?Ser¨¢ Lula en Brasil lo que Felipe en Espa?a?
A CUATRO MESES de las elecciones en Brasil, todos los sondeos siguen dando como vencedor, a bastante porcentaje del resto de los contendientes, a Luiz In¨¢cio da Silva, Lula, l¨ªder del Partido de los Trabajadores (PT), representante de la izquierda. Este pron¨®stico, que no deber¨ªa significar nada en la normalidad, adquiere bastante significaci¨®n ante la coyuntura econ¨®mica de Am¨¦rica Latina y, sobre todo, ante la reacci¨®n que est¨¢n teniendo algunos de los m¨¢s importantes bancos de inversi¨®n del mundo.
La ventaja hist¨®rica de Lula en las encuestas preelectorales no es nueva. La ha tenido en las anteriores tres veces en que se ha presentado y al final no ha ganado. La diferencia con las ocasiones precedentes es que ahora no parece existir un contendiente con suficiente tir¨®n (ni siquiera Jos¨¦ Sierra, representante de la continuidad con Fernando Henrique Cardoso, actual presidente). Pero hay otra divergencia notable: Lula ha adquirido credibilidad, ha moderado su mensaje, ha hecho realista su programa electoral. Muchos empresarios brasile?os comienzan a pensar en la posibilidad real de que gobierne y en la convivencia con la izquierda brasile?a (por cierto, los cuatro candidatos presidenciales, Lula, Serra, Garotinho y Gomes provienen de culturas de izquierda). Esta vez no se ha producido aquella declaraci¨®n del presidente de la patronal de Sao Paulo, en 1989, cuando asegur¨® que, si Lula ganaba, 800.000 empresarios abandonar¨ªan el pa¨ªs.
Los analistas internacionales est¨¢n sobresaltando a los inversores ante una hipot¨¦tica victoria de la izquierda. En cambio, los empresarios empiezan a considerar la oportunidad de convivir con Lula en normalidad
La situaci¨®n tiene alguna semejanza con la de la Espa?a de 1982. Muchos empresarios tem¨ªan la victoria de Felipe Gonz¨¢lez; la Confederaci¨®n Espa?ola de Organizaciones Empresariales (CEOE) hizo p¨²blico un comunicado poco antes de las votaciones en el que acusaba a los socialistas de ser un partido marxista, nacionalizador y casi confiscador de la propiedad. Luego convivir¨ªan con ese partido por bastantes a?os.
Las principales interferencias contra Lula han provenido hasta ahora del exterior. El especulador George Soros ha declarado que 'habr¨¢ default (suspensi¨®n de pagos) en Brasil si vence Lula'. La deuda externa de ese pa¨ªs casi llega a los 300.000 millones de d¨®lares, a los que habr¨ªa que a?adir otros 80.000 millones de deuda interna. Pero han sido los principales bancos de inversi¨®n, J. P. Morgan, Merrill Lynch, Goldman Sachs, etc¨¦tera los que han perturbado m¨¢s con sus opiniones en contra de Lula, atizando el temor de los inversores a una depreciaci¨®n del real, un aumento del riesgo pa¨ªs y, en general, a un futuro perverso en el caso de que la izquierda venza en Brasil. Contaba el enviado especial de este peri¨®dico que Goldman Sachs ha elaborado un modelo matem¨¢tico para evaluar las variaciones del mercado en funci¨®n de las posibilidades electorales de Lula, al que se ha apodado el lul¨®metro. Su pron¨®stico es catastrofista: si Lula gana las elecciones, el d¨®lar alcanzar¨¢ la cota in¨¦dita de 3,04 reales a finales de octubre; si el vencedor fuese Serra, la cotizaci¨®n se estabilizar¨ªa en 2,5 reales.
La intervenci¨®n de los bancos de inversi¨®n, inmiscuy¨¦ndose en las reacciones electorales brasile?as, ha causado estragos en la opini¨®n p¨²blica interior del pa¨ªs, una buena parte de la cual la considera intolerable. Mucho m¨¢s templada est¨¢ siendo la de los empresarios de este continente dentro del continente que es Brasil, que piensan que Lula inclinar¨¢ la pol¨ªtica econ¨®mica de Cardoso en un sentido m¨¢s social, con mayor ¨¦nfasis en la creaci¨®n de empleo, en la educaci¨®n, en la reforma fiscal y, sobre todo en la disminuci¨®n de las desigualdades (el 10% m¨¢s rico de la poblaci¨®n lo es en casi 30 veces respecto al 40% m¨¢s pobre), pero sin rupturas. Hace pocas semanas visit¨® Espa?a el hist¨®rico ex alcalde de Porto Alegre Tarso Genro, que se entrevist¨® con algunos empresarios espa?oles. Record¨® que el PT no es un partido precisamente testimonial, sino que gobierna casi 200 ciudades (entre ellas, Sao Paulo o Porto Alegre) y en cinco Estados. Brasil es otro laboratorio.
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