El sabor del hielo quemado
Es 101 R¨¦ikiavik una comedia islandesa de rara y notable fuerza. Est¨¢ muy bien interpretada, con una Victoria Abril que rompe la pantalla, escoltada por un reparto de excepcionales int¨¦rpretes islandeses, que dan una tremenda solidez al vuelo oscuro, duro y algo enloquecido de este buen filme, que a veces da la impresi¨®n de que se mueve sobre la cuerda floja y puede caerse estrepitosamente en la siguiente escena, pero que, sin embargo, se mantiene en pie, noble y erguido, hasta el final, sosteniendo lo casi insostenible. Hay inteligencia, ambici¨®n, riesgo y mucha solvencia en todo cuanto ocurre en ella, comenzando por el sobrio y recio trabajo de dramaturgia y de puesta en pantalla de Baltasar Korm¨¢kur, un director aqu¨ª completamente desconocido, pero que tiene en su mano varios reconocimientos en festivales internacionales de cine.
101 R?IKIAVIK
Direcci¨®n y gui¨®n: Baltasar Korm¨¢kur. Int¨¦rpretes: Victoria Abril, Ilmir Snaer Gudnason, Hanna Maria Karsdottir, Baltasar Korm¨¢nkur, Trudur Vilhalmsmodottir. Islandia-Francia, 2001. G¨¦nero: comedia dram¨¢tica. Duraci¨®n: 92 minutos.
Es 101 R¨¦ikiakik una enrevesada historia de aburrimiento, alcohol, soledad, amor y sexo. Todo arranca y se mueve en ella alrededor de frases as¨ª de feroces de su joven protagonista: 'No se puede estar siempre muerto' y 'Prefiero un funeral a una cena familiar, porque en el funeral hay un idiota menos' y 'En R¨¦ikiavik se aburren hasta los esp¨ªritus'. Y, desde estas negruras mentales de un completamente creible, el filme traza el di¨¢fano y sin embargo loco itinerario de un magn¨ªfico tri¨¢ngulo amoroso entre dos mujeres maduras rec¨ªprocamente enamoradas y el hijo de una de ellas, a su vez enamorado de la amante de su madre, a la que una noche de borrachera deja pre?ada y tiene un hijo. Hay gracia y dinamita en este vivo e intenso tri¨¢ngulo, fastuosamente interpretado.
Es 101 R¨¦kiavik la tierna, aunque desalmada, cr¨®nica de la vida cotidiada de un tipo tan indolente que incluso le resulta fatigoso suicidarse. La historia, oscura y brutalmente divertida, de un gandul absoluto rodeado de la irrealidad y la quietud de la Isla de Hielo. Un hielo que se derrite quemado por la calentura an¨ªmica de esta gente llena de sobos, de sudores y de tragos de taberna, que goza y que vive en el mism¨ªsimo gorro del mundo con la misma parsimonia que en un tr¨®pico so?ado. Y ese tr¨®pico, ese calor ver¨ªdico es el que lleva el personaje de Victoria Abril, que da vida a una bailaora flamenca que se gana la vida dando clases de baile andaluz en un disparatado tablado montado all¨ª y que tiene algo de hoguera incendiaria, como el propio personaje, lleno de vida, de verdad y de alegr¨ªa gracias a la expansividad arrolladora de una actriz que trenza otro de sus trabajos de virtuosa de su oficio.
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