Chantaje a la Corte
Los autores de cr¨ªmenes de guerra, de lesa humanidad y de genocidio que se cometan a partir del 1 de julio podr¨¢n ser juzgados por la Corte Penal Internacional (CPI), constituida ayer en La Haya con car¨¢cter permanente bajo jurisdicci¨®n de Naciones Unidas. Es un hito que pocos cre¨ªan poder ver realizado con tanta celeridad cuando cuatro a?os atr¨¢s se rubric¨® en Roma ese tratado, firmado por 139 pa¨ªses y ratificado por 76 (los ¨²ltimos, Australia y Honduras). La hist¨®rica fecha se ha visto empa?ada por las presiones de EE UU para obtener la inmunidad de sus ciudadanos y soldados frente a esta nueva jurisdicci¨®n.
Al vetar en el Consejo de Seguridad la renovaci¨®n del mandato de la ONU para la operaci¨®n policial y civil en Bosnia (aunque no la militar, que previsiblemente seguir¨¢ bajo mando de la OTAN) y exigir una soluci¨®n para ma?ana, Estados Unidos ha puesto en entredicho la seguridad de esa regi¨®n. Pese a que la CPI ofrece una protecci¨®n especial a los integrantes de operaciones de paz, EE UU amenaza con no volver a participar en ellas. La Administraci¨®n de Bush, apoyada por una mayor¨ªa en el Congreso, defiende unos intereses y una presencia militar de alcance global, pero no quiere trabas operativas. Sostiene, adem¨¢s, que la CPI no podr¨¢ funcionar sin o contra EE UU, aunque trata de blindarse especialmente con una legislaci¨®n unilateral contra este tribunal.
El sistema contiene salvaguardias y plenas garant¨ªas procesales. No juzgar¨¢ a los criminales que sean procesados en el pa¨ªs del delito o de origen. El Consejo de Seguridad, adem¨¢s, puede impulsar cualquier caso, o reclamar cualquier otro para estudiarlo, lo que da una voz especial a EE UU, pero no derecho de veto ante una jurisdicci¨®n que pretende ser independiente.
China, India y la mayor parte del mundo ¨¢rabe no han suscrito el estatuto; Rusia e Israel lo han firmado, pero no ratificado, y EE UU retir¨® su firma. La CPI, que aspira a ser universal, ha de encontrar un modus vivendi temporal con los pa¨ªses que no son parte del mismo, aunque sin vender su alma en la b¨²squeda de esa soluci¨®n 'razonable y aceptable para todos' que propugna Francia. En Afganist¨¢n, la fuerza internacional firm¨® un acuerdo con el Gobierno provisional por el que ninguno de sus soldados se ver¨¢ sometido a un tribunal internacional. Aunque se pueden encontrar formulaciones ad hoc, la pretensi¨®n de car¨¢cter general de EE UU tiene una dif¨ªcil salida jur¨ªdica.
La CPI abri¨® ayer una oficina provisional en La Haya, que en un a?o habr¨¢ de estar plenamente operativa. Si los pa¨ªses firmantes ceden al chantaje de Washington, la nueva Corte perder¨ªa credibilidad y potencial de desarrollo. La UE tiene una 'posici¨®n com¨²n' que obliga a sus Estados a defenderla y promoverla, como ayer volvi¨® a hacerlo. Este tribunal supone una esperanza en un mundo lleno se signos inquietantes. No hay que dejar que EE UU la apague.
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