La longevidad de los pol¨ªticos auton¨®micos
Hay una pregunta que llevo conmigo desde hace tiempo: ?c¨®mo explicar la larga permanencia de un buen n¨²mero de pol¨ªticos y de sus partidos al frente de los gobiernos auton¨®micos? Jordi Pujol y la coalici¨®n que lidera llevan 22 a?os al frente de la Generalitat. Aunque ha habido cambio de personas al frente del Gobierno, el PNV, con Xabier Arzalluz al frente, est¨¢ en el Gobierno vasco desde 1980. Jos¨¦ Bono lleva al frente de Castilla-La Mancha desde 1983. Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Ibarra est¨¢ desde la misma fecha en el Gobierno de Extremadura. Manuel Chaves, en Andaluc¨ªa, desde 1990, aunque su partido est¨¢ en el Gobierno aut¨®nomo desde las primeras elecciones de 1982. En Galicia, Manuel Fraga ostenta un liderazgo personal indiscutible desde 1989, y su partido ha mantenido el poder desde los inicios del proceso auton¨®mico, con la salvedad de dos a?os en que las luchas internas permitieron a los socialistas gobernar en coalici¨®n. En Castilla y Le¨®n, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar inici¨® en 1987 un liderazgo que el Partido Popular mantiene hasta hoy. Parece que los pol¨ªticos auton¨®micos, una vez alcanzado el poder, tengan garantizada una larga longevidad para ellos y sus partidos.
No s¨¦ si ¨¦sta es una rareza de la pol¨ªtica regional espa?ola o si ocurre lo mismo en otros sistemas federales. Pero, en cualquier caso, es una cuesti¨®n por explicar. ?A qu¨¦ responde esta longevidad? ?Deber¨ªa favorecerse el cambio? Si es as¨ª, ?cu¨¢l es la forma m¨¢s adecuada? Dado que se acercan tiempos de elecciones auton¨®micas, estas cuestiones nos pueden ayudar a ver si ser¨¢n tambi¨¦n tiempos de cambios.
En primer lugar, hay que descartar que sea una cuesti¨®n relacionada con la ideolog¨ªa de los votantes. Significar¨ªa algo as¨ª como afirmar que Andaluc¨ªa es socialista, Galicia conservadora o el Pa¨ªs Vasco nacionalista. Pero no veo razones que lleven a explicar por qu¨¦ Castilla-La Mancha es socialista y Castilla y Le¨®n conservadora. Una segunda explicaci¨®n es vincular esa longevidad a caracter¨ªsticas personales de los pol¨ªticos auton¨®micos, a su capacidad de liderazgo. Pero ?por qu¨¦ s¨®lo se da eso en los gobiernos aut¨®nomos? Se podr¨ªa tambi¨¦n argumentar que los gobiernos aut¨®nomos son muy recientes y que a¨²n no ha habido tiempo para que se ponga en marcha el ciclo pol¨ªtico de la democracia. Pero ese ciclo parece haber funcionado en el caso de la Comunidad Valenciana y de la Comunidad de Madrid, en las que, por otro lado, ha habido l¨ªderes socialistas y populares con fuerte liderazgo.
Sin negar alguna influencia a esas explicaciones, tengo para m¨ª que esa longevidad est¨¢ vinculada al tipo de pol¨ªticas que practican la mayor¨ªa de los pol¨ªticos auton¨®micos, y a la coalici¨®n de intereses que se ha formado a su alrededor, favorecida adem¨¢s por reglas electorales que premian al voto rural-provincial frente al voto urbano. Las pol¨ªticas auton¨®micas que hacen la mayor¨ªa de los gobiernos regionales consisten b¨¢sicamente en programas de resdistribuci¨®n de gasto -ya sea gasto social personal o gasto en bienes sociales- con un fuerte contenido territorial. Los pol¨ªticos auton¨®micos, y con ellos las comunidades aut¨®nomas, se han legitimado repartiendo recursos y favores, especialmente sobre la parte rural-provincial de sus territorios. Son pol¨ªticas clientelares, en el buen sentido de la palabra, y no pol¨ªticas de reforma. Pol¨ªticas clientelares con una gran capacidad para construir una tupida red de intereses en peque?as ciudades y en el mundo rural. Esta especie de demanda cautiva es muy estable, porque se ve favorecida por dos hechos. En primer lugar, por la estructura de edad predominante en el mundo rural, poco proclive al cambio. En segundo lugar, porque las reglas electorales auton¨®micas premian el voto rural sobre el voto urbano.
Si tengo raz¨®n, la longevidad de los pol¨ªticos auton¨®micos es una cuesti¨®n de intereses, no de ideolog¨ªas. En este sentido, tengo la impresi¨®n de que el discurso y la pol¨ªtica autonomista act¨²an en muchos sentidos como la nueva estructura pol¨ªtica de los viejos intereses ruralistas y provincialistas, que a lo largo del canovismo, del primorriverismo y del franquismo actu¨® desde las diputaciones provinciales. No en balde, muchos alcaldes durante el r¨¦gimen de Franco continuaron si¨¦ndolo en la democracia, dentro tanto de los partidos estatales como de los nacionalistas. Y de la misma forma que en el pasado esos intereses articulados desde las diputaciones se opusieron al poder de las ciudades, hoy las mayores resistencias al fortalecimiento de los municipios vienen tambi¨¦n de los intereses que han monopolizado las autonom¨ªas. Ruralismo frente a ciudad. Una renovada tensi¨®n entre el poder basado en el territorio y la libertad de las ciudades.
?Es buena esta longevidad? Pienso que no. Es muchos casos, la permanencia en el poder est¨¢ favoreciendo el mantenimiento de una coalici¨®n de intereses proclive al statu quo regional y al conservadurismo en la asignaci¨®n de los recursos y en el dise?o de pol¨ªticas. De hecho, dos de las comunidades que presentan mayor capacidad de innovaci¨®n y de dinamismo econ¨®mico y social, como son las de Madrid y Valencia, son comunidades donde ha habido cambio y donde las pol¨ªticas han tenido un fuerte contenido innovador.
?C¨®mo favorecer el cambio? El problema no est¨¢ en los pol¨ªticos, sino en la aversi¨®n al riesgo de los votantes. Hay que romper esa aversi¨®n. En mi opini¨®n, una buena forma es limitando los mandatos. Aunque sea por la v¨ªa de la autolimitaci¨®n, como ha hecho Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar. Me alegra que Pasqual Maragall se haya comprometido en su programa a s¨®lo dos mandatos. Seguramente Artur Mas har¨¢ lo mismo. Ser¨¢ una buena contribuci¨®n al dinamismo social y a la higiene pol¨ªtica.
Ant¨®n Costas es catedr¨¢tico de Pol¨ªtica Econ¨®mica de la UB
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