Ana Palacio suspende la negociaci¨®n sobre Gibraltar pese a la insistencia de Londres
Los brit¨¢nicos quer¨ªan al menos una reuni¨®n protocolaria, pero Exteriores opt¨® por aplazarla
Ana Palacio, la primera mujer que llega a ministra de Asuntos Exteriores y a la direcci¨®n de un cuerpo diplom¨¢tico en el que s¨®lo encontrar¨¢ a 108 personas de su propio g¨¦nero junto a 675 hombres, inaugur¨® ayer su mandato con la decisi¨®n de suspender la negociaci¨®n sobre Gibraltar anunciada para ma?ana. Adopt¨® esa decisi¨®n en un almuerzo con su predecesor, Josep Piqu¨¦, y a pesar de que la parte brit¨¢nica insist¨ªa en la conveniencia de mantener el encuentro, aunque fuera a un nivel puramente protocolario. Fuentes de Exteriores indican que se busca nueva fecha para antes de fin de mes.
La diplomacia espa?ola trata de restar importancia pol¨ªtica a esta suspensi¨®n, que era celebrada ayer como un triunfo por las autoridades gibraltare?as y recibida con cautela en medios pr¨®ximos al primer ministro brit¨¢nico. 'Creo que podemos esperar una pausa en las negociaciones en curso', hab¨ªa advertido por la ma?ana un portavoz de Tony Blair al comentar el cambio de ministro en Espa?a.
El hecho es que mientras el ministro principal de Gibraltar, Peter Caruana, conminaba a Londres a que 'deje claro' si las negociaciones han finalizado o no, la diplomacia brit¨¢nica se esforzaba porque Palacio mantuviera la cita acordada por Piqu¨¦ y su hom¨®logo brit¨¢nico, Jack Straw, para este 12 de julio.
Tanto el portavoz citado de Blair como fuentes diplom¨¢ticas brit¨¢nicas en Madrid expresaron comprensi¨®n hacia el hecho de que una ministra encuentre dif¨ªcil entrar en negociaciones profundas al d¨ªa siguiente de ser nombrada, pero insistieron durante la ma?ana de ayer en que el encuentro deb¨ªa celebrarse aun renunciado al car¨¢cter de reuni¨®n formal del Proceso de Bruselas con que hab¨ªa sido anunciado. Se habl¨® de un posible cambio de agenda y, en definitiva, de que los dos ministros hicieran poco menos que conocerse, posar ante los fot¨®grafos y manifestar sus buenos deseos para el futuro.
El propio Piqu¨¦, durante el acto de toma de posesi¨®n de Palacio, y el resto del equipo directivo de Exteriores comentaron en t¨¦rminos poco favorables esa posibilidad, en la que ve¨ªan riesgos.
Interrogada por la prensa, Ana Palacio pidi¨® tiempo. 'D¨¦jenme que me siente y que respire. Como idea general, yo vengo aqu¨ª a tomar el relevo, que ya es una tarea importante', dijo a los periodistas tras afirmar que su intenci¨®n es 'mantener inalterables en t¨¦rminos generales' tanto los programas como los objetivos de su precedesor, aunque precis¨® que no pod¨ªa comprometerse en fechas u otras cuestiones de detalle.
Luego, Palacio almorz¨® con Piqu¨¦ y escuch¨® sus argumentos. Tras volver al ministerio y reunirse con el secretario de Estado para Europa, Ram¨®n de Miguel, y otros altos cargos anunci¨® la suspensi¨®n de la reuni¨®n con el ministro brit¨¢nico Straw.
La parte espa?ola no ha ocultado en los ¨²ltimos d¨ªas que las negociaciones sobre Gibraltar atraviesan momentos muy dif¨ªciles y que hab¨ªa problemas en la redacci¨®n del comunicado que Piqu¨¦ y Straw hubieran emitido tras su encuentro fallido.
La diplomacia espa?ola consideraba insuficiente una simple declaraci¨®n de voluntad de avanzar en las negociaciones, ahora que el calendario inicial anunciado por las dos partes de llegar a un acuerdo antes del fin del verano parece perdido.
Madrid esperaba, al menos, un registro de los acuerdos logrados en el a?o transcurrido de negociaciones que incluya el reconocimiento de que Londres ha cambiado su posici¨®n inicial de considerar v¨¢lido el compromiso, aunque lo rechacen los gibraltare?os. La parte espa?ola cifra en ese cambio el principal problema que impide seguir avanzando.
Las conversaciones t¨¦cnicas entabladas en torno a este asunto no lograban resultado, y quedaba para los dos ministros la alquimia pol¨ªtica capaz de producir un comunicado en el que una coma o una palabra pod¨ªa generar el desencuentro. La tarea se presentaba imposible para un canciller que acaba de incorporarse a su puesto.
En Exteriores se recomienda esperar, mientras la prensa brit¨¢nica tiende a interpretar el relevo de Piqu¨¦ como el preludio del fin de las conversaciones.
Queda el hecho, en cualquier caso, de que las expectativas en torno a la fallida reuni¨®n de ma?ana eran claramente insuficientes como para que Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar se planteara aplazar el cambio de su Gobierno.
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