Modelo agotado
La celebraci¨®n de la cumbre europea en Sevilla el fin de semana pasado ha proporcionado una prueba inequ¨ªvoca, si es que hac¨ªa falta alguna m¨¢s, de que el modelo de presidencias semestrales con la celebraci¨®n de un par de cumbres en distintas ciudades del pa¨ªs que ocupa la presidencia est¨¢ agotado. Las presidencias semestrales y las cumbres no sirven para aproximar la Uni¨®n Europea a los ciudadanos de los distintos pa¨ªses constitutivos de la misma. La rotaci¨®n tan intensa en la presidencia se est¨¢ evidenciando como un mecanismo no apto para la toma de decisiones. Y la celebraci¨®n de las cumbres generan tantos problemas de seguridad, reales o imaginarios, que acaban afectando al ejercicio de los derechos por parte de los ciudadanos residentes en las ciudades en las que se celebran. No hay nada que justifique su mantenimiento.
No hay peor forma de popularizar la Uni¨®n Europea que asociarla con el recorte de derechos y con el ejercicio autoritario del poder. Eso es lo que ha ocurrido en Sevilla
No cabe duda de que el objetivo de aproximar la Uni¨®n Europea a la ciudadan¨ªa de cada uno de los pa¨ªses miembros es m¨¢s que razonable. Cualquier organizaci¨®n pol¨ªtica, para poder operar establemente, tiene que descansar en un sentido de copertenencia a la misma de los individuos que la integran. Sin un m¨ªnimo de identificaci¨®n de los individuos con el sistema pol¨ªtico a trav¨¦s del cual ellos mismos se dirigen, es imposible que dicho sistema pueda mantenerse establemente y superar las crisis por las que inevitablemente tendr¨¢ que pasar en alg¨²n momento.
Pero tampoco creo que quepa la menor duda de que la celebraci¨®n de la cumbre europea en Sevilla no ha servido en lo m¨¢s m¨ªnimo para que los ciudadanos espa?oles en general y andaluces en particular sinti¨¦ramos la Uni¨®n Europea como algo m¨¢s pr¨®ximo. M¨¢s bien dir¨ªa que todo lo contrario. Cuanto m¨¢s pr¨®ximos f¨ªsicamente a la cumbre, m¨¢s separaci¨®n. No creo que haya habido ciudadanos m¨¢s separados de la Uni¨®n Europea que los sevillanos durante el pasado fin de semana. La celebraci¨®n de la cumbre ha supuesto una perturbaci¨®n monumental en la vida de los ciudadanos y nada m¨¢s. Es el aislamiento y no la proximidad de la cumbre respecto de los ciudadanos lo que ha resultado visible. Lo mismo que ocurri¨® en Barcelona hace unos meses. El ¨²nico elemento de proximidad, parad¨®jicamente, lo ha aportado la convocatoria de la huelga general para el d¨ªa anterior a la celebraci¨®n de la cumbre. Es la convocatoria de la huelga general la que ha hecho visible la celebraci¨®n de la cumbre y no a la inversa. Si hemos sido conscientes de que se celebraba una cumbre europea es porque hab¨ªa convocada para el d¨ªa antes una huelga general, que es la que ha ocupado todo el protagonismo en la opini¨®n p¨²blica. De ah¨ª que sea de la huelga general y de los efectos de la misma de la que seguimos hablando, mientras que casi nadie habla de la cumbre europea. El 20-J ha quedado como un punto de referencia de la vida pol¨ªtica espa?ola, como qued¨® el 14-D de 1988, mientras que nadie se va a acordar, si es que se acuerda a¨²n, de los d¨ªas 21 y 22.
En lo que a la toma de decisiones se refiere, tampoco las presidencias semestrales y el sistema de cumbres resulta operativo. Es muy dif¨ªcil definir una agenda para el semestre que despu¨¦s se pueda mantener. En algunos casos es casi imposible, como le ha ocurrido a la presidencia espa?ola, que no contempl¨® en absoluto el problema de la emigraci¨®n como una de las materias a las que tendr¨ªa que hacer frente durante el semestre y ha tenido que convertirla, deprisa y corriendo y de mala manera, en el tema central de la cumbre de Sevilla. De esta forma no se pueden definir pol¨ªticas m¨ªnimamente coherentes y eficaces.
Pero lo m¨¢s preocupante es, sin duda, las pr¨¢cticas autoritarias en los poderes p¨²blicos y las limitaciones en el ejercicio de los derechos que las celebraciones de las cumbres generan. En esta misma semana Agust¨ªn Ruiz Robledo publicaba un art¨ªculo en EL PA?S denunciando que en Sevilla se hab¨ªa puesto en pr¨¢ctica un 'estado de alarma suave', es decir, se hab¨ªa recurrido de manera subrepticia a determinadas t¨¦cnicas previstas para circunstancias de crisis que exigen la adopci¨®n de medidas de protecci¨®n excepcional o extraordinaria del Estado.
Las pulsiones autoritarias que la celebraci¨®n de la cumbre en Sevilla ha desatado en los poderes p¨²blicos que, directa o indirectamente, se ve¨ªan afectados por dicha celebraci¨®n han sido notables. La criminalizaci¨®n preventiva de un n¨²mero indeterminado de ciudadanos por la Delegaci¨®n del Gobierno en Andaluc¨ªa, la obsequiosidad del poder judicial con el poder ejecutivo, aceptando la constituci¨®n de los juzgados en dependencias policiales o limitando arbitrariamente el ejercicio del derecho de manifestaci¨®n, han representado una desviaci¨®n de lo que tiene que ser la actuaci¨®n de los poderes p¨²blicos en un Estado de Derecho y de la que est¨¢ prevista en la propia Constituci¨®n espa?ola.
Afortunadamente, el comportamiento c¨ªvico de los ciudadanos ha conducido a que la desviaci¨®n en el ejercicio del poder por parte de los poderes p¨²blicos haya pasado desapercibida. Pero el precedente es m¨¢s que preocupante y espero que ayude a reflexionar a todos. No hay peor forma de popularizar la Uni¨®n Europea que asociarla con el recorte de derechos y con el ejercicio autoritario del poder. Y eso es lo que ha ocurrido con la cumbre de Sevilla, de cuya celebraci¨®n pueden estar orgullosos los ciudadanos, pero no los poderes p¨²blicos que ten¨ªan la responsabilidad de organizarla.
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