'Vivimos un tiempo en el que ya no existe el presente'
Cuenta que de peque?o le gustaba mentir. Inventar historias. Se puso a escribir muy pronto. Un mont¨®n de narraciones se le han ido acumulando desde entonces. Luis Mateo D¨ªez (Villablino, Le¨®n, 1942) siempre ha insistido en la misma idea, que ¨¦l es sobre todo un contador de historias. Reclama as¨ª para su literatura un lugar en el territorio de lo imaginario, e incluso confiesa que tanta pasi¨®n por la ficci¨®n le ha llevado a pensar que alg¨²n rato vendi¨® su vida al diablo de lo imaginario, hasta el punto de darle m¨¢s importancia 'a la vida que se escribe que a la vida que se vive'. Acaba de publicar El oscurecer (Un encuentro), en Ollero & Ramos, la novela con la que cierra una trilog¨ªa, que inici¨® en 1996 con El espir¨ªtu del p¨¢ramo y que continu¨® con La ruina del cielo, que public¨® en 1999 y con la que obtuvo el Premio Nacional y el de la Cr¨ªtica.
'Hay una memoria l¨²cida, que ilumina lo que hubo y que te enfrenta a lo que eres'
'Celama es la met¨¢fora de un mundo en el que los asideros con la realidad desaparecen'
Una trilog¨ªa que se desarrolla en Celama, el universo literario que Luis Mateo D¨ªez ha inventado a la manera de otros tantos que crearon otros autores: la Regi¨®n, de Juan Benet; el condado de Yoknapatawpha, de Faulkner; el Macondo, de Garc¨ªa Marqu¨¦z; la Santa Mar¨ªa, de Onetti, o Comala, el territorio m¨ªtico de las obras de Juan Rulfo. El mundo de Celama es una zona geogr¨¢fica, pero 'es tambi¨¦n un territorio mental', dice el escritor leon¨¦s. Si se lo observa como un lugar concreto, Celama forma parte de ese espacio rural que ha perdido ya sus se?as de identidad, devorado por el mundo dominado por la tecnolog¨ªa que gobierna nuestros d¨ªas. Si uno se aproxima a Celama como si se tratara de una met¨¢fora, de lo que da cuenta es de un mundo condenado a 'la desaparici¨®n, la extinci¨®n, la liquidaci¨®n'.
-Cierra un ciclo con esta tercera entrega. ?Ha terminado, por tanto, con el mundo de Celama?-Cada libro es independiente, pero desde el principio tuve la impresi¨®n de que aquel mundo que surgi¨® en El esp¨ªritu del p¨¢ramo era un territorio del que no pod¨ªa, y no deb¨ªa, salir. Es muy dif¨ªcil hacer un c¨¢lculo con las cosas que van surgiendo de forma fragmentaria, pero en determinado momento advert¨ª que una vez que hab¨ªa descubierto Celama, se trataba de un mundo que ten¨ªa que conquistar y colonizar. Y es lo que he hecho en estas tres novelas. No s¨¦ si volver¨¦ sobre ¨¦l. Tengo el proyecto de recorrerlo a trav¨¦s de un libro de viajes, en el sentido m¨¢s convencional. Pero literariamente quiero ensayar otros derroteros, evitar el riesgo de dar m¨¢s de lo mismo.
'Un paisaje asolado, una existencia desolada, como hab¨ªa percibido alguno de los raros viajeros que dejaron su escueto testimonio sobre la Celama decimon¨®nica'. Con esos t¨¦rminos define Luis Mateo D¨ªez su universo literario en unas p¨¢ginas de El oscurecer. Es eso: un mundo que se quiebra hacia su ocaso. Y habitado, adem¨¢s, por perdedores. Lo que la ¨²ltima novela cuenta es el encuentro entre un Viejo que quiere regresar hacia un mundo que ya ha desaparecido y un joven que escapa (desde ese mismo lugar) hacia ninguna parte. 'Es la historia de un viejo pirado y un adolescente extraviado', resume Luis Mateo D¨ªez, ese caballero tranquilo, 'un escritor sosegado', como ¨¦l mismo se define.
Hace casi treinta a?os, en 1973, public¨® su primer libro, Memorial de hierbas. Con La fuente de la edad, de 1986, ya le lleg¨® el reconocimiento: obtuvo el Premio Nacional y el de la Cr¨ªtica. 'Cuando empec¨¦, quise ser un narrador de historias, contar unas cuantas f¨¢bulas significativas que estuvieran llenas de sugerencias, escribir con naturalidad de cuestiones complejas', explica Luis Mateo D¨ªez. En su discurso de ingreso en la Real Academia Espa?ola, dijo: 'La convicci¨®n en lo que se escribe se logra desde la contradicci¨®n'.
-Ha dicho que las novelas de Celama reflejan el final del mundo rural...
-Es cierto. Pero es tambi¨¦n algo m¨¢s. Celama es un territorio del alma. Quiere ser la met¨¢fora de esa situaci¨®n vertiginosa que se produce cuando la memoria de lo que has sido ya no tiene ning¨²n asidero en la realidad. Vivimos un tiempo en el que ya no existe el presente, porque el futuro se adue?a de ¨¦l a cada instante, pero en el que tampoco hay forma de agarrarse al pasado, porque ya ha desaparecido.
-?Hay entonces alg¨²n tipo de nostalgia por ese pasado?
-De ninguna manera. Abomino de la nostalgia, que me parece un sentimiento cursi. Somos due?os e hijos de la memoria, pero tambi¨¦n sus v¨ªctimas. Hay una manera de recordar que nos amarra de manera complaciente a los tiempos que ya se fueron, y que te lleva a regodearte en la nostalgia. Pero hay tambi¨¦n una memoria cargada de elementos destructivos, llena de lucidez, y que ilumina lo que hubo y lo que hay, y que te enfrenta a lo que eres. Es el doble filo de la navaja que tiene toda memoria.
El oscurecer: un viejo agitado por fantasmas que espera encontrar consuelo en un mundo que ya no existe. Y un joven que escapa. 'Los personajes son lo m¨¢s importante de mis libros', dice Mateo D¨ªez. La trilog¨ªa que ahora concluye se reunir¨¢ m¨¢s adelante en un ¨²nico volumen con el t¨ªtulo de El reino de Celama. Ese paisaje donde naufragan los sue?os de los hombres y que habitan un mont¨®n de perdedores. El universo que ha creado un escritor leon¨¦s para poner en escena 'la terrible ruptura entre un tiempo que acaba y otro que empieza'.
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