Un ex empleado de S¨¢nchez Romero afirma que fue obligado a vetar a operarios 'indios'
El trabajador asegura que dej¨® su puesto despu¨¦s de que la empresa le pagara 6.000 euros
G. G. fue uno de los empleados de los supermercados S¨¢nchez Romero que escribieron las anotaciones despectivas sobre algunos de los m¨¢s de 250 solicitantes de empleo. 'Escribi¨® esas anotaciones, pero obligado por la empresa', asegur¨® ayer su abogado, Luis Fernando Luj¨¢n de Fr¨ªas. La presi¨®n fue tal que el pasado abril, G. G. pidi¨® al Servicio de Mediaci¨®n, Arbitraje y Conciliaci¨®n regional que mediase entre ¨¦l y la empresa porque ¨¦sta quer¨ªa rescindir su contrato. En la petici¨®n de mediaci¨®n aseguraba que la empresa 'no le permit¨ªa contratar a personas de color o mujeres divorciadas, casadas o con hijos'.
El abogado de G. G. explic¨® ayer que su cliente comenz¨® a trabajar en la cadena S¨¢nchez Romero en 1999. 'Al principio trabajaba como auxiliar administrativo, pero los responsables de la empresa le dieron el presente a?o mayores competencias y pas¨® al departamento de recursos humanos, a hacer entrevistas de selecci¨®n de personal. ?l no hac¨ªa las contratraciones, sino s¨®lo algunas entrevistas junto a un grupo de personas', cont¨® Luj¨¢n de Fr¨ªas. G. G. fue uno de los que realizaron las anotaciones vejatorias sobre las m¨¢s de 250 solicitudes de empleo, pero, seg¨²n asegur¨® su abogado, fue obligado a hacerlo por sus superiores.
'Responsables de S¨¢nchez Romero le obligaban a poner comentarios despectivos seg¨²n las caracter¨ªsticas de los aspirantes. Despu¨¦s, mi cliente ten¨ªa que entregarles los informes', explic¨® el abogado. Seg¨²n este letrado, G. G. estuvo realizando esta tarea durante dos meses, pero no pudo soportar m¨¢s la presi¨®n y, adem¨¢s, 'le horrorizaba hacer ese tipo de comentarios'. G. G. decidi¨® dejar su trabajo por estos motivos en abril de este a?o. Su sueldo en S¨¢nchez Romero era de 660 euros al mes.
G. G. pod¨ªa haber pedido la rescisi¨®n voluntaria de su contrato con la cadena de supermercados y marcharse sin m¨¢s. Pero se hab¨ªa casado hace unos meses y su situaci¨®n econ¨®mica no le permit¨ªa despedirse voluntariamente, pese a que deseaba 'huir de la realidad y de las ¨®rdenes a que estaba sometido', seg¨²n el escrito presentado el 24 de abril de 2002 ante el Servicio de Mediaci¨®n, Arbitraje y conciliaci¨®n del Gobierno regional.
G. G. acudi¨® a este organismo para que mediase entre ¨¦l y su empresa las condiciones de la rescisi¨®n del contrato. 'Llegamos finalmente a un acuerdo. Mi cliente dej¨® S¨¢nchez Romero el pasado mayo y la empresa le abon¨® 6.000 euros' [un mill¨®n de pesetas], seg¨²n explic¨® el abogado Luj¨¢n de Fr¨ªas. 'Se le violaron derechos fundamentales y se fue', agreg¨®.
'Cubana y con bigote'
Javier S¨¢nchez Romero, director general de la empresa del mismo nombre, culp¨® el pasado jueves a un ex empleado que llevaba dos meses fuera de la empresa de las anotaciones vejatorias, del tipo 'Cubana y con bigote' o 'No, por gitana y fea', realizadas sobre m¨¢s de 250 aspirantes a un empleo. Una periodista de la cadena SER hab¨ªa encontrado hace un mes las fichas, de forma casual, en unas bolsas de basura.
En la petici¨®n cursada el 24 de abril ante el Servicio de Mediaci¨®n, Arbitraje y Conciliaci¨®n, G. G. afirmaba: 'La empresa no me permite contratar mujeres casadas, divorciadas o con hijos; se me proh¨ªbe la contrataci¨®n de personas de razas de color, ¨¢rabes o con 'rasgos indios', referidos a peruanos, ecuatorianos, colombianos, salvo alguna excepci¨®n donde no se aprecie visiblemente su raza'.
La demanda continuaba: 'No se me permite contratar a personas que hayan demandado con anterioridad a una empresa en procesos de despido o que pertenezcan a un sindicato. Tampoco a personas mayores de 35 a?os que hayan trabajado en m¨²ltiples empresas'. Este peri¨®dico intent¨® ayer, sin ¨¦xito, ponerse en contacto varias veces con el empresario Javier S¨¢nchez Romero.
