Las articulaciones de la libertad
Hace unas semanas, desde esa especie de ombligo del cine en que se ha convertido el festival de Cannes, salt¨® a los titulares de las secciones culturales de los peri¨®dicos algo que hasta ahora no hab¨ªa escapado de la letra peque?a: la cercan¨ªa, casi la inminencia, de una mutaci¨®n tecnol¨®gica en la filmaci¨®n y la exhibici¨®n de las pel¨ªculas, la llamada (exageradamente) revoluci¨®n digital, un cambio -as¨ª lo asegur¨® all¨ª George Lucas, cineasta con las espaldas cubiertas por una vasta experiencia de fabricante y por las calidades de cine cl¨¢sico de su ¨²ltima entrega de la saga La guerra de las galaxias, hecha enteramente con este golpe de tim¨®n tecnol¨®gico- que en un par de lustros modificar¨¢ muchas cosas en la industria del cine y traer¨¢ amenazas a la m¨¦dula de este arte, a su lenguaje.
Lastraron los debates de Cannes demasiadas presencias de te¨®ricos y estetas y demasiadas ausencias de fabricantes y vendedores, pero hubo momentos en que pareci¨® tocarse tierra en ellas. Esos cambios que se avencinan ya est¨¢n en esencia aqu¨ª y se conoce su l¨®gica. Y se sabe que pueden, aunque lo consiguen raras veces, dar elocuencia a artistas amordazados; y que como mala contrapartida pueden, y logran cada vez con m¨¢s frecuencia, dar carta de naturaleza de cine moderno a brotes de cine de nunca, nacido muerto. La casi soledad de una filmaci¨®n digital permite que Ingmar Bergman salga de las nieblas de la jubilaci¨®n y, en silencio, escoltado por un par de colegas amigos, frente a un decorado de simplicidad funcional en el que se mueven actores como sombras, haga En presencia del clown y prolongue, en un salto de un cuarto de siglo, su Secretos de un matrimonio.
Pero, en el rev¨¦s del asunto, esa misma ligereza de filmaci¨®n posibilit¨® la realizaci¨®n y el encumbramiento en Cannes, el a?o pasado, de Moulin Rouge, y este a?o, de Irreversible, dos obras que -al margen de sus contenidos, que en lo relativo a la segunda Le Monde despach¨® con un feroz diagn¨®stico de 'indigencia intelectual', al que debi¨® a?adir otro, a¨²n m¨¢s duro, de indigencia moral- se sostienen formalmente gracias a que llevan al l¨ªmite las capacidades desp¨®ticas de la imagen cinematogr¨¢fica, su presi¨®n negadora de la libertad del espectador y neutralizadora de la respuesta cr¨ªtica de ¨¦ste a lo que ve en la pantalla. Y asoma detr¨¢s de estos y otros muchos filmes de su misma ralea desp¨®tica, que ahora cunden, algo impreciso, un rasgo dif¨ªcil de decir, pero f¨¢cil de percibir, evidente, turbador, inquietante, que tiende a dejarse ver como una especie de constante obscena, o una impudicia invasora del cine que viene, que se presagia cada vez m¨¢s envilecido por el vicio de la mostraci¨®n. Porque si el fondo del efecto digital consiste en hacer todo visible, su generalizaci¨®n convierte por fuerza al cine en un enfermo de explicitud.
El exceso de explicitud, el axioma del todo es visible deducido de la generalizaci¨®n del efecto digital, puede destruir al cine, porque mata a la capacidad sugeridora de la imagen, a eso que en la jerga del oficio del cine llamaron elipsis. Se oy¨® en los encuentros de Cannes que en el desuso creciente de la elipsis y en el vicio del exceso de mostraci¨®n anida la forma m¨¢s envenenada de su deterioro. Y fue audible, en llamadas al rescate del cine de esa zona de peligro en que hoy se mueve, el t¨ªtulo de una obra due?a de la din¨¢mica de sugerencia, de elipsis y de libertad en quien la contempla, Hable con ella, de Pedro Almod¨®var, por entonces encaramada en la cresta del reguero de entusiasmos que despert¨® en Francia. Y ah¨ª surge un lado optimista que escapa del digitalismo convertido en ideolog¨ªa de un negocio d¨¦spota invasor. Las mutaciones tecnol¨®gicas no conllevan anulaci¨®n o distorsi¨®n forzosa del lenguaje de fondo, ni impiden una nueva floraci¨®n de poder el¨ªptico y sugeridor en la imagen cinematogr¨¢fica. Hacer hoy posible esa floraci¨®n es m¨¢s que un acto de buen gusto, es mantener un fuego sagrado, alimentar la m¨¦dula de un lenguaje que recorre como un calambre la columna vertebral de dos siglos y cuyas articulaciones son articulaciones de la libertad.
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