?frica sigue esperando
Los tambores de los aficionados senegaleses no dejaron de tocar a lo largo de todo el partido, pero la verdad es que sus jugadores dejaron de bailar hacia la mitad del primer tiempo, asfixiados por la superior presi¨®n, organizaci¨®n y garra de la selecci¨®n turca.
Los leones de Senegal no lograron superar, pues, la marca de los leones de Camer¨²n en el torneo de Italia 90, en el que se convirtieron en la primera selecci¨®n africana en llegar a los cuartos de final de un Mundial y estuvieron en un tris, a costa de Inglaterra, de alcanzar las semifinales.
La idea generalizada, entonces, fue que ?frica estaba a punto de explotar, de conquistar el planeta, con el extraordinario talento natural de sus jugadores. Seguimos esperando.
Senegal asombr¨® y deleit¨® con la musculosa plasticidad de su juego, con sus maravillosos goles, con su merecido triunfo sobre el campe¨®n, Francia. El Hadji Diouf y Henry Camara no son nombres que puedan caer en el olvido de un campeonato al que le han entregado buena parte de sus momentos m¨¢s brillantes.
M¨¢s f¨¢cil de olvidar ser¨¢n las otras selecciones africanas que compitieron en Corea y Jap¨®n. La dura realidad es que el f¨²tbol africano sigue lejos de imponerse entre los grandes del f¨²tbol internacional, incluso en un Mundial tan sorprendemente democr¨¢tico como el primero que se lleva a cabo en el Lejano Oriente. Ninguno de los otros cuatro pa¨ªses, T¨²nez, Nigeria, Sur¨¢frica y Camer¨²n, lograron pasar siquiera a la segunda fase.
Camer¨²n, el campe¨®n de ?frica, prometi¨® mucho, pero decepcion¨®, en parte por la lamentable falta de deseos de ganar que demostr¨® en el malhumorado partido que perdi¨® (2-0) contra Alemania. Nigeria, siempre tan fuerte y potente, qued¨® la ¨²ltima en el grupo de la muerte sin dar mayores se?ales de vida. T¨²nez no ofreci¨® ninguna resistencia en el de Jap¨®n y Sur¨¢frica casi se clasifica en el de Espa?a, pero no cont¨® con la garra de Paraguay.
Se suele hablar de que los africanos son buenos jugadores, con una tremenda habilidad, pero que les falta organizaci¨®n y profesionalismo. Eso lo van adquiriendo muchos de ellos en las Ligas europeas. El problema sigue siendo que, aunque cada selecci¨®n tiene dos o tres de gran calidad, tambi¨¦n cuenta con otros tantos que no est¨¢n al primer nivel. Esa circunstancia crea al final equipos descompensados.
Habr¨¢ que seguir teniendo paciencia. Con tiempo, una selecci¨®n africana ganar¨¢ un Mundial. Quiz¨¢s, como se deriva de la experiencia surcoreana, cuando se dispute el primero en sus tierras.
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