'Si lo que pon¨ªamos en la demanda no era verdad, ?por qu¨¦ S¨¢nchez Romero no puso entonces una querella por injurias y prefiri¨® pactar un acuerdo con G. G.?', pregunta el abogado. En la demanda, adem¨¢s, G. G. dec¨ªa: 'Se me imponen ¨®rdenes que me piden que no s¨®lo vulnere la legalidad vigente, sino los propios criterios ¨¦ticos de una profesi¨®n, causando, no s¨®lo un perjuicio a mi desarrollo profesional, sino infligi¨¦ndome un da?o moral'.
?Por qu¨¦ G. G, a pesar de asegurar que se sent¨ªa presionado, entr¨® en el juego y realiz¨® las anotaciones, algunas incluso en tono pretendidamente jocoso? 'Esos comentarios los hac¨ªa porque luego los ten¨ªan que leer sus superiores y le exig¨ªan una cierta complicidad', asegur¨® Luj¨¢n de Fr¨ªas. 'S¨¢nchez Romero deber¨ªa de iniciar una investigaci¨®n en su empresa porque este asunto no es s¨®lo cosa de una persona, sino que los responsables estaban al tanto', dijo.
El letrado a?adi¨® que su cliente no fue el ¨²nico obligado a hacer las anotaciones vejatorias y xen¨®fobas. 'En el equipo hab¨ªa dos o tres personas m¨¢s que estaban presionadas por lo mismo. S¨®lo hay que ver que las notas sobre las peticiones de empleo tienen distintos tipos de letra', coment¨®.
?Por qu¨¦ G. G. no denunci¨® antes los hechos que, seg¨²n ¨¦l, ocurr¨ªan en la cadena de supermercados? '?l prefiri¨® emprender en su momento las acciones legales correspondientes para tener una salida indemnizada de la empresa y no quiso darle publicidad a los hechos', justific¨® su abogado. El presidente de la Comunidad, Alberto Ruiz-Gallard¨®n, asegur¨® ayer que la Inspecci¨®n de Trabajo comprobar¨¢ si la empresa S¨¢nchez Romero atendi¨® los criterios 'absolutamente reprochables' de su 'innombrable selector' de personal. 'Si ¨¦sos son los criterios determinantes', declar¨®, 'para decidir si se contrata o no [a un trabajador], entran en choque con los valores de la Constituci¨®n y merecen el an¨¢lisis de qui¨¦n fue la persona que estableci¨® esos criterios, y lo m¨¢s importante, si la empresa asumi¨® esos criterios. Porque si fue as¨ª, la empresa tiene exactamente la misma responsabilidad'.
El alcalde de Madrid, Jos¨¦ Mar¨ªa ?lvarez del Manzano, despach¨® as¨ª el asunto: 'Ha sido un empleado que fue despedido y de alguna manera ha querido hacer una faena a la empresa. No tenemos nada que decir sobre una cuesti¨®n de car¨¢cter privado'.
'Soy rumano y trabajo aqu¨ª'
El supermercado S¨¢nchez Romero en el n¨²mero 2 de la calle de Carlos Maurr¨¢s (distrito de Chamart¨ªn) ten¨ªa ayer pegados en sus cristales unos carteles muy grandes en los que se dec¨ªa que la empresa no compart¨ªa en absoluto los comentarios discriminatorios aparecidos en m¨¢s de 250 solicitudes de empleo. 'No entiendo c¨®mo ha podido pasar esto. Yo soy rumano, trabajo aqu¨ª como aparcacoches, mis jefes siempre me han tratado muy bien y nunca he tenido ning¨²n problema', explic¨® un trabajador, vestido de uniforme, mientras intentaba controlar la segunda fila de veh¨ªculos que se hab¨ªa formado a la puerta del supermercado. La empresa S¨¢nchez Romero, que lleva funcionando m¨¢s de 50 a?os, tiene 300 empleados, de los que 18 son inmigrantes, seg¨²n asegur¨® el jueves pasado su m¨¢ximo responsable, Javier S¨¢nchez Romero. 'En la empresa tenemos trabajando todo tipo de personas: latinos, marroqu¨ªes, rumanos, altos, bajos, casados, solteros, viudas, de Parla ... No discriminamos a nadie, s¨®lo queremos a gente que quiera trabajar y que valga', se?alaba ese d¨ªa el empresario. En el supermercado de Chamart¨ªn, los clientes compraban ayer por la ma?ana con toda normalidad. En el escaparate luc¨ªan, brillantes y perfectos, varios tipos de fruta. Por las calles aleda?as, muchas personas caminaban con la barra de pan envuelta en papel con el logotipo de S¨¢nchez Romero. Las oficinas de la empresa, en el n¨²mero 53 de la calle del Doctor Fleming, muy cerca de este supermercado, presentaban, en cambio, un aspecto fantasmal. Desde hace unas semanas, la cadena de supermercados ha trasladado sus oficinas a la localidad de Alcal¨¢ de Henares.
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