Piqu¨¦ y Straw negocian hoy sobre el futuro de Gibraltar en un ambiente muy pesimista
Las dos partes admiten que puede ser el fin de las negociaciones sin ning¨²n resultado
El actual episodio de las negociaciones hispano-brit¨¢nicas sobre el futuro de Gibraltar parece acercarse a su fin. El ministro espa?ol de Asuntos Exteriores, Josep Piqu¨¦, y su hom¨®logo brit¨¢nico, Jack Straw, se re¨²nen hoy en Londres, mientras en medios diplom¨¢ticos brit¨¢nicos y espa?oles se admite que las cosas 'est¨¢n muy mal' y que es probable que haya que anunciar 'una pausa' o un 'periodo de reflexi¨®n'. La determinaci¨®n de cerrar un acuerdo de soberan¨ªa sobre el Pe?¨®n puede volver a quedar en barbecho. La ¨²ltima pausa en las negociaciones dur¨® 12 a?os.
Los responsables de la diplomacia espa?ola afirman que no han tirado la toalla, pero reconocen que ha llegado el momento de hacer las cuentas de lo negociado desde que, hace casi 12 meses, Piqu¨¦ y Straw acordaran, tambi¨¦n en Londres, reanudar las conversaciones del llamado Proceso de Bruselas, suspendidas desde 1989.
El Proceso de Bruselas hab¨ªa comenzado cinco a?os antes, gracias a la buena disposici¨®n de la entonces primera ministra Margaret Thatcher para dialogar sobre el intrincado problema de la soberan¨ªa si Espa?a aceptaba avanzar paralelamente en la cooperaci¨®n entre espa?oles y gibraltare?os.
La entrevista de hoy entre los dos ministros de Exteriores responde a una iniciativa espa?ola, y sus mentores no ocultan el deseo de anunciar las conclusiones si fueran negativas.
El panorama trazado por los brit¨¢nicos no parece esperanzador. Straw dijo hace dos semanas que el compromiso 'caer¨ªa de la mesa' en el caso de que lo rechazaran los gibraltare?os, una afirmaci¨®n que va directamente en contra de una de las posiciones irrenunciables de los espa?oles: Madrid considera esencial que el acuerdo conserve su validez tras ser rechazado, aun admitiendo que no podr¨ªa ser aplicado. Lo contrario ser¨ªa otorgar a los llanitos algo tan pr¨®ximo al derecho de autodeterminaci¨®n como es la capacidad de vetar un acuerdo entre dos Estados soberanos.
La gran novedad de este intento de negociaci¨®n, concretado en septiembre, cuando los dos ministros anunciaron en Barcelona su intenci¨®n de cerrar un acuerdo definitivo antes del fin de este verano, es precisamente la disposici¨®n brit¨¢nica a llegar a un compromiso aunque se opusieran los gibraltare?os, cosa que se daba por descontado. A cambio, Espa?a consider¨® posible, por primera vez, compartir la soberan¨ªa del Pe?¨®n con el Reino Unido por tiempo indeterminado.
El secretario de Estado brit¨¢nico para Europa, Peter Hain, afirm¨® hace pocos meses en el Parlamento de Westminster la validez incondicional del acuerdo, como desea Espa?a, que ser¨ªa una declaraci¨®n de principios susceptible de ser desarrollada en un verdadero tratado tras ser aprobada en refer¨¦ndum.
Esperar m¨¢s de lo previsto
Por las mismas fechas recientes en que Straw se?alaba que el compromiso pod¨ªa caer de la mesa, Hain advert¨ªa, sin embargo, de que es posible que la firma de la declaraci¨®n de principios tenga que esperar m¨¢s de lo previsto.
El primer intento de negociar la soberan¨ªa, promovido a comienzos de los a?os setenta por el Gobierno conservador de Edward Heath, con Alec Douglas-Home y Gregorio L¨®pez Bravo como ministros brit¨¢nico y espa?ol de Exteriores, respectivamente, choc¨® precisamente con el rechazo de los 30.000 habitantes del Pe?¨®n.
Thatcher se?al¨® igualmente a los llanitos como la causa de que no avanzase m¨¢s en su deseo de zanjar un asunto que ha creado problemas a su pa¨ªs desde que ingres¨® en el club europeo.
Hoy, al hilo del primer intento de negociaci¨®n de un Gobierno laborista, los gibraltare?os han vuelto a hacer o¨ªr que la ¨²nica soluci¨®n pasa por olvidar el contencioso sobre la soberan¨ªa y por que Espa?a levante todas las restricciones en torno a la Roca.
Al principio, Londres no les hizo mucho caso, pero el eco de su protesta creci¨® a medida que otros sectores de la sociedad brit¨¢nica manifestaban malestar. Especialmente relevante parece el del ministro de Defensa, Geoff Hoon, que refleja la escasa disposici¨®n de los servicios secretos brit¨¢nicos a compartir la soberan¨ªa sobre la base militar.
El primer ministro brit¨¢nico, Tony Blair, que inici¨® este proceso con un empuje muy superior al de sus predecesores conservadores, parece dudar ahora. Esto es lo que quiso decir el presidente Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar hace dos semanas, cuando afirm¨® que la pelota est¨¢ en el campo de Londres. Hoy se ver¨¢ la direcci¨®n del saque. Las dos partes aseguran que el Proceso de Bruselas seguir¨¢ adelante en cualquier caso.
Ceuta y Melilla
Por otra parte, Piqu¨¦ ha enviado una carta al presidente de Ceuta, Juan Jes¨²s Vivas (PP), en la que reitera a todos los ceut¨ªes en nombre del Gobierno 'la posici¨®n firme e invariable en el sentido de no admitir, ni ahora ni en el futuro, ninguna equiparaci¨®n de la situaci¨®n de Gibraltar con las de Ceuta y Melilla, que han sido, son y ser¨¢n Espa?a, conforme a lo estipulado en nuestra Constituci¨®n', informa Efe. La carta de Piqu¨¦ es en relaci¨®n a las pretensiones anexionistas de Marruecos expresadas por su ministro de Exteriores, Mohamed Benaissa, seg¨²n Efe.
El ministro se?ala tambi¨¦n que 'toda especulaci¨®n que busque establecer, de forma directa o indirecta, nexos de cualquier tipo entre la situaci¨®n de Gibraltar y el estatuto pol¨ªtico de Ceuta y Melilla como ciudades aut¨®nomas espa?olas, conforme a nuestra Constituci¨®n, carece de justificaci¨®n'.
La carta de Piqu¨¦ responde 'categ¨®ricamente' a una pregunta realizada en la Asamblea ceut¨ª el pasado 17 de mayo sobre la cuesti¨®n de Gibraltar, donde el presidente del Ejecutivo de Ceuta se comprometi¨® a realizar gestiones informativas para aclarar este asunto.
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