'Hay que dirigir y limitar la inmigraci¨®n'
Entre los conservadores alemanes, Angela Merkel fue la primera en distanciarse, en 1999, del patriarca Helmut Kohl y de sus turbios manejos financieros. Sobre esta ola de entusiasmo, en el a?o 2000 lleg¨® hasta la presidencia de la Uni¨®n Cristiana Democr¨¢tica (CDU). Pese a haber tenido que ceder la candidatura a canciller al b¨¢varo Edmund Stoiber, su poder en las filas democristianas sigue intacto. Esta hija de un pastor protestante, pr¨®xima a cumplir 48 a?os, recibe a EL PA?S y a otro peri¨®dico europeo en su luminosa oficina en la nueva sede de la CDU en Berl¨ªn. Al contrario de lo que sugieren muchas fotos, su mirada no es ni triste ni inofensiva. De maneras suaves y hablar pausado, es tan l¨²cida como cabe esperar de alguien que se ha doctorado en f¨ªsica cu¨¢ntica.
'La respuesta al desarrollo demogr¨¢fico no puede ser el aumento de la inmigraci¨®n'.
'El canciller Schr?der ha sido incapaz de ocupar el centro pol¨ªtico'.
Pregunta. Desde su punto de vista, ?qu¨¦ est¨¢ en juego para Europa en las elecciones alemanas del 22 de septiembre?
Respuesta. Alemania es el pa¨ªs m¨¢s poblado de la Uni¨®n Europea y por ello cuestiones como su crecimiento econ¨®mico, su empleo y su eficiencia adquieren relevancia para toda Europa y su competitividad en el marco de la globalizaci¨®n. Adem¨¢s, es necesario reanimar campos de cooperaci¨®n que en la actualidad pasan por un momento cr¨ªtico, como la relaci¨®n franco-alemana.
P. ?Las elecciones son tambi¨¦n importantes para las pol¨ªticas europeas de inmigraci¨®n?
R. Con el cambio en la relaci¨®n de fuerzas pol¨ªticas en muchos pa¨ªses europeos, en los ¨²ltimos a?os se ha impuesto una posici¨®n bastante m¨¢s realista. Alemania es un pa¨ªs muy atractivo para los inmigrantes y siempre ha contado con una pol¨ªtica de inmigraci¨®n restrictiva. Hoy d¨ªa, nuestros socios comprenden mejor esta posici¨®n.
P. Sin embargo, es un hecho que Alemania y los dem¨¢s pa¨ªses de la UE requieren de la inmigraci¨®n por razones demogr¨¢ficas.
R. La respuesta al desarrollo demogr¨¢fico no puede ser un aumento de la inmigraci¨®n. Creo que, sobre todo, se requiere de un cambio de rumbo en la pol¨ªtica familiar, en el trato de los j¨®venes y de los ni?os, y en el tema de la compatibilidad entre profesi¨®n y familia. La capacidad de integraci¨®n de los pa¨ªses europeos es limitada. La pregunta no es si necesitamos m¨¢s inmigraci¨®n, sino c¨®mo podemos brindar oportunidades en el mercado laboral a la gente que vive con nosotros. Desde luego, tambi¨¦n competimos por las mentes m¨¢s brillantes y tenemos que abrirnos a este tipo de inmigraci¨®n. Por eso decimos que hay que dirigir y limitar la inmigraci¨®n.
P. La izquierda se ha debilitado en toda Europa, mientras se registra un avance de los partidos populistas de derecha. ?Cu¨¢l es el estado de salud de los conservadores europeos?
R. Yo prefiero hablar de partidos europeos de centro. En mi opini¨®n, el verdadero problema est¨¢ en salvaguardar el tesoro que representan los grandes partidos populares. Hemos visto en Italia lo que significa la fragmentaci¨®n de una agrupaci¨®n como la Democracia Cristiana. Para nosotros, como tambi¨¦n para el Partido Popular en Espa?a, es importante lograr un proceso de integraci¨®n, lo m¨¢s amplio posible, desde el centro hasta la derecha, y no permitir que este espacio pol¨ªtico se fragmente en diversos partidos. Si esto sucede, como ha pasado en Dinamarca, donde no existen partidos de centro-derecha tan fuertes, las corrientes cada vez m¨¢s divergentes permiten un fortalecimiento de la derecha populista.
P. ?Qu¨¦ significa hoy Helmut Kohl para la CDU?
R. Para Helmut Kohl, la CDU es su casa pol¨ªtica, y para la gran mayor¨ªa de los miembros de la CDU, buena parte de su vida partidista est¨¢ vinculada a Helmut Kohl. ?l contribuy¨® a construir muchos de los fundamentos sobre los que hoy nos apoyamos: la reunificaci¨®n alemana, la doble decisi¨®n de la OTAN, la integraci¨®n europea. Intervendr¨¢ en esta campa?a electoral en la medida de sus posibilidades.
