'Bob Marley representa la m¨²sica de lucha'
Ten¨ªa ganas de grabar un disco completo con canciones suyas para dar testimonio de la profunda marca que su m¨²sica dej¨®, no s¨®lo en m¨ª, sino tambi¨¦n en la cultura de mi pa¨ªs', dice Gilberto Gil, que ha cumplido 60 a?os hace tres d¨ªas. Bob Marley, fallecido en 1981, 'representa la gran contribuci¨®n negra a la m¨²sica de lucha, junto a los norteamericanos y algunos otros pueblos de la di¨¢spora negra. En su caso hubo algo especial: fue el ¨²nico artista del Tercer Mundo que se convirti¨® en un gran icono internacional'.
En Kaya N'Gan Daya, grabado en Kingston, hay 16 canciones (Buffalo soldier, One drop, Positive vibration...), pero, seg¨²n Gil, podr¨ªan ser 50. Entre sus favoritas: Rebel music, de Aston Familyman Barrett y Hugh Peart. En cuatro de ellas est¨¢n las I-Threes, tr¨ªo vocal que acompa?aba a Marley: Judy Mowatt, Marcia Griffiths y Rita Marley, su viuda, que particip¨® dos a?os antes en el Percpan (evento de percusi¨®n que Gil organiza cada a?o en Salvador de Bah¨ªa). 'Le habl¨¦ de grabar las canciones de Marley. Me propuso hacerlo en Jamaica y fue un placer enorme porque siento una gran admiraci¨®n por su trabajo. Me parece que le dieron un sabor especial a la m¨²sica de Marley cuando pasaron a cantar con ¨¦l'.
Three little birds, los Tres pajaritos que Bob Marley compuso para ellas, est¨¢ dedicada al tenista Gustavo Kuerten. Tambi¨¦n tocan Robbie Shakespeare y Sly Dunbar, la r¨ªtmica m¨¢s eficaz de la historia del reggae, en Could you be loved. Por parte brasile?a, Gil ha invitado a Samuel Rosa y Henrique Portugal, de Skank, y a Herbert Vianna y Paralamas do Sucesso.
La primera vez que Gilberto Gil oy¨® reggae estaba en Londres, en un restaurante jamaicano. En 1969, los militares brasile?os le hab¨ªan mandado al exilio en compa?¨ªa de Caetano Veloso, la otra figura del movimiento tropicalista. 'No le prest¨¦ entonces demasiada atenci¨®n. Eso sucedi¨® al regresar a Brasil. Me despert¨® un inter¨¦s mucho m¨¢s profundo. Y ya fue comprar discos, intentar conocer a los artistas que hac¨ªan todo aquello, y fue cuando me enter¨¦ de la existencia de Bob Marley'.
En una barraca de playa, en S?o Luis do Maranh?o, escuch¨® No woman, no cry, de la que escribir¨ªa en 1979 una versi¨®n en portugu¨¦s: N?o chore mais, convertida en protesta contra la dictadura militar ('amigos presos / amigos desapareciendo para siempre'). Dif¨ªcil cantar a Marley con la fidelidad con que lo hace Gil. 'Quise evitar relecturas a distancia y situarme lo m¨¢s cerca posible de los originales. Ahora bien, fue inevitable aportar elementos brasile?os, particularmente en la r¨ªtmica, y algunas canciones traducidas parcialmente al portugu¨¦s. De forma ¨ªntegra s¨®lo Lively up yourself. Era natural ya que se trata de un artista brasile?o que est¨¢ leyendo a un autor jamaicano'.
'Hay una similitud en la presencia de negros alegres, efusivos y muy musicales, pero la colonizaci¨®n inglesa dej¨® huellas m¨¢s austeras que en Bah¨ªa donde la civilizaci¨®n ib¨¦rica, la contribuci¨®n de los portugueses y despu¨¦s de los espa?oles, le dio un aire Mediterr¨¢neo que Jamaica no tiene', afirma Gil, que grab¨® con los Wailers en 1984 y, ya en 1980, hab¨ªa realizado una gira con Jimmy Cliff. Para ¨¦l la fuerza hipn¨®tica del reggae radica en 'una columna vertebral r¨ªtmica muy erecta, muy bien dibujada. Se parece a la de los animales. Un dibujo complejo, pero muy r¨ªtmico y regular'. 'Kaya N'Gan Daya significa 'caer en la fiesta', explica. El sentido se perder¨¢ en otros idiomas, pero la primera palabra tiene una fuerte resonancia: 'Kaya' es la marihuana. En realidad no es un t¨¦rmino jamaicano. En tup¨ª, la lengua de los indios brasile?os, designaba la hierba curativa. El mismo significado que ten¨ªa originalmente para los ind¨ªgenas de Jamaica. Despu¨¦s qued¨® ligado al c¨¢?amo'. Gil establece un paralelismo entre los rastas y los cangaceiros, bandoleros del noreste de Brasil, inmortalizados por Glauber Rocha.
Marley no perd¨ªa ocasi¨®n de jugar al f¨²tbol y Gil organiz¨® su gira francesa de 1998 de manera que hiciera coincidir los conciertos con los partidos de Brasil. 'No pod¨ªa ir a Jap¨®n y el estado de la selecci¨®n brasile?a no era muy alentador', dice riendo. Un equipo que poco recuerda al de las brillantes cosechas de 1970 o 1982. '?Ya nadie se parece a nadie!', exclama. 'Las antiguas escuelas est¨¢n en crep¨²sculo. Todo el f¨²tbol internacional est¨¢ as¨ª. Incluso el africano. A causa de la globalizaci¨®n, del imperio mundial posmoderno'.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.