Dos banderas y una confusi¨®n
Inglaterra gana a Gran Breta?a en la poes¨ªa del patriotismo
En Inglaterra, ¨¦sta ha sido la temporada de las dos banderas: un mar de Union Jacks por el jubileo de la reina, y un oc¨¦ano de cruces de san Jorge por la selecci¨®n inglesa de f¨²tbol. La reina Isabel II y el pr¨ªncipe Felipe nos miran desde pa?os de cocina rojos, azules y blancos. Pero en un local de s¨¢ndwiches veo una p¨¢gina del diario The Sun pegada al escaparate que muestra el rostro de David Beckham sobre una bandera de san Jorge con la inscripci¨®n: 'El rey. Le queremos'. En la carrera popular de la monarqu¨ªa, Posh y Becks se enfrentan a Lilibet y Phil. Lo ingl¨¦s y lo brit¨¢nico bailan un complejo pas de deux. Y no cesa la avalancha de libros que intentan explicar qu¨¦ significa todo esto.
Si Escocia obliga a plantear la cuesti¨®n inglesa, la Inglaterra que saldr¨ªa de ah¨ª ser¨ªa un lugar salvaje y nacionalista. Se volver¨ªa a¨²n m¨¢s en contra de Europa
Lo brit¨¢nico es m¨¢s imperial, formal, remoto; m¨¢s grandioso, pero fr¨ªo. Por desgracia, la identidad inglesa es tambi¨¦n m¨¢s ¨¦tnica y, por tanto, m¨¢s exclusiva
Los escoceses y los galeses est¨¢n hartos de que los ingleses se equiparen con Gran Breta?a y dominen la Uni¨®n
No hay duda de que se ha producido, al menos en la ¨²ltima d¨¦cada, un aumento espectacular de las muestras simb¨®licas y la menci¨®n de lo ingl¨¦s. Seg¨²n una informaci¨®n publicada, durante este Campeonato del Mundo se han vendido 30 millones de banderas de san Jorge, m¨¢s que nunca. Los numerosos libros aparecidos sobre lo ingl¨¦s y lo brit¨¢nico forman parte del fen¨®meno que pretenden explicar.
Disponemos de una versi¨®n sencilla, seductora y especulativa de hacia d¨®nde va todo. Seg¨²n esta versi¨®n, Gran Breta?a -el Reino Unido- se construy¨® con la mente puesta en el Imperio. Una vez desaparecido ¨¦ste, desaparecer¨¢ Gran Breta?a. Los escoceses y galeses est¨¢n hartos de que los ingleses se equiparen con Gran Breta?a y dominen la Uni¨®n. El proceso de devoluci¨®n no se va a detener en el t¨¦rmino medio actual. Una cosa llevar¨¢ a otra, as¨ª que m¨¢s vale que los ingleses empecemos a decidir en qu¨¦ Estado queremos vivir.
Parece muy claro y racional; demasiado, para nuestra mezcla real e irracional de lo ingl¨¦s y lo brit¨¢nico, digna de Burke. Desde luego, si Escocia votara a favor de la independencia, todo cambiar¨ªa. Entonces se plantear¨ªa la cuesti¨®n inglesa de forma brusca y concreta. Incluso ahora habr¨¢ ciertos encontronazos a prop¨®sito de los derechos de las Asambleas regionales inglesas, el n¨²mero de parlamentarios escoceses, la disminuci¨®n del nivel de gasto p¨²blico per c¨¢pita en Escocia, superior al de Inglaterra, etc¨¦tera. Pero si los escoceses no obligan a plantear la cuesti¨®n inglesa, me da la impresi¨®n de que los ingleses tampoco lo van a hacer. La mayor¨ªa de los ingleses, en mi opini¨®n, no est¨¢n a disgusto con la extra?a mezcla de elementos ingleses y brit¨¢nicos con la que llevamos viviendo tanto tiempo. Y tal vez tengan raz¨®n.
Para casi todos los que se consideran al mismo tiempo ingleses y brit¨¢nicos, ser ingl¨¦s constituye seguramente la identidad emocional m¨¢s fuerte de las dos. '?Se siente m¨¢s ingl¨¦s o m¨¢s brit¨¢nico?'. Respuesta espont¨¢nea: '?Ingl¨¦s!'. Esta identidad no es nueva, es muy antigua. Inglaterra existe desde hace m¨¢s de mil a?os. No es una 'construcci¨®n social' con 'tradiciones inventadas' -aunque tambi¨¦n, claro, a montones-, sino que existe de verdad, como entidad pol¨ªtica, legal y econ¨®mica, y en el lenguaje y los s¨ªmbolos de un reino.
En la poes¨ªa del patriotismo, Inglaterra gana a Gran Breta?a 10 a 1. '?Que hay un rinc¨®n de un campo extranjero / que es para siempre Gran Breta?a?'. ?Venga ya! Cuando Neville Chamberlain parec¨ªa querer seguir apaciguando a Hitler, incluso mientras la Wehrmacht invad¨ªa Polonia el 2 de septiembre de 1939, el conservador Leo Amery grit¨® en la C¨¢mara de los Comunes al l¨ªder de la oposici¨®n: '?Habla en nombre de Inglaterra, Arthur!'. No dijo: '?Habla en nombre de Gran Breta?a!'. Si se rebusca en librer¨ªas de viejo, se encuentran numerosos libros de la guerra con aquel papel amarillento y algo basto (de econom¨ªa de guerra) y t¨ªtulos como Siempre Inglaterra.
