El Ej¨¦rcito de Argelia intenta lavar su honor en un juicio en Par¨ªs
La jerarqu¨ªa del Ej¨¦rcito argelino intenta, desde ayer, lavar su honor mancillado por uno de sus suboficiales, Habib Suaidia, autor de un libro en el que acusa a las fuerzas armadas de torturar y perpetrar matanzas de civiles.
El escenario es un juicio, que se inici¨® en Par¨ªs, en el que se examina la querella por difamaci¨®n interpuesta por el general Jaled Nezzar, ex ministro de Defensa y art¨ªfice del golpe de Estado de enero de 1992, que impidi¨® una victoria electoral islamista, contra Suaidia.
Nezzar no se querell¨® contra Suaidia por el contenido de su libro La guerra sucia (Ediciones B) en el que cuenta que vio 'a compa?eros quemar vivo a un ni?o de 15 a?os'. 'Vi a soldados disfrazarse de terroristas y masacrar a civiles'. Ayer lo reiter¨® ante el tribunal.
El general, de 64 a?os, reprocha, concretamente, al suboficial, de 33 a?os, unas declaraciones suyas, hechas en Par¨ªs al canal de televisi¨®n La Cinqui¨¨me. 'Los generales', dijo en mayo de 2001, 'mataron a miles de personas'.
Acusador y acusado han convertido el juicio por difamaci¨®n en el de la actuaci¨®n del Ej¨¦rcito argelino en la d¨¦cada pasada caracterizada por una lucha sin cuartel contra los islamistas que, aunque con menor vigor, asestan a¨²n golpes.
'M¨¢s all¨¢ de las palabras difamatorias contra mi persona, es sobre todo un pueblo, su Gobierno y su Ej¨¦rcito que los calumniadores intentan hacer recaer su oprobio', reza el texto le¨ªdo por Nezzar al empezar el juicio, seg¨²n informa la agencia France Presse. 'Con la condena de Suaidia, el general Nezzar busca la absoluci¨®n del Ej¨¦rcito argelino', a?adi¨® uno de sus abogados, Jean-Ren¨¦ Farthouat.
Este juicio, 'se va a convertir en el de los militares que ostentan el poder en Argelia y son culpables de una represi¨®n indiscriminada que cost¨® la vida a numerosos civiles inocentes que no ten¨ªan nada de islamistas', declar¨® Suaidia a EL PA?S. 'Y voy a ganar el juicio' porque 'dispongo de un mont¨®n de testigos de primer orden'.
La treintena de testigos del suboficial son, en su mayor¨ªa, exiliados argelinos en Europa e intelectuales de izquierda franceses. Los declarantes a favor del general son, en cambio, pol¨ªticos y altos jerarcas militares argelinos.
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