Tres minutos para despedir a un ministro
Aznar tuvo tiempo de ir a un acto p¨²blico mientras destitu¨ªa a seis miembros del Ejecutivo, mov¨ªa a tres y nombraba a cinco
Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar abri¨® ayer su famoso cuaderno azul y ley¨®: 'Me sobran seis ministros, tengo que cambiar a tres y nombrar a otros cinco'. Antes de abrir el cuaderno, el equipo del presidente se hab¨ªa asegurado de que el rey Juan Carlos estaba en el Palacio de la Zarzuela listo para despachar la mayor crisis de Gobierno de la era Aznar.
Los ministros conocieron que se avecinaba crisis y cambiaron sus planes. Jaume Matas, que salv¨® su cartera de Medio Ambiente pese a los malos augurios, suspendi¨® un viaje a Rep¨²blica Dominicana. Aznar no le cit¨® en Moncloa, s¨®lo le llam¨® por tel¨¦fono para anunciarle que continuaba.
Juan Carlos Aparicio pensaba viajar a Bruselas con su cartera de Trabajo y se qued¨® en Madrid. Le invitaron a La Moncloa y Aznar le despidi¨® agradeci¨¦ndole los servicios prestados.
El vicepresidente primero y ministro del Interior, Mariano Rajoy, opt¨® por cancelar su visita a Libia para escuchar del presidente que le devolv¨ªa a la tranquilidad del Ministerio de la Presidencia y le encargaba la imagen del Gobierno al hacerle Portavoz. Rajoy cumpli¨® sin saberlo con su ritual. Un d¨ªa antes del cambio de Gobierno cen¨® con periodistas y le preguntaron por la cuesti¨®n. El ministro gallego puso su cara habitual para salir del trance.
En la anterior crisis, Rajoy comi¨® con periodistas unas horas despu¨¦s de que Aznar le comunicar¨¢ su nombramiento como ministro del Interior. Los periodistas le preguntaron si sab¨ªa algo y volvi¨® a su cara de gallego.
En una jornada tan especial no s¨®lo cambiaron sus planes los ministros. Alg¨²n colaborador plane¨® incluso suspender su boda inminente ante el temor de una destituci¨®n inminente.
A las nueve de la ma?ana, Aznar se puso manos a la obra y a las siete y media de la tarde sali¨® del Palacio de la Zarzuela tras despachar con el Rey con el deber cumplido y la tarea terminada.
Entre tanto ajetreo, a¨²n tuvo tiempo el presidente para un acto p¨²blico organizado por The Economist en el Casino de Madrid con almuerzo incluido.
A las 15.45, seg¨²n alg¨²n comensal, Aznar pidi¨® excusas al abandonar la mesa. A¨²n le quedaban algunas charlas con ministros a los que ten¨ªa que despedir. Facilit¨® las explicaciones justas, como suele, y fue agradecido.
Algunas an¨¦cdotas rebelaron ayer que Aznar no s¨®lo bate marcas corriendo - 'diez kil¨®metros en cinco minutos veinte segundos', m¨¢s r¨¢pido que un guepardo- sino tambi¨¦n destituyendo a ministros.
Lo comprob¨® el ch¨®fer de Jes¨²s Posada, hasta ayer ministro de Administraciones P¨²blicas. Dej¨® a su jefe a las puertas del edificio del presidente y poco despu¨¦s Posada sal¨ªa con la destituci¨®n en el bolsillo. No encontr¨® a su ch¨®fer, estaba tomando un caf¨¦. Aznar no le dio tiempo ni a tom¨¢rselo.
En s¨®lo unos minutos, algunos cuentan que tres, el presidente del Gobierno tuvo tiempo para comunicar al ministro Posada que ten¨ªa que dejar el puesto y que le agradec¨ªa su trabajo. Posada se fue tan contento. 'Gratificado y amortizado', seg¨²n se encargaba de repetir el ministro de Administraciones P¨²blicas desde hace meses. Relatan varios miembros del Gobierno que en una ocasi¨®n Posada charlaba con dos de sus compa?eros en el pasillo del Congreso cuando pas¨® Aznar sin saludar. Posada pregunt¨® entonces: '?Creeis vosotros que este sabe que somos sus ministros?
A Celia Villalobos tampoco le cogi¨® por sorpresa su destituci¨®n. Un d¨ªa antes, en Barcelona, anunci¨® a sus colaboradores que ignoraba si despu¨¦s de las vacaciones seguir¨ªa en su destino. Aznar le evit¨® el suspense y Celia Villalobos no pudo cumplir con una tarea pendiente.
Una revista pidi¨® a la ministra hace dos meses su receta de cocina favorita. Un colaborador de Villalobos se puso ayer en contacto con la publicaci¨®n para dar la respuesta definitiva: 'Lo siento, pero la ministra ha sido cesada esta ma?ana'.
El cuaderno azul del presidente hace estragos.
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