Seducci¨®n, grandes proyectos y ambici¨®n pol¨ªtica

Eduardo Zaplana llev¨® al Palau de la Generalitat en julio de 1995 un aire nuevo. La frialdad, o prudencia, de Joan Lerma fueron desplazadas por las poderosas dotes de seducci¨®n del primer presidente auton¨®mico del PP en la Comunidad Valenciana, su innegable calor en las distancias cortas y una ambici¨®n pol¨ªtica que nunca disimul¨®.

Su primera legislatura estuvo se?alada por su coalici¨®n con Uni¨®n Valenciana (UV), una posibilidad que Zaplana hab¨ªa descartado si alcanzaba una mayor¨ªa suficiente, pero que vino forzada por la presi¨®n de la gran patronal y por una curiosa aritm¨¦tica parlamentaria que equiparaba los esca?os del PP con la suma de la bancada socialista con la de Esquerra Unida.

La Acad¨¨mia, Terra M¨ªtica y la firma del acuerdo sobre el AVE son parte de sus logros

El primer acuerdo de gobierno del PP con Uni¨®n Valenciana se cerr¨® una madrugada de julio en el despacho profesional de Federico F¨¦lix, presidente de la Asociaci¨®n Valenciana de Empresarios, en presencia de Jos¨¦ Mar¨ªa Jim¨¦nez de Laiglesia, presidente de la Confederaci¨®n Empresarial Valenciana.

Zaplana se granje¨® la confianza de Vicente Gonz¨¢lez Lizondo, padre fundador del partido regionalista, pero nunca logr¨® seducir a los responsables del exiguo grupo parlamentario de UV, con H¨¦ctor Villalba a la cabeza y Ferm¨ªn Artagoitia en la trastienda.

El presidente asumi¨® un discurso netamente regionalista para arrebatar el espacio de sus inc¨®modos aliados. Concert¨® una entrevista con Jos¨¦ Borrell, ¨²ltimo ministro socialista de Obras P¨²blicas, para acelerar el cierre de la conexi¨®n por autov¨ªa entre Madrid y Valencia; fingi¨® un talante reivindicativo hacia el Gobierno central y, sobre todo, acu?¨® la expresi¨®n 'poder valenciano', una consigna que constituye una de sus aportaciones pol¨ªticas m¨¢s evidentes.

Su insistencia en la necesidad de recuperar la autoestima y la presencia en el concierto estatal vino acompa?ada por una notable bonanza econ¨®mica. El mundo empresarial ha vivido una de sus etapas de mayor pujanza en los siete a?os de mandato de Zaplana al frente de la Generalitat y el crecimiento econ¨®mico ha tenido su correlato en unos envidiables indicadores de empleo.

Abrigado por la situaci¨®n econ¨®mica, el presidente actu¨® al margen de sus aliados de gobierno y se?al¨® una serie de grandes retos que bautiz¨® como proyectos emblem¨¢ticos. La Ciudad de las Ciencias, dibujada por los socialistas y muy criticada durante el primer a?o de presidencia de Zaplana, fue reconvertida en Ciudad de las Artes y las Ciencias y asumida con renovados tintes fara¨®nicos.

Una cantera incendiada en las cercan¨ªas de Benidorm se transfom¨® en Terra M¨ªtica, un gran parque tem¨¢tico destinado a reforzar la oferta de ocio del destino tur¨ªstico por excelencia en la costa mediterr¨¢nea.

Alicante fue compensada con una denominada Ciudad del Cine, que a¨²n no ha terminado de arrancar, y Castell¨®n acoge bajo el enigm¨¢tico paraguas de proyecto cultural una serie de obras de rehabilitaci¨®n y construcci¨®n de nuevas infraestructuras culturales.

La descomposici¨®n de Uni¨®n Valenciana, la muerte de Vicente Gonz¨¢lez Lizondo y el acuerdo con el PSPV para constituir una Acad¨¨mia Valenciana de la Llengua desarbolaron a sus aliados antes de las elecciones de 1999, en las que Zaplana logr¨® una amplia mayor¨ªa absoluta en las Cortes Valencianas.

El desplazamiento a un ¨¢mbito institucional del problema de la lengua es sin duda otra de las grandes contribuciones de Zaplana durante sus siete a?os de gobierno. Aunque s¨®lo un presidente de derechas pod¨ªa cerrar un conflicto artificial creado durante los a?os de la transici¨®n pol¨ªtica.

El acuerdo sobre el trazado de un tren de alta velocidad para conectar Madrid con las tres capitales de la Comunidad Valenciana no ha pasado del papel, pero constituye un logro innegable de un talante ambicioso.

Zaplana tambi¨¦n se ha arrogado un papel esencial en las gestiones previas a la aprobaci¨®n del Plan Hidrol¨®gico Nacional, un proyecto muy contestado desde ciertas posiciones pero muy aplaudido por la clase empresarial valenciana empe?ada en una pol¨ªtica expansiva sobre todo en el sector de la construcci¨®n.

El poder de seducci¨®n y la valent¨ªa para trazar grandes objetivos caracterizan el mandato de Zaplana, pero tambi¨¦n se han convertido en grandes cortinas de humo para ocultar su escasa vocaci¨®n de gestor. El presidente de la Generalitat ha gastado sin miramientos y ha conseguido multiplicar la deuda p¨²blica hasta situar a la Comunidad Valenciana en el primer lugar en deuda por habitante.

Los grandes proyectos tambi¨¦n han logrado desviar la atenci¨®n de una pol¨ªtica netamente liberal en el ¨¢mbito de las prestaciones sociales, donde el hospital de Alzira, construido con fondos p¨²blicos y gestionado por una empresa privada constituye un hito.

La profusi¨®n de conciertos en materia de educaci¨®n ha sido corregida con su empe?o por culminar las obras previstas en el mapa escolar de la Comunidad Valenciana, a¨²n a riesgo de disparar la deuda.

Zaplana levant¨® ampollas en diversos ¨¢mbitos, desde la universidad hasta las entidades de cr¨¦dito, cuando lleg¨® al poder. Con el tiempo ha limado sus modos, incluso con cierto barniz europeo. Ahora debe demostrar la calidad de la experiencia que ha atesorado al frente de la Generalitat.