizaci¨®n internacional del trabajo, de la riqueza, del poder que genera miseria en tres cuartas partes del mundo y que no ofrece otra alternativa a los despose¨ªdos que la de intentar colarse en los reductos de bienestar.
'Pensar globalmente, actuar localmente' ha sido, y sigue siendo, una receta bienintencionada para abordar los problemas del mundo. Bienintencionada, pero insuficiente. Algo as¨ª como tratar de enfrentarse al sida o a la malaria s¨®lo con cari?o, tiritas, calmantes y cataplasmas... Elementos importantes, valiosos, dignos de todo nuestro apoyo. Pero mientras no haya profilaxis y vacunas, la epidemia se reproduce y extiende. Mientras la izquierda no act¨²e tambi¨¦n globalmente, las mejores acciones locales quedar¨¢n sumergidas, ahogadas, en las aguas turbulentas, infectadas, de una globalizaci¨®n economicista, unilateral. Nosotros globalizamos, ellos son globalizados.
Pep Subir¨®s es escritor y fil¨®sofo.
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