P. ?Superados, entonces, los esc¨¢ndalos?
R. Todo tiene que ser puesto en una relaci¨®n razonable. Hemos sacado nuestras conclusiones de los fallos. Cuanto m¨¢s avanza la historia, m¨¢s palidecen los errores. Quedan los logros.
P. En 1998, sin embargo, la decepci¨®n de los electores con su partido no se origin¨® en la contabilidad paralela, sino en la falta de reformas tras 16 a?os de gesti¨®n.
R. En nuestra ¨²ltima legislatura tardamos demasiado en hacer varias cosas. Es un hecho que en 1998 la gente ya no confiaba lo suficiente en nuestra capacidad de solucionar las tareas del futuro. Si esto sucede despu¨¦s de 16 a?os, forma parte del ritmo natural de la democracia. Pero no resta m¨¦rito a los ¨¦xitos: la lograda reunificaci¨®n alemana o la introducci¨®n del euro, por ejemplo. Hoy d¨ªa, en comparaci¨®n con la coalici¨®n rojiverde, muchos tienen una perspectiva m¨¢s realista de aquel Gobierno. Entre otras razones porque la mejora de la situaci¨®n en el este del pa¨ªs, que entonces gener¨® esperanzas, ha resultado ser una decepci¨®n.
P. Llegado el caso, ?estar¨ªa dispuesta a una gran coalici¨®n con los socialdem¨®cratas?
R. Una gran coalici¨®n no es una meta electoral. El cambio completo es la meta. Por lo dem¨¢s, considero que las grandes coaliciones son mucho menos capaces de impulsar reformas de lo que piensa la gente. Fortalecen siempre los extremos, en la izquierda y en la derecha, y no hay inter¨¦s en que esto suceda.
P. Cuesta hallar grandes diferencias entre los programas electorales del SPD y de la CDU.
R. De por s¨ª, debido a las diferentes mayor¨ªas en ambas c¨¢maras del Parlamento, muchas veces en Alemania existe una especie de gran coalici¨®n que obliga a aproximaciones. Pero entre el SPD y la CDU/CSU hay claras diferencias, aunque Schr?der intente minimizarlas.
P. Schr?der ser¨ªa el primer canciller que entrega su cargo tras s¨®lo cuatro a?os. ?Qu¨¦ le ha faltado a este Gobierno?
R. Con las muchas esperanzas que gener¨® el canciller, ahora es una carga muy pesada haber prometido algo distinto a lo que ha logrado. A ello se suma que Schr?der dirige un Gobierno en el que no figura ning¨²n partido de centro. El canciller con mucha frecuencia tuvo que ceder ante los deseos del ala izquierda de la socialdemocracia y ante los a¨²n m¨¢s complicados de Los Verdes. No pudo poner en pr¨¢ctica la promesa que gener¨® tanta ilusi¨®n en la campa?a electoral: representar al nuevo centro, hombro a hombro con Tony Blair. Y Alemania es un pa¨ªs en el que mucho gira en torno al centro. Todav¨ªa hoy los socialdem¨®cratas, como partido, mentalmente m¨¢s bien respaldan al dimitido ministro de Finanzas, Oskar Lafontaine. Schr?der nunca logr¨® que su partido se alineara emocionalmente con ¨¦l.
P. Aunque algo m¨¢s j¨®ven, usted pertenece a la misma generaci¨®n de Schr?der y Fischer. ?En qu¨¦ se distingue?
R. Desde luego, por el hecho de que crec¨ª en la antigua Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana y s¨®lo viviera desde fuera muchas de las batallas de la antigua Rep¨²blica Federal. Durante 35 a?os viv¨ª en un Estado que se derrumb¨® por su ineficacia econ¨®mica. Por ello, soy muy sensible a c¨®mo se desarrolla en estos momentos el pa¨ªs. Con la globalizaci¨®n, no podemos descansar sobre los ¨¦xitos de Ludwig Erhard . No existe una garant¨ªa de seguir siendo un pa¨ªs industrial de primera l¨ªnea; tenemos que trabajar duro para seguir viviendo con bienestar. La generaci¨®n de socialdem¨®cratas que creci¨® en la RFA sigue ocupada en c¨®mo organizar la redistribuci¨®n de la riqueza. Pero esta lucha s¨®lo tiene sentido si hay algo qu¨¦ repartir. Caso contrario, es apenas un espect¨¢culo.
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