Conceptos en color

'Una obra de arte puede ser comprendida como un hilo conductor desde la mente del artista hasta la mente del observador. Pero puede no alcanzar nunca al observador o puede no abandonar nunca la mente del artista'. Esta reflexi¨®n de Sol Lewitt es clave para acercarnos a su obra y especialmente a sus ¨²ltimas creaciones, de las que la Fundaci¨®n Barri¨¦ de la Maza de A Coru?a presenta ahora una selecci¨®n muy representativa para entender mejor las motivaciones de este pionero del arte conceptual, que concede prioridad a las ideas frente a las emociones.

Como suele ser habitual en ¨¦l, Lewitt reuni¨® a un grupo de colaboradores para ejecutar los murales que ¨¦l dise?¨® y que ahora pueden verse en las paredes del museo Barri¨¦. Planos semiverticales y anchos forman un cat¨¢logo de color que, al mismo tiempo, act¨²a como tel¨®n de fondo del dibujo de un complejo entramado reticular. Los dibujos representan una cadena unificada que salta de una pared a otra y cubren todo el espacio de variadas formas geom¨¦tricas. El visitante se ve inmerso en un entorno de colores exuberantes que pueden llegar a abrumarle. Aunque parecen muchos m¨¢s, en realidad s¨®lo se emplean seis colores: azul, rojo, amarillo, verde, naranja y p¨²rpura.

Los murales son una buena

muestra del concepto idea art que consiste en entender la obra como un 'objeto de arte' que vive en el pensamiento del artista y cuya representaci¨®n es puramente coyuntural, de forma que transcurrido un cierto tiempo acaba por desaparecer en su forma f¨ªsica. Justamente lo que ocurrir¨¢ con las pinturas de la Fundaci¨®n Barri¨¦, cuyas paredes acabar¨¢n volviendo a su color blanco original. Las formas c¨²bicas y piramidales que pueden verse en los muros funcionan como ventanas que sugieren la presencia de un espacio interior. As¨ª, los murales pueden entenderse como arquitecturas pintadas, ya que el espectador llega a sentir la impresi¨®n de que los perfiles dibujados son realmente tridimensionales. El inter¨¦s de Lewitt por la arquitectura ya puede apreciarse en la estructura de bloques de madera que ocupa el vest¨ªbulo principal del museo que, pese a su aparente sencillez, esconde un juego sutil de sombras y superficies.

La muestra se completa con una serie de gouaches y grabados de reciente producci¨®n, que resultan un complemento revelador para los dibujos murales. En claro contraste con los tonos duros y las formas angulares, los colores m¨¢s apagados y las formas abstractas de los gouaches invitan al espectador a pasar a esos espacios interiores ya sugeridos en las paredes.