Traves¨ªa
Despu¨¦s de navegar todo el d¨ªa bajo un sol t¨®rrido lleg¨® a puerto este hombre de esp¨ªritu, se sent¨® en una terraza y pidi¨® una cerveza muy fr¨ªa. La espuma helada se le derram¨® en el pecho abrasado y esa sensaci¨®n casi divina coincidi¨® con una noticia que daba el telediario. No logr¨® vislumbrar qu¨¦ nueva tragedia hab¨ªa sucedido, pero sab¨ªa que era el ¨²ltimo monstruo que hab¨ªa que vencer al final de una traves¨ªa feliz. La cerveza derramada le lleg¨® hasta el ombligo y este navegante pens¨® que el rumbo trazado sobre su piel por la espuma helada era la mejor singladura. Consideraba que vivir sin que el telediario le contaminara constitu¨ªa su mejor obra de arte, porque el crimen que contemplara en la pantalla era un crimen que en cierto modo ¨¦l tambi¨¦n comet¨ªa, puesto que un espect¨¢culo siempre lo completa el espectador cuando lo asimila. Se sent¨ªa cercado por las noticias e im¨¢genes impuras del telediario y salvarse de ellas era como salir ileso de un atentado o sortear con ¨¦xito los escollos en una dura navegaci¨®n. Ten¨ªa que realizar un esfuerzo formidable, de car¨¢cter asc¨¦tico, para renunciar a saber qu¨¦ tragedia hab¨ªa acaecido y creerse por eso mismo una persona decente y no un tipo exc¨¦ntrico o insolidario. A los navegantes antiguos le sal¨ªan por debajo de la quilla unos monstruos marinos a los que hab¨ªa que vencer; ante los anacoretas del desierto danzaban unas mujeres desnudas sobre la arena deslumbrada. No era menos ardua ahora la prueba. En el telediario aparec¨ªan unos pol¨ªticos de rostro congestionado que se llenaban de improperios mutuamente despu¨¦s de comerse un codillo o te amenazaban con la voz desga?itada de pollito tomatero. La ca¨ªda consist¨ªa en aceptar eso sin sentirse humillado. Si este navegante bajaba la guardia y abr¨ªa la boca, repantigado en el sill¨®n o sentado a la mesa, comenzar¨ªa a deglutir a la vez un revuelto de esp¨¢rragos y unos cad¨¢veres despanzurrados, unos espaguetis con tomate y una mujer apu?alada por el marido, un helado de fresa y un reci¨¦n nacido al que su madre hab¨ªa tirado a la basura y finalmente saldr¨ªa el presidente del gobierno rasc¨¢ndose la sien con la u?a del me?ique. Se neg¨® a que estos materiales sin darse cuenta construyeran su esp¨ªritu. Este navegante se hab¨ªa propuesto atravesar los d¨ªas de forma incontaminada sorteando todos telediarios. No siempre ser¨ªa tan f¨¢cil, pero en ese momento le bast¨® para salvarse la cerveza derramada sobre el pecho cuya espuma helada le hab¨ªa llegado hasta el ombligo.
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