Un Lope festivo y un Shakespeare de c¨®mic inauguran Almagro
Yoichi Tajiri y Kei Jinguji presentan una versi¨®n japonesa de 'La vida es sue?o'
El Festival de Almagro celebra sus 25 a?os. Parte del viaje lo ha hecho de la mano de la Compa?¨ªa Nacional de Teatro Cl¨¢sico, que el jueves inaugur¨® la nueva edici¨®n. Despu¨¦s de ver Perib¨¢?ez y el comendador de Oca?a, la pregunta es: ?por qu¨¦ seguimos leyendo nuestro mejor teatro de un modo tan decorativista? La jornada se complet¨® con un montaje de teatro de calle sobre El sue?o de una noche de verano shakespeariano en clave tolkiniana y de c¨®mic.
Es evidente que muy pocos de nuestros cl¨¢sicos soportan una relectura radical desde la contemporaneidad. Son mayor¨ªa las obras que no afrontan temas de valor universal o, si lo afrontan, lo hacen de un modo tan directamente implicado con el universo social de su ¨¦poca, que deslindar lo universal de lo particular, es decir, de aquello que ha perdido toda vigencia y s¨®lo interesa como mera curiosidad sociohist¨®rica, resulta poco menos que imposible. Eso es, precisamente, lo que ocurre en Perib¨¢?ez y el comendador de Oca?a, donde Lope de Vega escenifica el caso del enfrentamiento entre un plebeyo y el se?or de su villa.
El mismo d¨ªa de la boda de Perib¨¢?ez y Casilda, el comendador conoce por casualidad a la novia y se prenda de ella. Casilda, virtuosa, resistir¨¢ a todo intento de seducci¨®n pese a las mil intrigas que urde el comendador. Decidido a violarla, el comendador env¨ªa a Perib¨¢?ez a la guerra al frente de la tropa de Oca?a, pero Perib¨¢?ez aguarda al comendador en su casa y lo mata. De nuevo, pues, el tema del honor y la honra plebeyos. Un material que le plantea al director que decida montarla un verdadero problema.
Para sortearlo, Jos¨¦ Luis Alonso de Santos ha optado por lo popular festivo, por darle a las coplas un protagonismo relevante a la hora de mostrar el alma del pueblo. Desde las mismas bodas y, luego, a lo largo de toda la pieza, la presencia de los m¨²sicos y copleros es constante. Son interrupciones que rompen el continuo dram¨¢tico, lo que hace que la espiral que conduce desde un ambiente festivo hasta la desesperaci¨®n y la muerte no sufra una vertiginosa aceleraci¨®n. ?ste es, adem¨¢s, s¨®lo un aspecto vistoso, aunque irrelevante, de la puesta en escena. Y, por otro lado, es una maniobra de distraci¨®n sobre el hecho de que este montaje carece de una verdadera dramaturgia que establezca las l¨ªneas de fuerza b¨¢sicas en el drama. Al teatro contempor¨¢neo le repugna lo in¨²til, lo sobrante, la mera exhibici¨®n. Y Jos¨¦ Luis Alonso de Santos se dedica a llenar todos los rincones de personajes innecesarios.
El Festival de Almagro no se limita al teatro de texto y, el jueves, present¨® en la plaza Mayor el montaje de teatro de calle de Marborio Teatro titulado Esp¨ªritus del bosque. La pieza parte del universo de hadas y duendes de El sue?o de una noche de verano, de Shakespeare, pero reinterpretado, al mismo tiempo, desde la imaginaci¨®n desbordada de los libros de Tolkien y una modern¨ªsima est¨¦tica de c¨®mic. A Esp¨ªritus del bosque le falta un punto de densidad po¨¦tica, pero es una estupenda recreaci¨®n visual de ese mundo m¨¢gico que forma parte de la mejor literatura medieval europea.
Entre los espect¨¢culos de inter¨¦s que todav¨ªa pueden verse hoy est¨¢ la versi¨®n japonesa de La vida es sue?o. Si Yoichi Tajiri, el traductor, apela a conceptos budistas de reencarnaci¨®n al hablar de Segismundo, Kei Jinguji, el director, reduce la met¨¢fora de la fugacidad del tiempo a una balsa hecha de maderas podridas sobre la que los protagonistas navegan a la deriva. Una lectura cuando menos interesante sobre La vida es sue?o.
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