EL PALACIO BERLIN?S Y LAS OVEJAS AZULES
La semana pasada, el Parlamento alem¨¢n decidi¨® dar carpetazo a una pol¨¦mica que dura ya m¨¢s de una d¨¦cada y que se ha convertido en debate nacional. La cuesti¨®n era: ?se reconstruye en el centro oriental de Berl¨ªn la antigua residencia de los Hohenzollern que ocupaba hasta los a?os cincuenta unos 80.000 metros cuadrados frente a la isla de los museos? Y si es as¨ª, ?c¨®mo se reconstruye? ?Rehaciendo el hist¨®rico estilo barroco de sus fachadas o convocando un concurso de arquitectura para edificar en ese espacio algo m¨¢s propio del siglo que corre y m¨¢s adecuado al nuevo Berl¨ªn? El dilema sobre el futuro del palacio prusiano (desaparecido por culpa de los bombardeos sobre Berl¨ªn en 1945, primero, y por la desidia de la antigua RDA, despu¨¦s) provoc¨® los m¨¢s acalorados debates, reuniones sin fin, encuestas en los peri¨®dicos y discursos apasionados en pro o en contra de uno u otro estilo. Finalmente, los pol¨ªticos decidieron y gan¨® por mayor¨ªa la primera opci¨®n, la barroca, para esc¨¢ndalo del gremio de arquitectos. Mientras tanto, en el espacio vac¨ªo donde hace medio siglo se encontraba el palacio, pacen indiferentes estos d¨ªas decenas de ovejas de un azul intenso. Son esculturas, de quita y pon, creadas por el artista Rainer Bonk, que reivindica el dejar el espacio libre para solaz y disfrute de los humanos y otros seres vivos.
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