Identidad profunda
Ser ingleses, nos parece, es una identidad m¨¢s profunda. Lo brit¨¢nico es m¨¢s imperial, m¨¢s formal, m¨¢s remoto; m¨¢s grandioso, pero m¨¢s fr¨ªo. Por desgracia, la identidad inglesa es tambi¨¦n m¨¢s ¨¦tnica y, por tanto, m¨¢s exclusiva. En la pr¨¢ctica, por supuesto, la mayor¨ªa de los ingleses son mestizos, como ya se?al¨® Daniel Defoe en su poema El genuino ingl¨¦s ('De esta muchedumbre anfibia y malnacida surgi¨® / esa cosa vana y malhumorada, el ingl¨¦s'). Pero la gente dice: 'En realidad, tengo cuarta parte de escoc¨¦s y cuarta parte de irland¨¦s, pero me siento ingl¨¦s'.
Sin embargo, esa posibilidad de -por as¨ª decir- escoger la etnia no est¨¢ al alcance de todos. Ah¨ª entra lo brit¨¢nico. Porque la identidad posimperial es la m¨¢s incluyente y c¨ªvica. He o¨ªdo a dos importantes miembros de la clase dirigente brit¨¢nica, ambos de origen jud¨ªo continental, decir en privado: 'Me siento brit¨¢nico, pero no ingl¨¦s'. Supongo que es m¨¢s f¨¢cil decir y ser 'negro brit¨¢nico' o 'brit¨¢nico de origen asi¨¢tico' que 'negro ingl¨¦s' o 'ingl¨¦s de origen asi¨¢tico', pero que me corrija alguien m¨¢s cualificado que yo para opinar.
Ahora bien, explicar de esta forma la diferencia entre lo ingl¨¦s y lo brit¨¢nico es inquietante, como si existiera una especie de identidad profunda que no tienen otros que, por lo dem¨¢s, son ciudadanos brit¨¢nicos totalmente iguales. Algunos son m¨¢s iguales que otros. S¨ª, ya s¨¦ que un brit¨¢nico asi¨¢tico o negro (y utilizo la palabra briton, tan extra?a y poco usada) quiz¨¢ no quiera tanta profundidad. O tal vez encuentre profundidad emocional en otras identidades compatibles con lo brit¨¢nico. Aun as¨ª, parece injusto.
Afortunadamente, como somos ingleses -?o es por ser brit¨¢nicos?-, no decimos las cosas con tanta claridad. En lugar de eso, los seguidores del f¨²tbol ingl¨¦s siguen cantando el Rule, Britannia mientras ondean la bandera de san Jorge. Y todos los intentos de diferenciar claramente lo brit¨¢nico de lo ingl¨¦s terminan produciendo a¨²n m¨¢s confusi¨®n. 'Tanto los observadores extranjeros como los comentaristas nativos llevan mucho tiempo dando por descontado el car¨¢cter peculiar e incluso extraordinario de los brit¨¢nicos como pueblo', escribe el historiador brit¨¢nico gal¨¦s Kenneth O. Morgan en su prefacio a la Historia de Gran Breta?a, de Oxford. Los comentaristas nativos a los que se refiere son Winston Churchill -que sol¨ªa hablar sobre el pueblo brit¨¢nico en general o sobre el Imperio Brit¨¢nico, pero cuya invectiva contra la pol¨ªtica de contemporizaci¨®n se titula Mientras Inglaterra dorm¨ªa- y George Orwell, que siempre escrib¨ªa sobre el pueblo ingl¨¦s.
En su nuevo libro Patriots, una obra rica pero tendenciosa, Richard Weight cita al cantante del grupo de britpop Blur cuando explica que sus canciones 'hablan m¨¢s de lo que es ser ingl¨¦s que brit¨¢nico'.
Dice Damon Albarn: 'Hubo un tiempo en el que la m¨²sica pop no habr¨ªa sabido explicar en qu¨¦ consist¨ªa ser ingl¨¦s, pero eso ha cambiado. Si se traza una l¨ªnea desde los Kinks, en los a?os sesenta, pasando por The Jam y The Smiths, hasta Blur, en los noventa, esa l¨ªnea define lo ingl¨¦s mejor que ninguna otra cosa'. ?Est¨¢ claro?
Londres cosmopolita
Algunas personas piensan que, si los escoceses nos obligan a plantear la cuesti¨®n inglesa, la Inglaterra que saldr¨ªa de ah¨ª ser¨ªa un lugar salvaje, desagradable y nacionalista. Se volver¨ªa a¨²n m¨¢s en contra de Europa y se convertir¨ªa en Inglaterra para los ingleses, por citar el estremecedor t¨ªtulo de un libro del ex parlamentario conservador Richard Body. En mi opini¨®n, con la ayuda de ese gran pa¨ªs cosmopolita que es Londres acabar¨ªamos encontrando otras voces en la rica polifon¨ªa de la historia inglesa. Pero preferir¨ªa no tener que hacer la prueba.
Lo digo no s¨®lo porque me preocupa lo que pueda ocurrir con Inglaterra, sino porque la identidad compleja y m¨²ltiple que hemos desarrollado entre lo ingl¨¦s y lo brit¨¢nico es el tipo de cosa que vamos a necesitar m¨¢s en un siglo en el que la gente va a estar cada vez m¨¢s mezclada. La ambig¨¹edad es un vicio cuando se trata de ideas, pero no siempre en la vida. As¨ª que sigamos con la confusi¨®n. Larga vida a la l¨ªnea borrosa entre lo ingl¨¦s y lo brit¨¢nico.
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