Rectificaci¨®n a tiempo
Cada club tiene todo el derecho a montar sus equipos de la forma y manera que crea m¨¢s conveniente, pero mientras hay decisiones que siendo discutibles pueden llegar a ser comprensibles, hay otras que resultan dif¨ªciles de coger por cualquiera de las caras por las que se quiera mirar. De lo dicho por Jorge Valdano el pasado lunes en su declaraci¨®n de intenciones sobre el futuro del Madrid, lo m¨¢s sorprendente fue sin duda el mantenimiento al mando (aunque limitado) de Sergio Scariolo. Habiendo sido el m¨¢ximo responsable de la secci¨®n durante tres a?os en los que cont¨® con toda la libertad (y bastante dinero) para hacer y deshacer, siendo el constructor de un proyecto que comenz¨® bien pero acab¨® naufragando completamente, con certezas m¨¢s que fundadas sobre sus dif¨ªciles relaciones con jugadores, otros miembros de la secci¨®n y el p¨²blico que asiste al Raimundo Saporta, no se entend¨ªa muy bien que fuese ¨¦l precisamente el ¨²nico superviviente.
Sin discutir sus capacidades como entrenador, demostradas sobradamente, no parec¨ªa el m¨¢s adecuado para vender ilusi¨®n, m¨¢s que nunca necesaria cuando escasean los euros. Y menos a¨²n cuando su primera decisi¨®n p¨²blica era descartar a un Herreros con contrato en vigor, algo de complicada digesti¨®n ya sea por razones econ¨®micas (hay que pagar la indemnizaci¨®n y a otro jugador probablemente peor que ¨¦l), deportivas (si Herreros no es aprovechable todav¨ªa, algo falla) y mucho menos sociales (el jugador m¨¢s reconocible de toda la plantilla). Alguien (todo apunta hacia el presidente) parece haberse dado cuenta a tiempo de que el camino trazado nac¨ªa torcido.
La forma de ponerlo derecho se llama Javier Imbroda, t¨¦cnico contrastado. Ahora falta saber si el resto de lo que apunt¨® Valdano sigue en pie, lo de los dineros, la rebaja de objetivos y el exprimir la cantera. Este planteamiento, que en otro club (salvo el Bar?a) no admitir¨ªa r¨¦plica, presenta dudas si estamos hablando del Madrid, un equipo llamado desde sus origenes a ganar todas las competiciones en las que participa, torneo de Navalcarnero incluido.
La lucha por los t¨ªtulos y el segundo puesto como fracaso forman parte consustancial de la filosof¨ªa madridista, por lo que queda en cuarentena el afirmar que directivos, entrenadores, jugadores y aficionados vayan a tener la paciencia suficiente para poder reconstruir poco a poco un equipo que a d¨ªa de hoy no tiene casi nada, salvo entrenador. Porque para este complicado proceso se necesita sobre todo tiempo, palabra que nunca ha figurado entre las m¨¢s utilizadas del diccionario blanco. El reto de Imbroda es tan complicado como apasionante.
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