Ronaldinho, h¨¦roe y villano
En los 72 a?os transcurridos desde el primer Mundial, s¨®lo cuatro jugadores, dos de ellos brasile?os, han marcado un gol y han sido expulsados en un mismo partido. Ronaldinho es el cuarto. Los otros tres son el uruguayo Cabrera, en Chile 62; el brasile?o Garrincha, autor de dos tantos, tambi¨¦n en 1962, y el surcoreano Ha Seok Ju, en Francia 98.
Hasta que se le mostr¨® la tarjeta roja (m. 70), Ronaldinho hab¨ªa sido ayer la figura de la selecci¨®n brasile?a. Fue su regate y su pase el que cre¨® el primer gol. Fue su lanzamiento de falta el que adelant¨® a Brasil. Y fue su entrada, tan desafortunada como innecesaria, a Mills la que hizo que su equipo tuviese que jugar parte del segundo tiempo con diez hombres.
El brasile?o insiste en que el gol que anot¨® no fue un centro mal dado, sino en que puso el bal¨®n donde quer¨ªa. 'Caf¨² me alert¨® de que Seaman se adelantaba', explic¨®, 'esperando que la pelota ir¨ªa cruzada buscando el cabezazo de alguien. Estaba un poco lejos, pero intent¨¦ sorprenderlo. Retrocedi¨®, pero no tuvo tiempo de rechazar'.
En cuanto a la plancha que le supuso la expulsi¨®n, Ronaldinho no es por naturaleza malintencionado. Juega con frescura y alegr¨ªa. La cara de sorpresa que puso cuando se le expuls¨® reflej¨® su incredulidad ante la decisi¨®n del ¨¢rbitro, el mexicano Ramos. Quiz¨¢ tambi¨¦n se hab¨ªa sorprendido a s¨ª mismo: 'Yo no creo que haya sido una falta para expulsi¨®n'. Seg¨²n ¨¦l, Mills le dijo despu¨¦s lo mismo.
De todos modos, si Mills le hubiese hecho una entrada as¨ª a Ronaldinho, con el peligro que podr¨ªa haber corrido su tobillo, los jugadores brasile?os no habr¨ªan dudado en exigir su expulsi¨®n.
Ronaldinho pec¨® de semejante manera por razones seguramente parecidas a las que condenaron a sus tres antecesores mundialistas a dejar el campo antes de tiempo. Se aceler¨®. Llevaba una sobrecarga el¨¦ctrica. Estaba jugando el partido m¨¢s grande de su vida, hab¨ªa sido el arquitecto de un excelente primer gol y el autor de un segundo tanto que fue mejor todav¨ªa. La emoci¨®n de lo que le estaba pasando le hizo perder el control.
No jugar¨¢ en las semifinales. Una suerte para el rival de Brasil.
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