La 'sorpresa' de Alemania
Pese a las cr¨ªticas de Beckenbauer, asumidas por Voeller, los germanos est¨¢n a un paso de la final
'De no ser por Kahn, ya estar¨ªamos en casa. Como entrenador, me sentir¨ªa insultado si mi equipo jugara as¨ª'. En Alemania, cuando se pronuncia Franz Beckenbauer, todo el mundo futbol¨ªstico se pone firme. Sus aforismos son el credo alem¨¢n. Hasta el punto de que el actual seleccionador, Rudi Voeller, ni siquiera ha rechistado al Kaiser. Al contrario, se ha sumado a las cr¨ªticas contra su equipo, que frente a Estados Unidos estuvo lamentable. 'No supimos jugar la pelota. Y lo peor es que no cre¨ªmos en nosotros mismos. Nos dejamos presionar demasiado', afirm¨® tras el duelo de los cuartos de final.
De momento, s¨®lo los resultados han sostenido a los alemanes. Pero, al contrario que los espa?oles, se han aplicado lo suficiente para alcanzar las semifinales tras un calendario sencillo. Lo han hecho con el ¨²nico m¨¦todo que tienen, llevando de cabeza a todos los rivales. Cuando menos contaba en los pron¨®sticos, Alemania, por extra?o que parezca, se ha convertido en una sorpresa.
Al inicio del Mundial, casi por primera vez en la historia, Alemania no resultaba fiable. No estaba entre los candidatos al t¨ªtulo. Una idea sostenida por un buen pu?ado de argumentos. El petardazo de Francia 98 ante Croacia (0-3 en los cuartos), la fulminante eliminaci¨®n en la Eurocopa 2000, el 1-5 frente a Inglaterra en la fase de clasificaci¨®n, la falta de jugadores con clase, las lesiones de Scholl, Deissler y Nowotny... Por una vez, los alemanes eran pesimistas y todos, t¨¦cnicos, jugadores, directivos e hinchas, repet¨ªan: este torneo s¨®lo es una estaci¨®n hacia el de 2006, cuando la Copa se discutir¨¢ en suelo germano.
La transici¨®n le correspondi¨® a Voeller. Todo un marronazo tras el esc¨¢ndalo de Christopher Daum, el destinado para el cargo, que tuvo que renunciar por supuesto consumo de coca¨ªna. Voeller, que estaba al frente de la direcci¨®n t¨¦cnica del Bayer Leverkusen, acept¨® el cargo a finales de 2000 y sin experiencia en los banquillos. El ex delantero del Stuttgart, el Roma y el Marsella, entre otros equipos, s¨ª presentaba excelentes credenciales como jugador mundialista: disput¨® la final de M¨¦xico 86 y gan¨® la de Italia 90, cuando su imagen dio la vuelta al mundo varias veces. No por alg¨²n gol extraordinario, sino por su pelo ensortijado salpicado por escupitajos del holand¨¦s Rijkaard. Voeller tambi¨¦n particip¨® en el Mundial de Estados Unidos 94 y fue finalista de la Eurocopa 96. ?sos eran sus avales, el resultado de una brillante carrera con 47 goles en 90 partidos disputados con la selecci¨®n alemana.
Tras lograr un billete en la repesca ante Ucrania, Alemania afront¨® el torneo con un oc¨¦ano de dudas. Mientras el Bayer Leverkusen agradaba a toda Europa con su f¨²tbol en torno a la pelota, la selecci¨®n no pod¨ªa maquillarse del mismo modo. Le faltaban los extranjeros del Bayer -Lucio, Basturk, Placente- y por la Bundesliga a¨²n abundan los panzers. Sin otros recursos, Voeller decidi¨® exprimir al m¨¢ximo esta v¨ªa. El equipo suplica que le hagan una falta donde sea, no importa la zona del campo. All¨ª van Ballack, si es por la derecha, o Ziege, si es por la izquierda, que la levantan al ¨¢rea para que acuda la infanter¨ªa: Klose, Jancker, Bode, Hamann, Metzelder... ?stos aciertan casi siempre y por eso Ballack y Ziege son los mejores asistentes del campeonato.
Nada m¨¢s tiene Alemania, salvo la tenacidad de Schneider y el poder¨ªo de Kahn. A Beckenbauer no le gusta y a Voeller tampoco le enamora, pero el equipo ha cumplido ante rivales sin graduaci¨®n. La eterna canci¨®n alemana, que, con 83 partidos mundialistas en la mochila -s¨®lo superados por los 85 de Brasil-, se repite por activa o pasiva, aunque esta vez pareciera que estaban de transici¨®n.
Ellos, jam¨¢s. Y mucho menos Voeller, a dos pasos de convertirse en la tercera persona que gana un Mundial como t¨¦cnico y jugador. El primero fue Zagallo. El segundo, Beckenbauer, el critic¨®n.
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